jueves, 23 de abril de 2020

La H (un documental sobre Hermética y la imposibilidad de abarcar su misterio)


                             "Es como un amor, explicame un amor, es inexplicable, es un sentimiento"

                                                                                                                              Tony Scotto
 
         La H es una letra muda, su voz es inaudible, una letra que en el idioma castellano no tiene mucho sentido, más que como un estorbo y motivo de estrés en los años escolares, no es una letra como la R con la cual uno puede tropezar, o la A que es un sonido primario de las vocalizaciones pre-idiomáticas de todo infante que balbucea tratándose de hacerse entender.
La H es una letra invisible, no es como en otros idiomas donde tiene valor preponderante, pero en nuestra lengua el destino de la H es la de ser ninguneada, salvo claro está que uno escuche heavy metal de cuño local, y si eso sucede, seguro que esta letra tendrá un sentido político y cultural muy específico.

En el año 2011 se estrenó un telefilm en INCAA TV llamado, "La H" documental del novel Nicarnor Loreti (1) periodista, productor, guionista y director de cine, más conocido después por su promisorio debut con el largometraje "Diablo"(2) film divertido, picante y políticamente incorrecto, de gran inventiva visual, y de un sabor inconfundiblemente tarantinesco por su cariño a personajes marginales, y su aceitada narrativa de situaciones bizarras y estrafalarias.
La H es un telefilm (3) sobre Hermética, la banda de heavy trash metal de Ricardo Iorio que sacudió los 90 con su poética descarnada, lúcida y desesperanzada sobre la frívola y porno época menemista.

Las canciones de Herméticas definen como pocas un momento histórico de nuestro país, sin ánimo de exagerar se pueden afirmar que son pinceladas directas, e impresionistas, crónicas y relatos, sobre los modos, las maneras y las formas en que tenía la gente de lidiar con los efectos de la privatización de la patria en manos ajenas y corporativas.
Como también la puesta en escena de una subjetividad en estado de pregunta, de permanente problemática hacia los patrones culturales, sociales y políticos que se determina a la realidad y su convención, toda la estética de Hermética está atravesada por las pulsiones del arte popular, desde las tapas de sus tres únicos discos, a la lírica de Iorio cada vez más alejada de la doxa heavy, pasando por un modo de entender a la Argentina, y a la historia desde el lugar de los desclasados, de los parias, los olvidados del sistema.
Hermética le prestaba voz a los que estaban fuera de la ficción del uno a uno, a los que ya sufrían en carne propia lo que después se puso en enorme evidencia, con la fuga de De la Rúa, y los lamentables sucesos del 2001.

El fenómeno heavy en estas tierras ya tiene treinta y siete años de historia si tomamos como inicio a Luchando por el Metal de V8 en 1983, en este lapso de tiempo se ha venido observando que han salido libros como documentales que reflexionan sobre el fenómeno heavy,  estos objetos culturales no son ajenos sino que nacen de su mismo seno, es decir que ese público que creció al calor de sus ídolos musicales, ahora son investigadores, periodistas, docentes, hacen documentales y escriben discutiendo punto por punto muchas cuestiones que atañen a la tradición y al legado heavy de cuño local.

Desde hace siete años se viene realizando La Feria del Libro Heavy Metal del cual Gito Minore (4) es su principal gestor, que también cuenta con una editorial propia que entre poesía, narrativa y ensayos, ha sacado libros sobre el heavy.
Gito también forma parte del Grupo de investigación Interdisciplinario sobre el Heavy Metal (G.I:I:H:M:A), que han ofrecido dentro de la Facultad de Filosofía y Letras clases seminarios sobre la estética, y la poética heavy, en conjunto han sacado un primer libro colectivo llamado "Se nos ve de negro vestidos"(5) donde analizan y desmenuzan entre otras cosas, a la figura de Ricardo Iorio y su implicancia fundacional en el medio musical.

Es claro que esto que nombro no tiene el afán de ser algo totalizador, tan solo señalo un hecho, y es que el momento de inocente y aguerrido candor del género que prendió en los 80, y tuvo su momento de gran repercusión en los 90, ya paso, ahora la cuestión pasa por pensar y discutir a las prácticas y poéticas que el mismo heavy  ha cimentado con sus principales referentes.
El revisionismo no solo compete a la historia con mayúscula, también el género debe responder por sus ideas y compromiso con la más inmediata realidad, y la industria musical.
La H, sin riesgo a equivocarme creo que es el primer documental en nuestro país, que se ocupa del heavy, a través de una banda de gran repercusión social.

Este documental sobre Hermética tiene la virtud y el defecto de ser una celebración, el acercamiento de Nicanor Loreti es respetuoso del material, su mirada tiene mucho que ver con la mirada de un fan, porque comparte ese imbatible entusiasmo, la reverencia, y la alegría de las pasiones ajenas al tiempo.
Los personajes retratados entre periodistas, fans, integrantes de la banda y ex-integrantes, aparecen en toda su dimensión, el montaje para elaborar ese relato colectivo, tiene la pericia sensible de un narrador consciente del artificio, y los modos en que la veridicción se muestra y representa.
Justamente en los personajes aparece lo más valioso de este documental, en su devenir explosivo, en algunas declaraciones, en la irreverencia propia de los que han peleado por su verdad, esta lo más jugoso de la H.

La H tiene un agujero negro, una gran ausencia, que ha su manera dialoga y discute con todo el contenido que el film se encarga de enmarcar.
Esta ausencia claro está, es la de Ricardo Iorio, que como ha ocurrido con los diferentes intentos de reunir a V8, ha desistido de celebrar su pasado, este carencia hace que todo lo dicho gravite bajo el peso de su silencio, era su banda y como tal podemos suponer que tenía la última palabra, pero Iorio sabe que Hermética, desde el momento que dejo de existir ya no es suya, sino de la gente, el público que lo hizo posible como la gran banda heavy que araño su momento de gloria, y desistió de ese Everest de reconocimiento y fama.
La H no entra en los detalles más profundos de la separación, señala tan solo lo evidente, lo que los mismos integrantes dicen, es decir la incomunicación que se fue generando entre Iorio y el resto.

Si bien la H comparte ese espíritu devocional de todo fan enamorado de los gestos de sus héroes musicales, sean ridículos, honestos, sublimes, bizarros, la mirada nunca se pone crítica, si bien se nota el arduo laburo de montaje y edición, esta mirada no es profunda, se detiene en los bordes, en la superficie del relato, ya que estas más preocupado por narrar la historia de la banda en su linealidad.
Creo que esto se debe a que al director le interesa más mostrar -el cómo se arma todo, antes de señalar las causas que hacen posible esto- no digo que esto no está implícito en el relato de sus protagonistas, pero el film solo le interesa esto como anécdotas, pinceladas que van definiendo todos los lugares comunes que el público heavy ya sabe sobre Hermética

Es curiosa que una banda se llame Hermética, que en su nombre convoque saberes ocultos y arcanos  al mismo tiempo sea un grupo transparente para su público y la prensa, en cuanto a su música e imaginario poético.
Según el exhaustivo y jugoso libro de entrevistas de Ariel O. Torres sobre Iorio, señala:

"La palabra "hermética", en cambio, por la etimología y por su relación con la alquimia (el adjetivo se aplica también a las especulaciones, escritos, y libros atribuidos al filosofo egipcio Hermes Trismegisto) y el hecho de querer prácticar una música más "cerrada", le pareció más adecuada para bautizar su nuevo proyecto...su segundo gran proyecto" (El Perro Cristiano)

Lo que el documental pasa por alto son algunas de estas cuestiones, es decir, que el proyecto de Ricardo Iorio tenga un nombre esotérico y que en algún punto esta denominación sea elitista más allá de la condición de clase, porque es de público conocimiento que para entrar en contacto con los saberes más arcanos se requiera algún tipo de iniciación, y por el otro que Hermética sea la banda del pueblo, de la gente, de los laburantes, la música de los desangelados como diría el Indio Solari con respecto a su público que también comparte esa fina sensibilidad por los huérfanos del sistema, no es casual que en su ep Intérpretes, Hermética haya re-versionado Vencedores vencidos de Patricio Rey.
La lírica de Iorio bebe de las mismas aguas que las inquietudes esotéricas de Roberto Arlt, una zona del conocimiento muy promocionada durante el siglo XX que promovía: el espiritismo de La Escuela Científica Basilio,la teosofía, el super-hombre Nietzcheano, Jung, la alquimia, el esoterismo racial de los nazis y el I-ching o Libro de las mutaciones.

Hermética visto desde esta perspectiva es un grupo de inquietudes bicéfalas, por un lado está la pincelada urbana y por el otro ese alambicado tono alegórico que detenta la canción Memoria de Siglos que según lo señala la información de Ácido Argentino fue escrito bajo el influjo del I-Ching, o  Predicción del mismo disco, donde combina por partes iguales, mesianismo con capitalismo, esto que nombro a vuelo de pájaro son solo algunos nudos problemáticos que el film de Nicanor Loretti evita, porque es más una biografía, que un ensayo crítico sobre "el cómo"es posible que una banda alto contenido y compromiso social mixture tantos saberes heterodoxos.

Como sucede con Patricio Rey que es la exasperación de la hermenéutica popular, las letras de Hermética tuvieron un gran impacto en la sensibilidad de los jóvenes desherados de la década del 90, una prédica que no se desentendía de la responsabilidad de tener un lugar de privilegio para comunicar, como de impactar desde el look, la potencia sonora y disidente de una música a todas luces, alejada del virtuosismo, es decir: simple, dura, directa, puro corazón metálico tratando de explicar y contener la deshauciada época menemista.

Los momentos donde La H produce contenido más allá de lo musical es cuando se permite leer a Hérmetica dentro del desguace de la década del 90, ahí es donde entra la figura del Ruso Verea que es un gran intérprete de las inquietudes, gestos y políticas de la banda de Ricardo Iorio, a este periodista, locutor y ex-arquero, el film de Nicanor Loretti le debe un poco de densidad y peso histórico, sus palabras pueden resumir brevemente una parte de corpus conceptual y sanguíneo de la banda.

"Fue un cóctel como se da en  tiempo y espacio, lo repito, en un momento muy importante y especial de la Argentina, importante por lo desgraciado, por la desnaturalización de un montón de cosas que eran naturales, mientras a nuestros abuelos le afanaban la guita, y los abuelos cortaban el congreso y nos intentaban mostrar hsta dónde  40 años poniendols no te sirve ni para morirte dignamente, nosotros les hablabamos que lo ibamos a anotar en Perdurar, para que se murieran tranquilos, en un cementerio privado le ibamos a poner una lápida igual que la de Kennedy, en todo ese quilombo de AFJP, de robo, de menemismo, de grasada, Argentina con dinero en el bolsillo, all inclusive, 15 días Cancún, aparece Hermética"

En ese aspecto el documental equilibra este tipo de información (también Frank Blumetti como Gustavo Olmedo aportan lo suyo) con el otro más a-crítico, y teñido del anecdotario típico de la conformación, desarrollo y crisis de toda banda en la trayectoria hacia su ocaso.
La H es un documento necesario para acercarnos a ese fenómeno que fue Hermética, pero en el no hallaremos nada distinto a lo que reproduce en revistas, entrevistas, homenajes y celebraciones desde su separación en el año 1994, esto no quiere decir que lo ofrece la película de Nicanor Loretti sea innecesaria sino que en su gesto festivo esta su misma limitación, es tarea de otros, desentrañar cuál fue el misterio de Hermética para hacer, crear, difundir y representar un mensaje, y una lírica que le debe mucho a ese cambalache enciclopédico que trajeron los anarquistas, y espiritistas a nuestras tierras cuando la Argentina ni siquiera imaginaba los desastres por venir, ni que un grupo de rock finalizando el siglo XX, haya sido uno de los mejores intérpretes de los males que aquejan a nuestra idiosincracia, nuestra ontología nacional que como el ser de Sartre tiene su nada, pero que traducido a la jerga local es nuestra grieta, aunque Lanata se pueda adjudicar los derechos de autor, nadie nos quita lo bailado, ni menos Hermética que hizo lo suyo compitiendo con el pogo más grande del mundo.


1- Para ver la biografía de Nicanor Loreti consultar https://es.wikipedia.org/wiki/Nicanor_Loreti

2-Recomiendo vivamente esta película de Nicanor Loreti https://www.youtube.com/watch?v=TY21oMq3ZEw

3-Reportaje a Nicanor Loreti donde explica su filiación con Hermética y la problemática a la que se enfrente con el material de la banda https://www.hacerselacritica.com/argentino-hasta-las-muelas-entrevista-a-nicanor-loreti-segunda-parte/

4-Es notable la labor de Gito Minore (Poeta y narrador) responsable de la hasta ahora única biografía de Tren Loco, y responsable junto a su mujer de Clara Beter Ediciones, que ha sacado todos los años de la Feria del Libro Heavy, libros que han compilado las ponencias de la feria, así como también ha sacado ensayos que tienen como tema al género.

5-El Grupo de Investigación Interdiscplinario de heavy metal argentino, es un grupo de docentes, licenciados como investigadores de la carrera de Letras, que están realizando una tarea notable de escritura y reflexión sobre el heavy, el segundo libro del grupo se llama Parricidas (no lo leí) pero parece ser un libro iconoclasta y hereje dentro del heavy local. Para conocer detalles e información del grupo entrar a https://www.facebook.com/groups/436724519791061/

La H se puede ver en https://www.youtube.com/watch?v=4vAih3Axnsk&t=585s









viernes, 3 de abril de 2020

El misterio inaprensible del dolor (consideraciones sobre El sufrimiento del otro en su cuerpo de Diego E. Suárez)



             Leer en esta cuarentena condiciona la lectura a un marco específico, un horizonte inevitable,  no podemos escaparnos del manotazo de la realidad, esta que nos recuerda la mortalidad de todo, y nos ubica en la estantería de la finitud y la enfermedad.
El virus desenmascara nuestras presunciones y supuestas seguridades, expone la falacia de los sistemas de salud, de prevención y cuidado frente a situaciones extraordinarias, porque justamente lo que no se pueden prever es lo que sale del orden que el hombre establece, para la comprensión del mundo y sus peligros.
Lo que sale de la normatividad es la vida, en todas sus manifestaciones y ciclos, si hay algo que no debemos olvidar es que por más civilización que tengamos, no podemos escapar de la enfermedad y la muerte.
Pero yendo un poco más profundo para no quedarnos con los cotilleos políticos, farandulescos y periodísticos, hay que recordar con más vigor que nunca; el manifiesto de  El Teatro y su Doble de Antonin Artaud, porque en el, en su iconoclasta introducción va a al nudo de la cuestión sin retóricas académicas ni excusas divinas.

"Nunca, cuando se trata de la vida misma que está en juego, hemos hablado tanto de civilización y cultura. Y hay un extraño paralelismo entre este derrumbre generalizado de la vida, que es la base de la desmoralización actual y la preocupación de una cultura que jamás ha coincidido con la vida, y que esta hecha para regimentar la vida (...) No me parece que lo más urgente sea defender una cultura cuya existencia jamás a salvado a un hombre de vivir mejor o de tener hambre, sino extraer de aquello que llamamos cultura las ideas cuyas fuerza viviente es idéntica a la fuerza del hambre". (1)

"El sufrimiento del otro en su cuerpo" (2013)
el libro de poemas de Diego E. Suárez (2) esta escrito desde ese lugar, un sitio que ha perdido crédito a causa de la resaca de las vanguardias artísticas del siglo XX que el mismo Artaud en su momento apoyo, no por responsabilidad de estos movimientos auspiciosos como fugaces, sino porque el mundo se alejo de estas expectativas que tanto Baudelaire como el adolescente Rimbaud reclamaban con su imperativo categórico y poético"Hay que cambiar la vida"  hoy escuchar algo así es una postal de la contracultura, un resabio del hipismo, una nota del pasado, un momento del arte en que quería coincidir e incidir en la vida.
En este siglo XXI el escenario es completamente diferente, la humanidad a sobrevivido a sí misma después de todas las sangrientas revoluciones, como de dos catastróficas guerras mundiales que han llevado la condición humana a un nuevo umbral de calamidad y humillación.

"El sufrimiento del otro en su cuerpo", es un conjunto de poemas que en su conjunción organiza un relato, una historia donde el precio de la palabra del poeta es urgido por la situación que le toca vivir.
Acá en este terreno, es donde las metáforas pierden su valor para transformarse en lujos innecesarios frente a lo inevitable, a la intemperie del sentido, al naufragio de lo previsible que no puede con la potencia innombrable del mal, de lo que aqueja y padece la protagonista de esta historia, que a través de la voz narradora ira hilando su identidad y memoria.
Hay una zona que la voz poética evita por pudor y cuidado, pero sobre todo porque es un terreno donde las palabras molestan, distraen y buscan en su locura racional explicar lo que justamente esta lejos de toda explicación.
Diego E. Suárez es un poeta inteligente, sabe que la forma corresponde a su capacidad poética frente a lo indecible de la experiencia, es su límite, la línea que toda su escritura evitara con respeto pero sin ningún tipo de temor puritano, porque entiende que no estamos exentos de los bordes inhabitables de toda experiencia humana.

El poema que inaugura la serie es un claro ejemplo de como esta voz poética enfrentará la situación, su mirada es compasiva y sensible, hay un deseo constante de ir más allá de si mismo (esto queda claro en la medida que el libro avanza en su lectura), pero este lugar de enunciación nunca renunciara al humor, jamás tomará en serio sus propias impresiones, no porque descrea de lo que ve y percibe, sino por el escepticismo natural de toda voz consciente del alcance de sus prejuicios.

Plegaria

Entre órdenes y contraórdenes/ dos pilotos comandan mi alma/ El invasor hace lo imposible por hundir la nave. El otro/ teme amordazado en un rincón que se salga con la suya./ El timón en manos enemigas/ (en todo iguales a las mías)/ Dentro y fuera: tempestad./ Padre nuestro clonazepam/ Ave María paroxetina./ Risperidona, ruega por nosotros.


Diego E. Suárez escribe con conocimiento de causa, escribe desde el lugar del otro, busca devenirse y para ello apela a la única herramienta que tiene a su alcance: la empatía.
Sostener la mirada de la desesperación tiene su costo:

"Cuando dos pupilas se desfondaron/ enseñándome para siempre/ la hondura de nuestra fragilidad. (Aprendizaje de la fragilidad)

Este es el precio que el poeta abona con coraje y contradicción, la situación todo el tiempo estará recordando su lugar de origen, su condición de turista del dolor, pero que en ese devenir de subjetividades tratará de hacerlo carne, para hablar de lo otro en sí mismo.

Podría decirme: yo es otra,/ piel bajo mi piel,/dos lenguas de fuego/ en lugar de las visiones/ Podría decirme, pero nada./ Su braceo imperceptible/ Contra la corriente/ Por sus ojos y a cambio/ doy mi palabra. Intento/ mantener el equilibrio,/no caer en el abismo. (Abismo)

Después de este pasaje de delicado dramatismo, el poeta nos sorprende con el siguiente texto que detenta un grado de humor sobre la situación, francamente espeluznante.

En esta cama de matrimonio/somos tres/ Nosotros y la Enfermedad. (Tres)

Justo después de este acercamiento al nudo privado del dolor, el lugar de enunciación comienza a modificarse ligeramente, en los textos anteriores la mirada era la de observador, ahora se asume el lugar de esta subjetividad aquejada por su mal que posee un grado de lucidez extrema.

Por las noches despierto empapada/ en sudor, las manos crispadas/ las mandíbulas tensas. Mientras/ En la habitación contigua mi hijo/ se me va de las manos. (Mientras)

Con justicia se puede afirmar que El sufrimiento de otro en su cuerpo es menos una colección de poemas y más una crónica al borde del colapso frente a tanto dolor, a su misterio, es un conjunto de textos impresionistas aún en sus momentos más álgidos, hay una compostura del tono y una ética de la escritura que encuentra en la mesura, la posibilidad de vislumbrar el fondo, sin el artificio del adjetivo, o la desmesura de la emoción manipulando al pulso narrativo,
El relato es un efecto, una consecuencia de eso que está antes, ese fuera de campo que no alcanzamos a ver, porque entra en el ámbito de lo privado, lo íntimo, a ese silencio constitutivo del ser y su mal-estar.
También por inferencia esta mirada poética sobre la clínica, es una crítica en sí misma hacia estos lugares cuando la humanidad parece en fuga.

Pregunto al Doctor qué tratamiento/ merece el responsable, pero/ sólo dice: "son cosas que pasan"./ Ciertamente estas cosas nos pasan por arriba y uno se va quedando/ sin fuerzas y sufre hasta perder la razón./ Mientras él practica su rutina/ cobra la consulta con bronceado/ de domingo asado piscina y familia/ aquí nos asfixiamos en el fondo/ de un pozo con espacio apenas/ para lo que no recobraremos jamás. (Matasanos)

Creo que el poema que mejor refleja este equilibrio entre la forma y el contenido, el dolor y el observador, el mal y su conciencia es en el texto que lleva por título "Jaula".

La dolencia es una jaula/ intenté escapar de ella/ anoche. Mientras dormía/ todo el mundo, mi cuerpo sigiloso/ surcó el silencio nocturno/ llevándome sin saber a dónde./ La madre que tengo/ en mi interior/ supo detenerme./ El zumbido de la luz me hizo ver:/ de nada sirve huir. Debo permanecer/ en mí, disolver los barrotes.

La mirada del poeta es amorosa, puntual, prudente, y deliveradamente distante en su afán de registro, en su intuición por los detalles, en su intención por demostrar, como lo alecciona en sus dos epígrafes que su tarea tiene la modestia del curandero de barrio, que percibe mucho más de lo que dice pero esto no tiene la soberbia del que esta de vuelta, sino la ignorancia del que descubre los límites entre el dolor ajeno y el propio.
En ese espacio entre el mal que aqueja a la protagonista y la capacidad de entrega del escriba frente a un fenómeno que lo excede ampliamente, se juega la ambición del libro.
En ese aspecto El sufrimiento de otro en su cuerpo es tanto la imposibilidad de trasmitir, lo que una sensibilidad al borde del abismo padece, y el vértigo del poeta cuando descubre de qué manera se involucra, en la confección de sí mismo frente a la página en blanco.

Diego E. Suárez es un poeta de sensibilidad telegráfica y sugerente, un poeta de la inmediatez y del suspenso, un poeta que hurga incansable en la sombra de las palabras, eso que le permita transferir la experiencia de estar viviendo algo descomunal como inaccesible, pero aún así, sabiendo que la competencia del poeta siempre es la de llegar tarde se anima a transcribir, el efecto del dolor en el cuerpo, la consecuencia del dolor del otro en su propia humanidad.

Para quien está a lado/ los días pasan pesadamente/ arrastrando los pies./ A no ser por los ciclos de la luna/ y los resignados amaneceres/ cualquiera pensaría: esto/ es un mal sueño que nunca termina/ de empezar. Después de todo/ quien está a lado sabe que está/ ahí para algo: asiste a otro cuerpo/ (al sufrimiento de otro en su cuerpo)/ y al asirlo por dentro se siente carcomer/ a medida que en su roce contra el suelo/ cada hora levanta una polvareda insoportable. (Para quién está a lado)

Diego E. Suárez escribe desde el borde de lo vivido, pero sin resignar al humor ni al espanto, es un escritor que tiene la capacidad de sorprenderse, sin la ambición de comprender, codificar o explicar lo que sucede frente a su piel, esa es su mayor virtud: escuchar al silencio después del grito, al vacío después de la exasperación, y a la imposibilidad frente a lo irremediable de nuestra condición.



1-El Teatro y su Doble es uno de los libros fundamentales del teatro moderno, la investigación teatral y la estética si se quiere del hambre y del delirio. Se editó en el año 1938 y todavía nos sigue interpelando en la comodidad de nuestro siglo.

2- Sobre Diego E. Suaréz tuve oportunidad de escribir en este sitio a propósito de un poema suyo, que después de una charla sobre los motivos sobre el poema me alcanzó este libro suyo. Pueden leer el texto anterior acá http://lortellado.blogspot.com/2019/12/lo-bello-y-lo-necesario.html

Los poemas por una cuestión de practicidad y espacio fueron modificados en su presentación.