domingo, 5 de enero de 2020
El rock, la Robótica y el Rock
Hablar de vanguardia en el campo del rock en estos tiempos de sobreabundancia auditiva, es hablar directamente de tradición, estas dos palabras antes en disputa ya no generan ninguna rispidez, porque las antiguas batallas de incorrección formal escupidas desde el punk, el post-punk, la no wave y el pop más inteligente, ahora forman parte del corpus, están integradas a la ortodoxia, están en la simiente del rock de los últimos 30 años.
Con sus respectivas góndolas, escaparates, nichos de gustos, estéticas en cuestión, maridajes insospechados, experimentos de marketing, tendencias virtuales, y en donde cada tanto aparece alguna banda que tiene algo para decir o esta en pleno proceso de su "qué hacer" delineando sus estrategias, protocolos de acción, creando el sustento necesario para que el discurso musical no le deba a nadie más que a su propio proceso de formas, valores y contenidos.
Quizás con justicia se deba decir, que lo más interesante de todo discurso musical es cuando está buscando su propia especificidad, cuando se enfrenta a sus propias limitaciones y posibilidades, cuando se anima a mirar hacia el abismo de la información cultural que la precede.
Quizás con justicia se pueda afirmar que las luchas pasadas han sido ganadas por la vanguardias, pero es una victoria pírrica, una victoria con cierto amargor que arde con insistencia en la conciencia del rock, que ya no sabe de qué manera convivir con sus grandes y trascendentales momentos, esa glorias pasadas que gracias a las diversas tecnologías de grabación, puede pervivir y reproducir su hálito de vida a generaciones ignorantes e inconscientes de ese momento de vértigo y adrenalina, cuando el rock comenzaba a nombrar lo que no sabía de qué manera llamar.
Cada tanto aparece una banda que vuelve sobre lo hecho para preguntar sobre los modos desde su propio hacer y esto es lo que sucede en la escena local con El Alma del Robot, un power trío que en su práctica pone sobre el tapete lo que el rock tiene para decir en este tiempo de entropía cultural.
La primera y única vez que los vi fue en abril del año anterior, sabía del grupo por Adri , uno de los integrantes de "Curandero"tanto como un amigo de afinidades electivas, y gustos en común.
Sabía por él, que habían sacado un EP (cuatro temas), en el año 2017 al cual lo escuché con su debida atención, pero por esas cuestiones de tiempos, trabajo y la vida misma nunca había podido ir a un recital de ellos.
El 2019 cerró con la edición de su segundo EP, (cinco temas) que por esa cuestiones legales (Curandero ya estaba registrado) debieron cambiar su nombre, por El Alma del Robot, como la homónima novela de ciencia ficción (1974) de Barrington J Bayley.
La cuestión es que cuando pude escuchar el material mi entusiasmo se hizo notorio, pero la presentación en vivo de la banda en el Espacio Emergente tuvo emociones encontradas, por un lado la alegría de ver a mi amigo en escena despuntando con soberbia su instrumento (es bajista) y el por el otro completo desfase del guitarrista y cantante, en relación con el funcionamiento preciso y milimétrico de la batería y el bajo.
No es que lo que presencié esa oportunidad no haya sido interesante, (una noche mala la puede tener cualquiera) sino que en la deriva formal de las canciones dos tradiciones pugnaban por encontrar su forma más conveniente.
El recital fue una solapada batalla entre un contenido más ligado al blues y la canción como lugar de expresión frente a la naturaleza maquínica y orgánica de un power trío, que cercena los oídos con una sensibilidad que se avecina al heavy o al hard rock más áspero y menos complaciente.
No estuvo mal esa presentación de los entonces llamados Curandero, pero se notaba que estaban en la búsqueda de su propia identidad, en la lenta maceración de su discurso musical.
Con esto quiero decir, que la banda apostaba a crear su verdad, algo que la mayoría de los grupos que pueblan esta ciudad se niegan a hacer, porque es un riesgo, tienen miedo de quedar expuestos, y por eso se dedican a repetir fórmulas, a transitar caminos ya transitados, y a producir canciones que son pobres notas al pie de grandes canciones que no pueden imitar porque les falta el contexto que las produjo. Un grupo de rock para salir de la medianía tiene que escuchar su contexto de cosas, porque en esa zona imprevisible de la contingencia de lo real se encuentra lo más valioso, entre: el deseo por decir y lo que se dice a pesar de uno, entre la vulnerabilidad de un discurso que tiene el coraje de equivocarse en su forma y el de los que ni siquiera se atreven a interrogar a su sombra.
El proceso por "llegar a ser" es lo más valioso de El Alma del Robot, en un medio donde todos están buscando su forma definitiva sobre todo para colocar mejor su producto.
Cuando Adri fue compartiendo las grabaciones del segundo trabajo, mi sorpresa fue mayúscula porque había un salto cualitativo en cuanto a la forma, y a las composiciones, e incluso el imaginario viraba hacia un lugar más preocupado por el procedimiento que por las formas en sí mismas.
Pero antes de detenerme en esto, es conveniente hablar del primer E.P. Curandero que fue grabado al poco tiempo que la banda en sí misma comenzaba a funcionar, según la información que pude recabar, el trío comenzó a juntarse en marzo del 2017 y la grabación de esta carta de presentación, fue en octubre del mismo año.
Sorprende la velocidad a la que llegaron para este proyecto, se nota que había una urgencia necesaria por componer y registrar, actitud que semeja a los grupos de la década del 70 y principios de los 80, que no daban tantas vueltas para grabar, iban, lo hacían, y sacaban discos seguidos apenas separado por un año o mucho menos.
Curandero contiene cuatro tracks, los primeros dos son instrumentales y los últimos son canciones, esta economía en cuanto a la distribución de los temas les juega en contra porque conspira contra la atención del trabajo, porque las composiciones instrumentales se roban todos los oídos, por su demanda auditiva, sus gancheros patrones rítmicos y su pre-potencia sonora.
En cambio las canciones tienen una actitud más reposada e incluso reflexiva, no son canciones en un sentido estricto sino derivas musicales con momentos cantados, que tienen cierta intensidad pero que nunca alcanzan los picos a los cuales llegan los tracks instrumentales.
En los cuales hay una notoria construcción que tienen como foco al sustento rítmico, es decir la común-unión de la batería y el bajo. La labor de la guitarra tiene un tiente casi impresionista con pequeños arreglos, florituras, punteos y cuando se suma con el riff planteado por el bajo, toda la potencia del trío emerge como una piedra sólida e indistinta, esto se percibe mucho en "La teoría del mitómano".
"Atraco" a todas luces es la que más groove tiene en todo el conjunto, nuevamente la base rítmica le da el aire necesario al tema para que la guitarra juegue libremente, y haga su aporte desde un lugar transversal, no se roba el primer plano, porque acá lo importante es el groove.
En cambio "El brujo" el primer track cantado aminora los decibeles, funciona como un bajón después del pico de adrenalina, y algo no termina de funcionar del todo bien en su economía compositiva, creo que esto se debe, a que por más que la voz aparezca no encuentra su forma en la canción, como sucede en la siguiente "Orégano", son derivas que rastrean, buscan y no encuentran la verdad de su expresión, porque, y esto es lo paradojal e interesante del asunto y es que los tracks instrumentales son composiciones redondas que funcionan en sí mismas, son canciones en un sentido estricto, es difícil olvidarse de ellas, esto no sucede en cambio con "El brujo" y "Orégano", no porque sean malas sino porque el contexto para ser, no es el adecuado, amén de que el trío tiene mucho más para decir a nivel instrumental que en un orden estrictamente lírico.
El Alma del Robot, el segundo E.P. trae cinco temas, y su distribución en el espacio sonoro esta mejor delineado, hay un crecimiento exponencial en todos los aspectos técnicos y compositivos, y la pelea antes manifiesta entre lo estrictamente formal, de la canción como tal, y la muralla sonora que saben desplegar en sus momentos más felices, ya no es motivo de alarma, porque sencillamente todas las herramientas que hacen a este trío están puestos en la efectividad de las composiciones, hay una mirada más consciente y plena sobre los materiales en juego.
Las melodías en El Alma del Robot respiran mejor, hay más lugar para recorrer en el espectro de sonido, y momentos donde la urgencia del pulso estalla, pero esto es debidamente controlado, hay cierta insistencia maquinal, un obstinato persistente que machaca con premura el costado expresivo de cada tema.
El alma del Robot es una propuesta apolínea, hay un trabajo exhaustivo sobre la forma, por momentos semeja la misma búsqueda de Helmet o yendo un poco más atrás en el tiempo a Gang of Four, por la manera en que se esculpe el sonido con riff secos, deshidratados de todo calor orgánico, ni la batería ni el bajo consienten en la demagogia de hacer de más, y el clima general es frío, formal, resolutivo.
En este terreno las tres conciencias creadoras conforman una unidad, y la suma de estas partes dan a esta entidad musical todo su esplendor funcional y expeditivo, una propuesta sonora que hace de la precisión milimétrica los atributos de una estética fabril, límpida, entrecortada.
A fin de cuentas, no hay que olvidar el nombre de esta empresa musical, se podría llegar a argumentar que son los platonistas de la robótica, los profetas que recuerdan el costado maquinal de nuestras rutinas, rituales, y maneras de ser, señalando que hay ciertos tips que se repiten en nuestro carácter que conforman un patrón expresivo y singular que nos define en el entramado social.
En este trabajo hay dos tracks instrumentales, el resto apuesta a la canción pero en este caso, la voz funciona como otro instrumento más, esta atemperada de sus intenciones para dar su mejor versión como otra capa sonora que enriquece la paleta auditiva.
El trabajo, comienza con "Robot" que en su naturaleza artificial, expone magistralmente un riff contundente, que define una situación que la voz no hace más que subrayar, el bajo sostiene una experiencia cuasi corporal por la densidad del sonido, la batería no da respiro, pero tampoco permite mucha expansión, es la medida justa, como para que en el momento de silencio, cerca del final la simple melodía con la que matiza la guitarra explote toda su belleza.
"Animales" la siguiente canción, es opresiva en su respiración, el tempo es entrecortado, el único espacio de aire es la voz que en este caso permite que toda la emoción decante en un fraseo que no se apoya en la emoción, sino en sus cualidades técnicas. Si en Curandero la voz buscaba la manera de ser más real, acá la encuentra pero no por sus propias virtudes (que son evidentes) sino porque toda la construcción compositiva contiene el marco de su proyección.
"Vamos surfeando lo que hay que andar/donde fuimos a parar/qué nos pasó" dice la canción que en su estribillo tan solo confirma la naturaleza maquínica y artificial de los días pasados y por venir "Nos espera hoy lo mismo que ayer, "todo se convierte en un loop eterno".
Es curioso que la canción se llame Animales, y sea una de los tracks más controlados, como si todo la performance instrumental fuera más un dique que contiene cómo puede las sensaciones de desengaño, desamparo y resignación que la canción enuncia y las encarna a su pesar.
El único momento donde se siente la fuerte presencia de lo informe, es en los punteos de la guitarra donde el clima parece fluir a un típico solo furioso y estridente, pero es cortado de cuajo, recordando al oyente que lo que importa no está en el derrape sino en el control de la emoción.
"Vampiros Psíquicos" es el tema que más recuerda en su juego, y libertad formal a "Atraco" del trabajo anterior, no porque sean iguales sino porque en las creo detectar, la mejor versión del trío cuando se conjugan naturalmente: la potencia rítmica, el gusto melódico y la espacialidad sonora, cuando esto ocurre la felicidad es múltiple y este es el sentido más acabado de El alma del Robot. Que en su cuerpo comporta todos los atributos de una estética estrictamente formal, porque si hay algo de cierto en las antiguas batallas de las vanguardias, es que ahora el campo de experimentación y lucha no pasa por el contenido o los enunciados políticos, hoy más que nunca la pelea pasa por la forma, el medio, el vehículo necesario que muestre y se demuestre, que no basta con tener buenas canciones, musicalidad virtuosa o desparpajo punk, lo realmente importante parece decirnos este power trío capitalino, es qué hacemos con todo eso que ahora más que nunca está a nuestra disposición.
En la elección, en el criterio, esta la jugada política y estética, una estética política que va definiendo su credo, hay una militancia sobre la forma a la que hay que atender, estamos atravesados de contenidos, de residuos formales y discursivos, restos, ruinas y escombros de saberes caducos, así parece demostrar la anteúltima canción de esta placa, llamada "Mi Dios", que en su incansable enumeración señala justamente todas las fuerzas en pugna, que operan en el imaginario del hombre frente a lo ignoto y desconocido, empezando -oh casualidad- por el hombre, ese gran desconocido.
"Hombre, pueblos, niños, brujas, almas, libros, aire, arte, fuego, luna, mares, vientos, nos trae el miedo a vos. "
El Alma del Robot con todo el cuidado del caso, trata de mirar a ese abismo cultural evitando quedar pegados al vértigo de lo hecho, no niegan al pasado ni tampoco lo celebran sino que lo afirman desde su hacer, pero no para ser admitidos dóciles a la tradición, sino cuestionando fírmemente la propia condición de cada integrante, como ser sensible moldeados por el rock y la música en general.
"y cuando hoy volvamos a creer, en un espejo me volveré a mirar, y lo que hicimos no se podrá borrar".
Con todas las limitaciones que este tipo de propuesta tienen frente a tanta proliferación rimbombante de tantas tantas y tendencias, El Alma de Robot se erige como un trío de rock a secas, y para llegar a ello tuvieron que depurar su discurso, separando cuidadosamente: lo necesario de lo contingente, lo natural de lo artificial, lo especifico de lo esencial y para finalmente quedarse con lo real de lo impostado.
No se cuál es el destino de este trío en nuestra patria sonora, pero El Alma de Robot sin lugar a dudas es una propuesta fundamental para poder mirar al espejo de nuestra tradición, y no asustarse por el destino del rock en esta, cada vez más ridícula y absurda contemporaneidad.
El Alma del Robot esta conformado por:
Adrián Garófalo: Bajo
Rodrigo Diaz Virzi: Guitarra y voz
Andrés Reymann: Batería y percusión
Los discos lo pueden escuchar en https://elalmadelrobot.bandcamp.com/album/el-alma-del-robot-ep
https://elalmadelrobot.bandcamp.com/album/curandero-ep
jueves, 26 de diciembre de 2019
Lo Bello y lo Necesario
Para Victoria y su gran corazón
Cuál es el límite del dolor, cuál es su capacidad para una sensibilidad totalmente abierta al mundo, qué comporta el dolor cuando se llega a un umbral, pero no solo el propio sino también el ajeno. el del otro, el del que uno ama, de qué manera se puede compartir esos momentos tan difíciles donde la angustia es un goteo insoportable, y llegado esos momentos, puede uno hacerse cargo del dolor más próximo, puede uno poner el cuerpo por el otro y recibir.
Uno de los mitos más hermosos y problemáticos de la cristiandad, es la del hijo de Dios que condescendió a ser hombre para morir por los pecados del mundo, y redimir de esta manera a la humanidad en una larga espera de culpas, castigos y promesas de salvación.
The green mile (1999) película de Frank Darabont (1) se ocupa de esta problemática, desde un imaginario que linda con lo fantástico dentro de un mundo entre comillas normal, porque todo sucede dentro de una prisión, en un lugar dentro del presidio, llamado la milla verde que es el destino final de los condenados a muerte.
El film esta basado en una novela de Stephen King que lleva el mismo título (2) hay que recordar que este autor es conocido y popularizado por sus novelas de terror, pero también es un excelente narrador con mucha sensibilidad social, y que sabe retratar en pocos trazos como lo hizo también Lovecraft (3) de manera involuntaria (en el siglo pasado XIX), a la norteamérica profunda.
Detalle no menor porque la historia esta ambientada durante la época de la depresión en el estado de Luisiana en 1932. Debo confesar que no leí la novela, pero el film como otros del mismo director tiene una mirada piadosa sobre la materiales narrativos, sabe cómo contar una buena historia administrando la información, bordeando con sabiduría los golpes bajos, todo ello con humor e ironía bajo una mirada atenta que no juzga a sus personajes sino que los deja hacer, no hay condena moral, ni un relato ejemplificador que se nos quiera comunicar, si en cambio se pone énfasis en lo ciertamente intrasmisible de toda experiencia precedida por el paso del tiempo.
Afirmo esto sin negar que de Green Mile es una película de Hollywood, está pensada como un entretenimiento, tiene todos los condimentos de un relato con buenas intenciones, hay una fábula, es cierto, y también una moraleja, pero esto no quita lo ciertamente perturbador que es la condición concreta e inaprensible del "dolor", eso excede a la historia y la mantiene viva hasta el final.
John Coffey es un preso que llega al pasillo de la muerte con toda su gigantesca humanidad a modificar el curso de las cosas, pero sin un ápice de voluntad por hacerlo, porque está en su naturaleza exponerse y dar su cuerpo literalmente por el dolor de los otros.
No hace mucho entre en contacto, o en todo caso debo decir que un poema compartido en un muro de faceboock entró en línea directa con mi sensibilidad, provocando una interrogación que en lo obvio de lo dado, y la costumbre, buscó rápidamente sacarse un poco de culpa, frente al dolor de los demás.
El poema tiene un tono socrático, directo, no anda con vueltas ni vuelos metafóricos, dice las cosas por su nombre y en su enumeración de daños despliega una estrategia deliverada para punzar la buena conciencia ciudadana que no sabe cómo hacer frente a la miseria social y humana de este mundo que nos toca compartir.
Diego E. Suarez, (4) es un poeta de una sencillez extraordinaria, la mirada que le otorga a las cosas tiene la suficiente percepción como inteligencia para decirlo "todo" con pocos elementos, no hablo de una voz minimalista, sino de alguien que crea un lugar de enunciación que va a la especificidad del decir, descarta lo meramente bello por lo necesario y desde esta posición poética habla de la necesariedad de lo bello.
Johnn Coffey es un hombre de una contextura inmensa, es un negro de actitud sumisa, que destila una bondad que confunde a sus carceleros, que rápidamente lo quieren catalogar como un ser raro con cierto retraso, pero ciertamente peligroso, porque ha sido encontrado culpable por la muerte y violación de dos hermanas de poco más de 9 años, hecho por el cual es condenado a la pena máxima, es decir su muerte en la silla eléctrica.
El relato comienza ´por el recuerdo del protagonista, (un excarcelero interpretado por Tom Hanks) en un asilo de ancianos, que ya no puede vivir sin tratar de contar lo que ha vivido, en este terreno donde el pasado toma protagonismo, todo lo narrado se tiñe por la intensidad de la experiencia, que pide un público dispuesto a asombrarse por los misterios de lo inesperado frente a la opacidad del lenguaje, que trata como puede de transmitir toda la emoción de un hecho excepcional.
El poema de Diego E. Suárez, detenta un tono social y comprometido con lo que observa, en su forma (que es su contenido), hay una crítica solapada pero certera a los medios masivos de comunicación, que centran y crean la atención de la audiencia con un miserabilismo escandaloso y manipulador.
Con esto no quiero decir que la poesía hoy, debe ocupar el lugar del periodismo, sino simplemente constatar un hecho: Cuando algo realmente se comunica: "se comunica todo", en su más elemental y precisa expresión.
Lejos estamos de la pretensión de objetividad, ni tampoco se trata de ser objetivos, sino en qué lugar ponerse para decir algo ligeramente distinto y sustancial, a lo que se reproduce de manera sistemática y agobiante en los medios masivos de comunicación (no todos, claro, pero son la minoría), que hacen del miedo, la intolerancia y la desesperación su cartera de trabajo.
John Coffey es un ser extraordinario, su cuerpo sabe mucho más de lo que el puede expresar con palabras, a la manera del idiota dostoiesvkiano, John Coffey es un ser iluminado, gratificado, alguien con la capacidad de absorber la dolencia del otro, alguien que consume el dolor del otro, lo deglute en su interior y lo devuelve al aire como una suerte de expectoración metafísica.
Quiso el devenir de los hechos que el destinatario de semejante "Don" fuera un negro, de aspecto amenazante, (más por su tamaño), en una época donde la negritud todavía era considerada una mala palabra y una ofensa a la moral, blanca, puritana y protestante.
Por eso no hubo una verdadera investigación en su caso, para la justicia era muy claro que no había otro culpable que john Coffey que oportunamente había sido encontrado junto a los cadáveres de las niñas, pero lo que realmente nadie se había preguntado era porque cuando lo encontraron a John Coffey estaba llorando a los gritos diciendo una y otra vez -Jefe, lo quise detener, lo quise detener, pero ya era muy tarde.
"Alimento no perecedero" se llama el poema de Diego E. Suárez, a toda vista el título señala una mirada social, humana, solidaria, apela en su constitución a ese imaginario, pero en lugar de quedarse en la comodidad demagógica del mensaje, va más allá para poner en evidencia, algo que se busca escamotear todo el tiempo con el síndrome culposo de lo políticamente correcto.
El tono va de lo social a lo político, y de lo político a esa capacidad cada vez más lejana de la humanidad de con-moverse por el otro en la contingencia su singularidad.
"Hoy por hoy/ algunas criaturas/ mueren dos veces:/ primero de hambre/ después de un balazo/policial o vecinal/. Acordate: Se agarran/ con ellas, no con/ la clase política/ a la que legitimaron/ ni con la oligarquía que nos estafó/ otra vez."
La voz del poeta no impone un sentido, hurga las consecuencias de un modo de vivir e inter-relacionarse con el mundo, una manera que encuentra su razón de ser en el desprecio, el prejuicio y la criminalización de la pobreza.
La voz del poeta, tan solo señala lo obvio de manera eficaz y sencilla, pero lo tristemente evidente, es lo que muy pocos se animan a brindar sin especular por su salvación, de alguna manera la redención en este mundo capitalista no es una opción descabellada, aliviana la presión de la culpa, por tanta fagocitación del ego en beneficio propio.
"Una criatura menos,/ estómago vacío,/ pecho trizado/ con bala salida/ a quemarropa/ de los bolsillos y los votos/ de la mayoría./ Acordate: Esta noche/ antes de dormir/ sentí ese plomo/ rasgando ese tejido humilde/ de una vida por delante."
Lo que el poema apunta en su ejercicio, es que no importa tanto el acto sino el gesto que esta antes del acto, eso que nos vuelve irremediablemente humanos, eso que damos, porque es un don, sin esperar retribución a cambio, porque un don siempre es un regalo, algo que nos excede, sobra y que reclama ser compartido porque esa es toda su naturaleza.
"Acordate:/ En los tiempos/ que corren, el alimento/ no perecedero/ de primera necesidad/ se llama empatía".
No voy a develar los pormenores y la verdad de la historia de "The Green Mile", pero lo que si quiero es observar que en tiempo de crisis, de hambruna y desesperación lo que salva y contiene al relato del mundo es "la humanidad demasiado humana", lo que John Coffey detenta con su sola presencia es el absurdo de la especie, qué no sabe qué hacer ni en qué lugar ponerse para interpretar al dolor más allá de la propia carnadura, lo que John Coffey demuestra desde su tonta bondad, es que comunicar y contener al dolor del otro tiene un precio, ser el reverso de la dolencia de los otros tiene un costo en donde la vida se fuga por la intensidad del gasto, del don, pero en esa fugacidad la vida humana cobra toda su dimensión, porque no hay explicación que avale la justificación de nuestra existencia en este universo.
Diego E. Suárez es un poeta que pone y se ex-pone desde el bostezo insondable del dolor, presta su voz al servicio de lo inexplicable, es un medio, un espacio oportuno para que la materia sensible de la vida y la afección realmente pase, transmita y comunique el hecho poético. Es un lugar de enunciación que no reniega ni de la ironía ni del humor, que desde su distancia telegráfica nos recuerda, que el dolor no es algo estrictamente personal, sino que es la propia constitución de la vida en toda su voluntad entrópica que no deja de nacer y perecer.
Diego E. Suarez es un poéta de la com-pasión, de la incómoda ternura del dolor, uno de sus últimos libros tiene un título que en sí mismo es una declaración de principios poética "Sufrimiento de otro en su cuerpo", pero este es otro cantar del cual ya voy a tener oportunidad de hablar.
A fin de cuentas Diego E. Suarez nos pone sobre aviso, nos advierte desde su propia carnalidad lo que tiene de humano lo humano, para no olvidar el propio sin sentido de nuestra especie, que en su especificidad trata de lidiar como puede con lo desconocido. Es un llamado desde el más acá, un llamado extemporáneo, un llamado que todavía cree en la calidez irreemplazable de un abrazo.
1-Para chequear información sobre la película https://es.wikipedia.org/wiki/The_Green_Mile
trailer del film https://www.youtube.com/watch?v=0zkms0Tkmus
Datos biográficos del director https://es.wikipedia.org/wiki/Frank_Darabont
2- Para corroborar datos de la novela https://es.wikipedia.org/wiki/La_milla_verde_(novela)
3-Unos años atrás escribí en este sitio sobre Lovecraft http://lortellado.blogspot.com/2011/11/la-suma-de-todos-los-miedos.html
4-Pequeña reseña biográfica precedida por un interesante reportaje a Diego E. Suárez donde expresa mucho más que las preguntas que le hacen. https://www.todasantafe.com.ar/?p=9727
lunes, 18 de noviembre de 2019
Proteo, el mito peronista
"De Proteo el egipcio no te asombres,
tú, que eres uno y eres muchos hombres".
Proteo
Jorge Luis Borges
Nuestro país tiene un misterio, un misterio insondable y si se quiere caprichoso, un misterio llamado peronismo, que ha generado a lo largo de su historia todo tipo de elucubraciones, que han tratado de explicar lo que sencillamente no tiene una sola respuesta y aún así no la hay, porque el peronismo es un muerto vivo que insiste en seguir insuflando vida, y potencia a la simiente cultural, política y afectiva de estas tierras, ya sea por identificación o rechazo, el peronismo sigue siendo un hecho vivo. A diferencia por ejemplo de sus antiguos contendientes como la Unión Cívica Radical que más que un partido político es una pieza de museo.
"La Novela de Perón" (1985) de Tomás Eloy Martinez (1) se aventura a entrar en esta terreno inhóspito para las explicaciones fáciles, tendenciosas y fuertemente ideológicas, la novela en sí misma es un gran interrogante y un sacrilegio para el dogma peronista porque se atreve a retratar al último Perón, al más desconcertante, al más revulsivo, al que vuelve después de 18 años de exilio español, con José Lopéz Rega como sombra de su sombra, que fue a su vez, responsable ideológico y arquitecto de la masacre de Ezeiza (2) primero y Triple A (3) después, al Perón que desterró de plaza de mayo a montoneros, al que quiso verse como pacificador de la sociedad argentina siendo que fue el entero responsable en alentar a la izquierda peronista a la lucha armada.
A este Perón, Tomás Eloy Martinez convoca desde una escritura que se demora en lo biográfico, lo político y lo estrictamente perceptivo de la ficción, para indagar en las zonas más oscuras de esta historia que partió a nuestro país al medio y lo desangró finalmente, tiempo después con la dictadura cívico militar que fue su lamentable efecto, ya con Perón muerto, e Isabel Martinez de Perón como presidenta y Lopéz Rega como verdadero dueño de los destinos de nuestro país.
Son varias historias las que se enhebran con maestría en la novela, son varios los destinos que se entrecruzan para dar lugar a los acontecimientos, y son muchas las contradicciones que sacuden la estantería de las convicciones de los personajes y de los lugares comunes de la interpretación política e histórica. La novela comienza retratando la ansiedad y el desasosiego del general en su vuelo de retorno al país, hay un ligero desacomodo que atraviesa y delimita a sus pensamientos de su cuerpo, los recuerdos de su memoria, los afectos de sus verdaderos sentimientos, si es que se puede hablar de algo verdadero en una subjetividad especialista en camuflarse en la necesidad de los otros.
"Una vez más, el general Juan Perón soñó que caminaba hasta la entrada del Polo Sur y que una jauría de mujeres no lo dejaba pasar. Cuando se despertó, tuvo la sensación de no estar en ningún tiempo. Sabía que era el 20 de junio de 1973, pero eso nada significaba. Volaba en un avión que había despegado de Madrid al amanecer del día más largo del año, e iba rumbo a la noche del día más corto, en Buenos Aires (...) Ni siquiera tenía prisa por llegar a parte alguna. Estaba bien así, suspendido en sus propios sentimientos. ¿Y eso qué era? ¿Los sentimientos?: nada. Cuando mozo le dijeron que no sabía sentir, sino representar los sentimientos. Necesitaba una tristeza o una señal de compasión, y ya: las pegaba con un alfiler sobre la cara. Su cuerpo vagaba siempre por otra parte, donde los afanes del corazón no pudieran lastimarlo (...) Nada le había pertenecido, y él mismo se pertenecía menos que nadie."
Si hay algo que caracteriza al retorno del general a la Argentina, es el desencuentro, el desfase entre la expectativa largamente deseada de su retorno y su retorno finalmente, Perón volvía es cierto, pero su retorno no era gratuito, el precio pagado era muy alto, porque si hay algo que quiso controlar con voluntad férrea fue el destino de su movimiento, pero esto no lo lograría sino a medias, porque el hombre no pudo sobreponerse al mito que había creado, al monstruo que finalmente lo terminaría engullendo, porque si hay algo que no se puede conducir fue el incandescencia imaginaria del pueblo, desde el momento en que asumió la presidencia hasta su muerte.
Con justicia se puede afirmar que la narración que despliega Tomás Eloy Martinez transcurre durante un solo día, en ese fatídico 20 de junio, fecha indigerible para el mito peronista, porque la operación retorno fue la masacre de Ezeiza y la puesta a punto de incipiente Triple A de José López Rega, alías el brujo, o Daniel como gustaba llamarse en la intimidad del general, en el primer capítulo está contenido todo lo que el autor de esta novela desarrollará con puntillosa sensibilidad.
"El secretario se llamaba José López Rega, pero en la primera ocasión de intimidad pedía seriamente que lo llamaran Daniel, ya que por ese nombre astral lo conocería el Señor cuando tronara el escarmiento del apocalípsis. Parecía un carnicero de barrio: era retacón y confianzudo. Se posaba como una mosca sobre todas las conversaciones, sin preocuparse en lo más mínimo por la tolerancia de la gente. En otros tiempos se había esforzado por caer simpático, pero ya no. Ahora se vanagloriaba de su antipatía."
Se podría decir sin ningún ápice de exageración que La novela de Perón es relato múltiple, que en su expansión se fragmenta en un gigantesco caleidoscopio, donde cada uno, ve o cree ver, el influjo, el efecto, la marca e incluso el mandato que el general impuso en la vida de miles, ni siquiera el mismísimo Perón puede escapar a esta consecuencia que lo tuvo a maltraer entre él que fue, que hasta ese momento estaba en la memoria viva del pueblo, de varias generaciones y él que fue finalmente terminó siendo, en esa vejez que lo termina desencontrando no solo del país que lo esperaba en vilo, sino de sí mismo.
El Perón de este relato no encuentra su lugar en sus memorias, aunque trate de controlar el pulso de lo vivido hay una zona que es imposible de intervenir, esa es la zona donde la escritura de Tomás Eloy Martinez escarba con maestría y encuentra su razón de ser, no para explicar el devenir del General, sino para acercarnos como lectores a la intimidad de una subjetividad escindida de sus afectos, a la puesta en escena primero del militar y después del político, a la construcción de ese personaje público, que hoy es, más una marca, una caricatura, un mito, una babel de voces que reclaman y se pelean por su herencia.
Lo que el relato de Tomás Eloy Martinez expone, es que para que Juan Domingo Perón comience a ser Perón tuvo que pasar por un largo proceso de despersonalización, una rigurosa crueldad se tuvo que desplegar en su vida para llegar a ser; desde su infancia con una familia errante buscando un lugar donde hacer patria en el sur más anhóspito de nuestro país, en su educación cuasi huérfana con unas tías en la capital, para ir directo a las humillaciones constantes de una vida que él quiso que fuera militar, que hacía del sometimiento del alma, y de la identidad, su herramienta más efectiva para oprimir los impulsos vitales y necesarios para desarrollar y potenciar la empatía humana.
"...Juan Domingo se aplicó a fundir su identidad con la del ejército, a desconocer los mandamientos de sus deseos y a obedecer hasta los más extraviados deseos de los superiores. El universo real murió. La vía láctea, el reloj del péndulo de la abuela, la campana del tranvía, el recuerdo de los domingos tristes en el internado de Cangallo al 2300: aquellos accidentes de la realidad se convirtieron para él en absoluta nada. Solo existía el ejército. Y dentro del ejército, en alguna orilla de los reglamentos, se diluía su persona. Para ser obedecido tenía que aprender a obedecer."
Por la misma naturaleza de la novela es difícil desglosar una parte del relato sin omitir otra, pero con justicia se puede afirmar que el centro de la historia es la relación de Perón con José López Rega, ese entramado oscuro, y ambiguo, en donde el brujo fue generando su espacio de poder de una manera muy sutil, un verdadero trabajo de hormiga, un trabajo de años para asegurarse un lugar en la historia, lugar (por cierto) siniestro e incómodo para el peronismo que todavía no sabe de qué manera procesar o re-significar su paso nefasto por la vida del general.
A tal punto nos dice el relato de Tomás Eloy Martinez llega la influencia de López Rega, que abiertamente interviene en el dictado de las memorias del General, pero no solo eso, sino que también se ubica en la imaginación de Perón, como un olvidado recuerdo más, pero uno con el suficiente peso como para modificar el curso de su pasado.
"No sólo sembraba las Memorias de pensamientos propios; también les incorporaba historias que el General había omitido y que él, en cambio, recordaba al dedillo (...) "Piense mi General: remóntese. Enero de 1906. Nos vistieron de negro, y por si fuera poco, nos ensartaron en el brazo un moño de luto (...) usted y yo caminábamos adelante; la prima María Amelia y el primo Julio nos seguían muy serios, tomados de la mano. Baldomera se atrevió a besar la frente del gran hombre. Los demás fuimos a firmar el libro de dolientes, recuérdelo..." Y el General respondía: Ahora que usted lo ha dicho, lo recuerdo como en una bruma. Pero no veo sino a los primos. Yo iba solo adelante, abriéndome paso entre la muchedumbre que lloraban. Buenos Aires parecía un camposanto. Sudábamos a chorros y nos ahogaba el calor de tantas flores. Y usted, ¿qué hacía usted allí, López? ¿Cuántos años tenía?. El secretario nunca contestaba.
A Perón le caían en gracia aquellas ocurrencias, pero por las mañanas, cuando la voz de López recitaba frases ya corregidas en la grabación (...) sentía que un cuerpo ajeno procuraba desalojarlo de su cuerpo, y se aferraba entonces a las barandas de las escaleras para no perder el instinto de identidad".
En el entramado de esta relación se encuentra lo más revulsivo de la novela, porque en la lectura de la historia están quienes le otorgan el beneficio de la duda al General, y se consuelan pensando que Perón fue totalmente manipulado por López Rega, pero la otra visión no se ampara en esa pretendida ingenuidad, si el General siempre fue una brillante mente estratégica es imposible que haya caído en las redes del brujo, pero sí es así, lo utilizo como beneficio para deshacerse del ala más combativa e indomable del peronismo como fue montoneros.
Lo cierto es que Perón era un estratega, un militar de formación enciclopédica y alemana, que entrecruzaba sus conocimientos del campo de batalla con su astuto y sagaz saber campechano.
Perón era un pragmático, no se hacía ilusiones con nada, salvo con su poder de seducción, su oratoria encendida, su visión del país en relación con los diferentes relatos del mundo, y Evita por supuesto.
Pero si hubo un referente en el mundo militar que lo ayudo a pensar la política desde otro ángulo, este sin duda fue: Alfred Von Schlieffen, un militar alemán de finales del siglo XIX. al cual Perón estudió con dedicación.
"Clausewitz opinaba que la guerra es una continuación de la política por otros medios. Para mí las cosas suceden al revéz: la política es una continuación de la guerra por otros medios, pero con las mismas tácticas. Años más tarde, cuando me reprochaban una frase irritante, yo podía responder extrañado: ¿Cómo es posible, si en la ocasión tal o cual afirme lo contrario?. Nadie puede hacerme responsable de una sola idea que no cuente con su reverso. Con la Iglesia, el ejercito, el petróleo, la reforma agraria, las formaciones especiales, la libertad de prensa, he mantenido siempre dos actitudes, dos o más planes, dos o más líneas doctrinarias: por mi naturaleza adversa a todo sectarismo y porque soy un conductor. No puedo andar midiendo las cosas con la vara de un solo dogma. Esa fue la mejor enseñanza de Schlieffen."
Lo que la novela de Eloy Martinez enseña es que Perón sabía como intercambiar sus diversos rostros frente a sus aliados o enemigos políticos, era como el mito de Proteo, todos proyectaban sobre él lo que realmente querían ver de sí mismo frente al relato, al mito, a la historia.
Perón es el padre severo, no solo fue el tótem de esa horda ruidosa y sucia (según las voces que descalifican al movimiento) sino del país todo, ya sea por admiración o rechazo el espectro del General sigue sobrevolando el imaginario del pueblo, como el padre de Hamlet sigue ordenando un sacrificio imposible, dentro de un pensamiento que se rige paranoico, hay que recordar que el padre de Hamlet fue muerto por las telarañas de su tío y las veintes verdades peronistas enuncia en su mandato número 6: Para un peronista de bien, no puede haber nada mejor que otro peronista, o sea hay que tener cuidado sobre todo de las personas allegadas, hay que resguardarse de los supuestos peronistas amigos o parientes, que camuflados pueden conspirar en el movimiento, que fue la lógica inclaudicable y feróz que no tardó en usar la Triple A como su razón de ser.
Hay que recordar que Tomás Eloy Martinez fue un reputado periodista, y la base de su novela son varias entrevistas que realizo el autor al General "El primero tuvo lugar en junio de 1966, y luego se sumaron otras cuatro jornadas, entre el 26 y el 29 de marzo de 1970". (4) No se trata como el caso de Rodolfo Walsh o el de Truman Capote del tramposo género de la "no fiction", sino de cómo el entretejido de la realidad se entremezcla con la ficción, y esto no es solo un ejercicio de voluntad del escritor sino que la misma simiente de la leyenda peronista fue construyendo un relato más grande que la vida misma, para sustentar la supuestas verdades del General.
Por eso el autor es un personaje secundario en la novela, que aparece con su mismo nombre, no hay nada que ocultar parece decirnos desde su estrategia compositiva, porque el hombre propone pero la historia siempre dispone el lugar que le corresponde a cada uno.
Zamora es un periodista que busca entre-vistar a Tomás Eloy Martinez para tratar de entender que extraño sueño está viviendo el país con la vuelta de Juan Domingo Perón.
"HE CONTADO MUCHAS VECES ESTÁ HISTORIA, pero nunca en primera persona, Zamora. No sé qué oscuro instinto defensivo me ha hecho tomar distancia de mí, hablar de mí como si fuera otro. Ya es tiempo de mostrarme tal como soy, de sacar mis flaquezas a la interperie (...) El es una interminable contradicción de la naturaleza, un cuerpo de oso con hocico de búho, una cosecha de trigo en el mar. Carece de dibujo. Es un hombre de mercurio. Creo conocerlo bien y sin embargo llevo más de siete años desconociéndolo".
Lo que la inclusión del autor pone en primera plano es la problemática que atraviesa la confección de estas páginas, que tiene que ver con el orden de la verdad y sus diversas sustracciones justamente en nombre de la verdad, el peronismo como tal, como fenómeno y movimiento fue una bomba que estalló, desde el primer momento en que apareció en la escena política, y su fuerza expansiva todavía sigue modificando la percepción que tenemos de nuestro presente, y que en la novela, nos muestra y de-muestra que en ese año aciago y extraño, el mismísimo Perón comenzaba a perder la referencia de su misma voz, de sus palabras, ese tesoro tan codiciado se le escapaba.
Porque descubría que otro hablaba a través de él: el brujo en su obra maestra de superchería podría ser una respuesta, pero nadie lo sabe, tan solo se percibe los efectos de ese desencuentro entre el Perón que el pueblo supo querer y ese viejo triste y cansado, que llego para agotar sus fuerzas en el país que lo vio nacer como tal.
"Voy a seguir contándole todo en primera persona porque ya es hora de que las máscaras bajen la guardia, Zamora. El periodismo es una profesión maldita. Se vive a través de, se siente con, se escribe para. Como los actores: representando ayer al guapo del 900 y anteayer a Perón. Punto y aparte. Por una vez voy a ser el personaje principal de mi vida. No sé cómo. Quiero contar lo no escrito, limpiarme de lo no contado, desarmarme de la historia para poder armarme al fin con la verdad. Y ya lo ve Zamora: ni siquiera sé por dónde comenzar".
De más está decir que eso no escrito, esas entrelíneas que Tomas Eloy Martinez busca develar es la propia naturaleza de su novela, en los márgenes de la historia con mayúsculas se desarrolla esta historia verídica por sus afectos y por algunos datos cronológicos, pero fantástica por su verdad.
Una verdad que encuentra su huella, el peso de lo contado en el barro de la ficción, y lo que nos queda de esa marca, es hiriente por su misma contradicción y espeluznante para el mito peronista, porque lo que se terminó engendrando en esos años que el movimiento estaba proscripto y el mundo iba cambiando su órbita de intereses, es su peor rostro el : LópezRegismo que hizo, deshizo y asesinó a mansalva en nombre de su propia megalomanía que la quiso confundir con la del General.
Como carecía de un linaje político la construcción de José Lopez Rega como personaje para usurpar su lugar en los hechos, y en los destinos en juego, fue la de crear a su modo un linaje espiritual mezclando a su antojo relatos de la Escuela Científica Basilio, de la cual la misma Isabel Martinez de Perón fue más que simpatizante, con los diferentes y múltiples relatos que alimentaron la imaginación del poder en el siglo XX, con el ocultismo, la brujería, la magia negra, blanca, los designios astrales, la reencarnación y toda la paranoia que el mismo lugar de poder (ese espacio vació) segrega en beneficio propio constantemente, para descabezar a los oportunistas y poner en guardia a los ambiciosos.
La Triple A fue un espanto en el amor peronista, un espanto que desató una verdadera caza de brujas, que persiguió, mató y preparó el terreno de manera magistral para la dictadura que vino después, la Triple A fue beneficioso para el imperante orden mundial, mucho se ha especulado si Lopéz Rega era un agente de la CIA, pero si fue o no el resultado es el mismo, la sistemática destrucción de lo diferente, de lo realmente "otro".
"Por fin, logró ver al General, enhiesto, saludable, sin mella del largo viaje. Se había compuesto el pelo con una capa de gomina. Estaba sentado en un sillón imperial, y apenas se movía. López Rega, de pie, un paso atrás, apoyaba las manos en el respaldo (...) Aunque el discurso era improvisado, López parecía seguirlo con los labios sin dificultad (...) Uno de los hombres se dio cuenta que los labios de López se adelantaban al discurso.
Fijensé bien -musitó-. Al General lo están arreando.
Volvió a ocurrir. En la boca del secretario se leyó: ...y me gustará ver a los jujeños en Jujuy" una fracción de segundo antes de que la frase brotara de la garganta del General (...) El desencanto cayó sobre la gente como una enfermedad instantánea. Una de las mujeres se apartó llorando del televisor y fue a recostarse junto a los braseros. Otras empezaron a calentar la comida de los chicos. La casa entera quedó suspendida en ese abismo que hay entre la indiferencia y el estallido, hasta que uno de los campesinos se alzó por fin y dijo sereno, irrefutable:
-Ese hombre no puede ser Perón.
-No puede ser- aprobaron las mujeres.
-Cuando Perón se enteré de lo que está pasando, volverá- dijo el campesino.
El final de la novela es amargo, el periodista llamado Zamora ve el discurso del General y comprueba que Perón ya no es Perón, o es a fin de cuentas el que siempre fue, alguien que a lo largo de sus años fue creando su espacio de poder a fuerza de chanzas, entretejidos oscuros, demagogia, beneficios y castigos, direccionando lo que buscaba direccionar, es decir las voluntades obreras que buscaban emanciparse en ese particular momento histórico, a un sentido mayor, a un mito que ahunara las diferencias y profundizara el amor hacia ese líder que supo ser; ese padre estricto pero tierno, iracundo pero justiciero, divino, pero humano desconcertantemente humano, demasiado humano en sus contradicciones, sus contra-indicaciones, contra-venciones que ya no eran de él, porque en el fondo quizás su destino fue el de no ser nadie, tan solo una oportuna pantalla donde todos proyectaron su propia película y aunque el mundo haya cambiado su geografía geopolítica, el mito peronista en la conformación de los relatos del mundo, todavía tiene mucho para decirnos a nosotros, su legado de hijos conocidos y no reconocidos.
La Novela de Perón fue originariamente publicada en 1985.
1- Para un repaso biográfico de Tomás Eloy Martinez https://www.escritores.org/biografias/2070-juarroz-roberto
2-Un buen documento sobre la Masacre de Ezeiza se puede ver en ese enlace https://www.youtube.com/watch?v=2Zaoq-nrM00&t=9s
3-Para entender la conformación de la Triple A mirar https://www.youtube.com/watch?v=p_OlCEhYMaE&t=1121s
4- Cita extraída de la Fundación Eloy Martinez http://fundaciontem.org/las-voces-de-la-memoria-el-encuentro-entre-tomas-eloy-martinez-y-peron-en-puerta-de-hierro/
lunes, 30 de septiembre de 2019
El Filósofo y El Presidente (historia de una amistad)
En el año 2011 se editó un libro con un nombre muy sencillo: "El Flaco" que a la luz de los hechos políticos en la actualidad, quizás pueda arrojar otro tipo de mirada sobre los acontecimientos que se desarrollaron en el país, desde el 2003 en adelante. El Flaco tiene como subtítulo "Diálogos irreverentes con Néstor Kirchner" y el autor de esta suerte de entrevistas (por decirlo de alguna manera) es José Pablo Feinman (1) escritor, filósofo, polemista, guionista y dramaturgo, alguien con opiniones fuertes, controvertido, y poco dado a la modestia.
Si hay algo que caracteriza a Feinman para bien o para mal, es que generalmente sus libros son la exasperación de lo autoreferencial, el autor nunca se corre del eje de la cuestión, siempre está presente zumbando sus opiniones y disgresiones, y el Flaco no es la excepción, de hecho con justicia se puede afirmar que este primerísimo primer plano del autor, no enturbia tanto la economía del libro, porque más que un libro sobre Kirchner, es sobre la relación y breve amistad (si se quiere) que tuvieron el filósofo y el ex-presidente.
Esta a mi juicio es la parte más valiosa del libro, el retrato de esta relación, ahí en ese terreno donde lo vivencial convive con la formación ideológica de los protagonistas, es donde se ve lo más valedero de este texto, que es un homenaje sentido a Nestor Kirchner, porque el libro termina con su repentina muerte, el Flaco tan solo es cronológico en algunas partes, lo que si lo es fuertemente, es la impresión que José Pablo Feinman va teniendo de nuestro ex presidente en ese primer tiempo de su mandato.
Nestor Kirchner habrá sido dentro de la historia política de nuestro país, el presidente menos esperado, el más sorprendente en algún punto,porque de alguna manera todos pensaron que quizás el gobierno de Nestor iba a ser el realidad el gobierno de Duhalde, de hecho era presentado como su protegido, y de manera aún más despectiva "Su Chirolita", impresión que no tardaría en cambiar cuando declararía sus principios políticos y éticos en su discurso de asunción como presidente.
Habría que poner las cosas en contexto, Nestor Kirchner asume cuando el país literalmente estaba en llamas a nivel constitucional y social. De la Rúa el último presidente electo se había fugado en helicóptero mientras en las calles la represión, los saqueos y la muerte habían cobrado protagonismo.
Pero Nestor Kirchner no llega a la presidencia porque ganó limpiamente las elecciones, sino porque Menem se bajo del ballotage que lo tenía como ganador en la primera vuelta, este hecho fortuito de las causas y los efectos tendrá como consecuencia a un presidente que asume con solo el 22% de los votos, algo que a primera vista parecería la asunción de un gobierno débil, frágil y totalmente vulnerable, se transformó en el tiempo en la consolidación de una política que prontamente hizo historia en el nuevo milenio del país.
José Pablo Feinman comienza su vínculo sin sospechar su incidencia con el nuevo presidente, escribiendo sobre él en una nota en el diario Página 12 (diario del cual es más que un habitual colaborador), todavía como todo el mundo el autor de este libro desconocía a Kirchner, el texto escrito salió al calor de la simpatía que el filósofo, escritor y polemista le fue teniendo como casi toda la sociedad argentina hacia el nuevo presidente.
"Un flaco como cualquier otro", se llamaba la nota, un escrito de bienvenida que analizaba muy bien el estado de situación de Néstor Kirchner, su encrucijada frente al abandono de Menem y el respaldo de Duhalde.
"De modo que el Flaco se pregunta qué tiene y tiene dos cosas: el frío patagónico y el aparato de Duhalde. Llega con dos cosas. Se banca lo de Chirolita y empuja. Por fin, gana. Pero por descarte. Gana porque el Otro, el Gran Embaucador, se va. O sea, el Flaco, que llego como Chirolita, que llego por medio de Otro, del Gran Caudillo Bonaerense, gana por defección del otro (...) Llegué porque Otro me hizo llegar y gané porque Otro decidió perder. Entonces en esta feroz encrucijada, el Flaco toma la decisión de su vida. Decide inventarse"
La Invención de este Flaco tal como lo describe Feimman comienza de manera frontal en su discurso de asunción a la presidencia (2) ahí en ese terreno lleno de retóricas, rituales soporíferos, y burocracias patrióticas, Nestor descolla con un discurso fuertemente combativo al establisment local, toda una declaración de principios que pone sobre aviso al atavismo reaccionario de la derecha más recalcitrante, tal como lo expreso (en su momento) Mirta Legrand que un programa especial invita al reciente presidente electo y a su primera dama.
Feinmam en su libro se encarga de reproducir esta insólita charla, una verdadera dimensión desconocida para este presente.
"-¿Saben lo que se dice? ¡Se viene el zurdaje!
Cristina reacciona casi de un salto. Con claro fastidio, dice:
- ¡Ay esa palabra!
Más sereno, Néstor dice:
-Señora, esa palabra ha costado más de treinta mil vidas en la Argentina.
(...)
-Bueno, igual un poco de zurdaje no le va a venir mal al país en el estado en que está. Hay tanta pobreza, ¿No?"
Con mucha perspicacia José Pablo Feinman en su libro subraya: " La Señora que Almuerza ha concedido que es el "zurdaje" el que se preocupa por la pobreza. Que los otros, sus amigos, los empresarios, los militares, los estancieros, no".
Si hay algo que queda claro desde entrada es que el libro, la mirada que tiene el filósofo sobre el presidente no es para nada obsecuente, hay una visión crítica que todo el tiempo está horadando las diferencias entre el intelectual y el político.
Esta distancia es la que ejerce Feinmam en todo su libro, pero esto no impide su conmoción cuando escucha el discurso de asunción presidencial, esto no impide que se vaya dejando ganar por una voz, que de alguna manera la va involucrando en la caja de resonancia de la historia.
"La primera frase que me llamó la atención fue: Sabemos a dónde vamos y sabemos a dónde no queremos ir o volver. Antes de esta frase había notado y lamentado que el Flaco leyera y que su dicción fuera endeble. No era endeble, en cambio, el modo en que decía su discurso. Tenía firmeza, convicción, el tipo era, a todas luces, un apasionado (...) Este tipo venía a enfrentar al neoliberalismo. Venía a poner la política sobre el tapete. La política, esa gran negada durante la década anterior, sometida descaradamente a la economía (...) Dijo: Sabemos que el mercado organiza económicamente, pero no articula socialmente, debemos hacer que el Estado ponga igualdad allí donde el mercado excluye y abandona."
Con la presidencia de Néstor Kirchner comienza a aparecer una figura que fue ninguneada por la gestión anterior, esta figura es la del "Estado", como bien lo señala el libro este desaparición del estado no comienza con Menem sino que es la consecuencia más directa del ministro de economía Álvaro Alsogaray ex-funcionario del gobierno cívico militar, principal artífice del placebo (para la case media (cuando no) de "la plata dulce", con Álvaro Alsogaray se hizo famoso ese eslogan reproducido en una calco de la época "Achicar el estado, es agrandar la Nación".
Este es el principal foco que rescatará Feinman, esta es la problemática que instala el gobierno de Néstor y estas son las consideraciones que saca el autor luego de escuchar este primer párrafo del discurso presidencial.
"Es el Estado el que debe actuar como el gran reparador de las desigualdades sociales en un trabajo permanente de inclusión y creando oportunidades a partir del fortalecimiento de la posibilidad de acceso a la educación, la salud, la vivienda, promoviendo el progreso social basado en el esfuerzo y el trabajo de cada uno. Es el Estado el que debe viabilizar los derechos constitucionales protegiendo a los sectores más vulnerables (...) El Estado es la herramienta de la política. El Estado debe intervenir en la economía".
Pero el momento que lo incluyó (de manera inesperada) al autor de este libro y de alguna manera lo vinculó con su propio derrotero personal, fue cuando el discurso presidencial asume un lugar que hace explícita su posición moral.
"Formo parte de una generación diezmada, castigada con dolorosas ausencias; me sumé a las luchas políticas creyendo en valores y convicciones a las que no pienso dejar en la puerta de entrada a la Casa Rosada. No creo en el axioma de que cuando se gobierna se cambia convicción por pragmatismo. Eso constituye, en verdad, un ejercicio de hipocrecía y cinismo. Soñé toda mi vida que este, nuestro país, se podía cambiar para bien. Llegamos sin rencores, pero con memoria. Memoria no sólo de los errores y horrores del otro, sino también memoria sobre nuestras propias equivocaciones. Memoria sin rencor que es aprendizaje político, balance histórico, y desafío actual de gestión".
El discurso de asunción presidencial se podría resumir en dos puntos importantes, el primero es El Estado por encima de la economía, y el rescate de las luchas políticas de la década del 70, la épica de la militancia, que después se transformará en una política sobre los Derechos Humanos, estos dos ejes atravesaran toda la gestión de Néstor Kirchner que fue sobre todo criticada por lo último, porque para José Pablo Feinman como bien lo expresa en este libro, la guerra sucia que aconteció en la dictadura cívico militar encontró otra manera de ser en los medios hegemónicos que hicieron una verdadera guerra de información a los sucesivos gobiernos Kirchneristas, para restarles convicción, manipular datos, inventar causas, a fin de cuentas todo se reduce a tirar pescado podrido en la opinión pública.
"Ya sabemos que "el periodismo" dirá después que nos tiró el anzuelo de los 70 y los derechos humanos para pescarnos (...) Bueno, es evidente: que nosotros somos medios pelotudos, digo. Nos tiran dos o tres cosas y ahí vamos, y nos creemos todo, y justificamos todo, y perdemos la conciencia crítica que sostuvimos toda una vida".
Sería largo e inútil de relatar los pormenores que posibilitaron el encuentro del filósofo con el presidente, pero fue por persistencia de este último que se encontraron e iniciaron esta suerte de intercambio cariñoso, picante y crítico en sus momentos más álgidos, fueron varios, no muchos pero fundamentales para entender como funciona la política y la vida intelectual frente a la contingencia de los hechos, en su primer encuentro sostienen este diálogo que definirá la relación. El presidente todo el tiempo buscará acercarse a Feinman, le pedirá en sus estilo campechano y directo que lo tuteé para dirimir las distancias de las miradas y posiciones, distancia (como ya dije) que el filósofo tratará de mantener todo el tiempo.
"-Decime Néstor.
Me agarra del brazo y vamos caminando hacia la salida.
-Mirá, hay que empezar de cero. El país está destruido. Pero en serio. Destruido. Hay que remontar treinta años de fracasos. No hay Estado. Sin un Estado fuerte, ¿qué puede hacer un gobierno popular?
(...)
-Nada, la economía no es nuestra. Nunca fue nuestra. La economía es de las clases poderosas y de los socios externos. Que son titánicos. Lo único que podemos tener es la política. Y lo que hay que llevar al centro de la escena es la política. Desplazar la economía.
-Acá, la derrotada fue la política. Esa gran tarea la hizo el menemismo. Subordinar la política a la economía. ¿No lo decía Perón eso? Poner la economía al servicio del pueblo.
-Sí, aunque creo que hay que olvidarse de Perón. De Perón y del peronismo. Hay que hacer algo nuevo. Todavía está vivo el espíritu militante de las asambleas. Las de 2001, las de 2002. ¿Te digo una frase que escribí en un libro que publiqué en los setenta? Es sobre la economía.
-Dale.
-Los países periféricos no tienen economía, la economía la tienen ellos (...) No te dije la conclusión de mi frase: los países periféricos no tienen economía, la economía la tienen ellos. Lo único que tienen es la política. Tenemos que ver bien qué es la política. Qué es la política hoy. Cualquier cosa menos la violencia. No hay peor política que la violencia.
-No te preocupes por eso. Yo no le voy a pegar a nadie. Y menos que nadie a los piqueteros. Nada de represión bajo mi Gobierno. Mirá, hasta pienso largar a la polícía sin armas. Y a cada cana ponerles el nombre en la chaqueta.
En un momento de esta primera charla Kirchner tratará de tentarlo a Feinman para que colaboré con su gobierno y el autor de este libro pone las cartas sobre la mesa, cartas que para él son inflexibles y fundamentales.
-En serio te digo. ¿Dónde podrías estar?
-No, Néstor. Yo no sirvo para funcionario.
-¿Ni de asesor te puedo tenér?
-Pero si me pongo de asesor tuyo voy a perder mi credibilidad. Los que me leen creen en mi palabra. Pero porque es la mía. Si te asesoro, mi palabra va a ser la tuya.
(...)
-¿Tanto te importa ser un intelectual independiente? ¿No es más importante sumarte a un proyecto colectivo?.
El encuentro del intelectual con el presidente, expone al primero frente al "qué hacer de la política", en las decisiones diarias, en un estado de situación del país francamente jodido después del 2001, en el relato de Feinman cuenta que a Néstor (por lo menos en esos primeros meses) lo que más lo pre-ocupaba era el tema de El Poder, cómo verse fuerte siendo que fue el presidente que asumió con el menos porcentaje de votos de la historia,
"Cuando se hablaba de "tomar el poder". Todo el tiempo todo el mundo hablaba de tomar el poder. Y yo decía: el poder no se toma, se crea. Quería decir: para tomar el poder hay que tener un poder superior al del poder. Ese poder ¿de dónde sale? El poder que toma el poder ¿Cómo se construye? (...) Creo que el tema es cómo se construye el poder. Vos necesitas hacerlo urgentemente. ¿Qué poder tenés? 22% de los votos. Y una sociedad que quiere un poco de sosiego. Pero todos los lobos están intactos. No les pasó nada. No perdieron ni un peso.
Lo que sigue a continuación es una clara muestra de las diferencias y el calibre distinto de la labor intelectual y la política, en esa línea de tensión se sostuvo hasta donde se pudo este peculiar vínculo.
Feinman señala y sugiere que el poder se crea en los medios.
"No tengo nada ahí. Tengo que moverme rápido o me van a hacer puré. ¿Cómo se construye el poder hoy? (...) Tomá el caso de Tinelli. Ese tipo es un gran comunicador.
-Y un gran hijo de puta.
-Perdoname, pero ésa es una respuesta típica de un intelectual.
-Es un juicio ético. Si me decís que hoy hacer política es dejar de lado la ética, te entiendo. No sé si te sigo, pero te entiendo.
-Deja de lado si Tinelli es un hijo de puta o no. Yo te pregunto:¿comunica?.
-Lo hace bien.
-¿De qué lado lo querés? ¿Del nuestro o en la vereda de enfrente?
-No lo quiero en níngún lado.
-Eso es negar la realidad. El tipo está. Está donde está y es por algo.
-Porque es un hijo de puta.
-¿Y? ¿Con eso que hago? ¿Doy un discurso y se lo digo? "La Argentina no tiene futuro porque Tinelli es un hijo de puta" ¿Eso le digo?
-Sé a dónde vas. Hay que negociar con Tinelli. Habrá que comprarlo.
-Comparlo no lo vas a comprar. Tiene más guita que el Estado argentino. Es nuestro pequeño Berlusconi.
-Todo el poder mediático es Berlusconi. Tinelli y todos los demás. Son todos menemistas. Todos fachos (...) Hoy, en la Argentina, el sentido común es fascista.
La problemática de los intelectuales y la política no deja de ser una cuestión opaca, no hay demasiado brillos, si muchos fracasos y desencuentros , salvo algunas contadas excepciones, porque el sentido del trabajo intelectual en su aspecto más específico es ir al fondo, desmontado los mecanismo y las funciones de los aparatos ideológicos, y la función de la política es la de crear alianzas, generar estrategias, enhebrar aliados, (aunque sean de la oposición), generar consenso. Por eso la relación entre estas dos personalidades fue consecuente e intensa en sus posiciones, creo, que este intercambio sirvió para calibrar las verdades, y confirmar lo inevitable.
Feinman de acuerdo a su credo y a su experiencia, le propone algo realmente radical a Kirschner.
"Néstor, hay una decisión que tenés que tomar. Si querés, claro. Pero es la base, es el punto de partida de todo. Tenés que abrir una nueva etapa histórica. Tenés que romper con el peronismo. Vi en algunos actos tuyos y vi con alegría que no había fotos de Perón, una que otra de Evita. El peronismo es la antipolítica. Nada nuevo puede salir ahí. Es un aparato. Nada más. Un aparato es una pura inercia (...) Se mueve por la guita. Por las ambiciones sin contenido de los corruptos, de los aventureros. Un aparato es una cosa. Es una piedra. No va a cambiar nunca. Tenés -es mi opinión, eh- que crear un partido de centro izquierda. Las bases ya están. Son los asambleístas de 2001, de 2002. Se quedaron huérfanos porque se jugaron a la política sin conducción (...) No hay políticas sin jefes. Ahora vos tenés el Estado. Con esa base y el Estado se puede crear algo nuevo. Una nueva forma de hacer política. Alejada de las mafias. De los mafiosos. Con gente nueva.
Más adelante en este capítulo donde esta citado el párrafo anterior, la conversación continua, a José Pablo Feinman le gustan las disgresiones, irse por las ramas para volver sobre el punto, la respuesta de Néstor Kirchner acentúa las diferencias pero repara en la posibilidad.
"A mi me interesa eso. Y lo voy a intentar. Sobre la marcha se verá cómo viene la mano. Para hacerlo voy a tener que hablar con todos. La política es eso, eh. La política es no hacerlo asco nada".
Se podría afirmar que el gobierno de Néstor y los dos consiguientes de Cristina, marcaron un antes y un después la escena política local y ni hablar de la latinoamericana con los gobiernos contemporáneos de Lula, Chávez, Evo Morales, Correa, que hicieron del hemisferio sur una potencia temible a nivel político, pero volviendo a Néstor Kirchner es inevitable no comparar su efecto con el de Juan Domingo Perón, ese fantasma persistente e insidioso de nuestro pasado político nacional, para Feinman los contrastes con el fundador del partido más longevo y contradictorio son muy notorias en las maneras, en las formas de hacer y de decir.
"Kirchner fue siempre mucho más claro, menos tortuoso, más directo, más sincero, más apasionado. Perón podía enfurecerse y decir discursos como el del 31 de agosto de 1955 o el del 1 de mayo de 1974, pero no tenía pasión. A Kirschner le brotaba por todos y cada uno de los poros. Kirchner siempre tuvo una palabra. Nunca jugó al penduleo. Nunca parraleó. Para Perón sí era sí pero podía ser no. No era no pero podía ser sí. Kirchner se ubica más en la línea de frontal sinceramiento de Evita: sí es sí, no es no. Nunca pretendió ser el Padre Eterno. Era demasiado terrenal".
Pero el principal problema para José Pablo Feinman es cuando Kirchner pone toda sus fichas en sacarle el aparato político a Duhade, porque buscaba (claro está) afianzar su posición cosa que el presidente no tendrá problemas en poner sobre aviso sobre su accionar.
"-Oíme, hablando de portarse bien. Yo voy a tener que hacer cosas que no te van a gustar. Ni a vos ni a los intelectuales que me traigas. La política tiene eso, es impura.
-Cuando hagas esas cosas yo te voy a criticar. Los intelectuales tenemos eso. Somos puros.
-Bueno, pero no exageres".
En este punto es donde los caminos son inconciliables, donde los límites se vuelven infranqueables, y al mismo tiempo forma parte de la misma especificidad de cada oficio, son consecuentes, pero lo que más inquieta, es la visión que se tiene de la política en este país, visión propulsada y reproducida hasta el hartazgo por la misma clase política, y eso es lo que José Pablo Feinman trataba de comunicar cada vez que podía, que en reportajes de la época decía algo que era casi un sacrilegio, que Kirchner no era peronista, en un diálogo del autor con el director de la SIDE: Oscar Ucazuriaga (algo francamente irreal e insólito), José Pablo, vuelve a insistir sobre lo mismo.
"Mirá, Chango, hay dos caminos. Lo nuevo o lo viejo. Lo nuevo es salir del peronismo. Es dejar de lado para siempre el modo peronista de hacer política (...) Son los campeones de mezclar la política con la guita, los sobornos, la droga, la violencia, el aparatismo, la mafia, la concepción de la vida como escalera: trepar, trepar siempre. Y la política, para eso, es lo mejor (...) Ahí está la guita fuerte. Ganate un buen puesto de poder. Se puro durante un tiempo, ganate la confianza de muchos, y trepás porque creen en vos y seguís trepando porque te siguen y siguen creyendo en vos. Y un buen día los cagas a todos y te ponés en venta".
Para José Pablo Feinman, Kirchner, representaba a todas luces la posibilidad de desmenizar al país, esa esperanza de cambiar el sentido de la política, de crear un nuevo modo, una nueva patria, una utopía a fin de cuentas, a esto se refería nuestro filósofo cuando dice (un poco en joda un poco en serio) que los intelectuales son puros, la mirada del intelectual siempre es una mirada calibrada por la ética de las causas y los efectos, por eso no le cayo en gracia cuando se enteró de que Kirchner iba por el aparato político de Duhalde. Porque es un terreno cenagoso y traicionero, un lugar donde es muy fácil perderse y ser vampirizado por el aparato, un lugar donde se justifican todos los males en nombre de la democracia o algún otro bien simbólico que haga olvidar rápido la incomodidad de las manos sucias y calme un poco el aguijón de la conciencia. No hay manera de justificarse ahí, no hay manera de salir ileso y a eso temía con justicia José Pablo Feinman, pero no Kirchner, por eso fue político, era su manera de ser y de respirar, por eso no le tembló el pulso a la hora de conquistarlo..
El Flaco, Diálogos irreverentes con Néstor Kirchner, es un libro inagotable en su riqueza, en su confrontación, en su terrible verdad, aún con toda la vanidad del autor, el libro sobrevive a su propia condición por la manera en que se exponen los temas: El Poder, El populismo, El Estado, La Política, Los Políticos, La Democracia, La Oligarquía, El Imperialismo y los fantasmas engorrosos y sangrientos de nuestro país, que como el fantasma de Hamlet, siempre exigen una demanda imposible, y temible por sus actos.
La relación entre Néstor y José Pablo no podía durar mucho por su misma naturaleza, los dos iban hasta el fondo de todas las cuestiones, los dos encontraron en el otro al interlocutor necesario y valioso, ese que no miente, ni da concesiones, ese que a riesgo de perderlo todo se juega por sostener sus convicciones.
La relación encuentra su punto final en un intercambio de mails, que el autor generosamente comparte al final del libro, en el deja ver lo que ya era claro desde el principio, las distancias, las diferencias y los lugares en los cuales se juegan las posiciones, las posturas y la contingencia de lo real. Uno de los puntos sensibles que el presidente recrimina con todo respeto al intelectual, es que no valore los avances de su gestión, como si no tuviera en cuenta en la tierra arrasada en que se había convertido la Argentina después del 2001. El mail del presidente no es iracundo, posee una soterrada tristeza que recorre cada palabra, es humilde, no combate, no hay enojo, le habla de igual a igual, sigue manteniendo esa misma cercanía que siempre buscó con José Pablo al cual se permite decirle.
"A veces sos un intelectual brillante y otras veces opaco. Pero no olvides que también fuiste un militante político y como tal merecés un análisis más profundo y piadoso, pero siempre con los pies en la tierra (...) Mi compromiso es el de siempre: gobernar, trabajar y administrar. Creo firmemente en mis convicciones y trato de llevarlas adelante con todas mis fuerzas, en el marco de la realidad que nos toca vivir. Los problemas de los argentinos no se resuelven a vendavales, sino gestionando todos los días. Por eso creo que vos y yo no pensamos tan diferente, sino que tenés miedo. Miedo de que te confundan, porque creés que la individualidad te va a preservar. Pero no te olvides que pertenecemos a una generación que siempre creyó en en las construcciones colectivas. Las individualidad te pondrá en el firmamento, pero solo en las construcción colectiva nos reivindicará frente a la historia. Al fin y al cabo todos somos pasantes de la historia".
El incordio de Kircher fue por una entrevista a Feinman donde este no fue condescendiente con su gestión, en este punto es bueno recordar para socabar los prejuicios de que el autor de este libro nunca fue Kirchnerista, en todo caso, acompaño con una simpatía crítica al gobierno por eso vuelve a recalcar en ese mail de inevitable despedida su postura como intelectual.
"Néstor: yo no puedo escribir para el público de Página solamente: esos lectores ya están convencidos. Tengo que volverme "creible" para que la derecha me escuche (...) Pero si soy visualizado como un "Kirchnerista" pierdo credibilidad. No sirvo para nada. No "te" sirvo para nada. A veces tengo que criticarte para meter lo esencial que quiero decir. Que siempre es a favor tuyo. De tu gobierno. Si esta metodología es equivocada la voy a revisar, pero es la misma que utiliza Página que, como yo, pierde credibilidad cuando los tantos cretinos que hay en esta tierra la llaman el Boletin Oficial".
Es muy compleja esa línea entre la obsecuencia y la crítica, más aún teniendo en cuenta que la crítica en nuestro país siempre tuvo mala prensa como también la política en sí misma, lo que si abunda es una política de la obsecuencia -ya sea por favores brindados o por favores esperados- decir algo en nombre propio, poner el cuerpo por la palabra como lo hizo a viva voz nuestro ex-presidente o como lo hace constantemente José Pablo Feinman implica un riesgo que nadie quiere tomar, porque es un terreno errático, uno se puede equivocar y a lo grande, pero esas son las consecuencias de tomar una postura y defenderlo a rajatabla aún en contra de eso que se defiende, como en el caso de este curioso y peculiar vínculo entre el filósofo y el presidente, que aún a pesar de sus claros oscuros nunca dejaron de pensar ni de pensarse posibles en esta Argentina, demasiado Argentina que duele tanto como apasiona.
"EL Flaco" es un libro que apareció por Editorial Planeta, en el año 2011
1-Para ver la biografía y la abultada bibliografía de José Pablo Feinman https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Pablo_Feinmann
2-Para ver completo el discurso de asunción presidencial https://www.youtube.com/watch?v=1Zao4M3qXvw
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