lunes, 30 de septiembre de 2019

El Filósofo y El Presidente (historia de una amistad)


             En el año 2011 se editó un libro con un nombre muy sencillo: "El Flaco" que a la luz de los hechos políticos en la actualidad, quizás pueda arrojar otro tipo de mirada sobre los acontecimientos  que se desarrollaron en el país, desde el 2003 en adelante. El Flaco tiene como subtítulo "Diálogos irreverentes con Néstor Kirchner" y el autor de esta suerte de entrevistas (por decirlo de alguna manera) es José Pablo Feinman (1) escritor, filósofo, polemista, guionista y dramaturgo, alguien con opiniones fuertes, controvertido, y poco dado a la modestia.

Si hay algo que caracteriza a Feinman para bien o para mal, es que generalmente sus libros son la exasperación de lo autoreferencial, el autor nunca se corre del eje de la cuestión, siempre está presente zumbando sus opiniones y disgresiones, y el Flaco no es la excepción, de hecho con justicia se puede afirmar que este primerísimo primer plano del autor, no enturbia tanto la economía del libro, porque más que un libro sobre Kirchner, es sobre la relación y breve amistad (si se quiere) que tuvieron el filósofo y el ex-presidente.

Esta a mi juicio es la parte más valiosa del libro, el retrato de esta relación, ahí en ese terreno donde lo vivencial convive con la formación ideológica de los protagonistas, es donde se ve lo más valedero de este texto, que es un homenaje sentido a Nestor Kirchner, porque el libro termina con su repentina muerte, el Flaco tan solo es cronológico en algunas partes, lo que si lo es fuertemente, es la impresión que José Pablo Feinman va teniendo de nuestro ex presidente en ese primer tiempo de su mandato.

Nestor Kirchner habrá sido dentro de la historia política de nuestro país, el presidente menos esperado, el más sorprendente en algún punto,porque de alguna manera todos pensaron que quizás el gobierno de Nestor iba a ser el realidad el gobierno de Duhalde, de hecho era presentado como su protegido, y de manera aún más despectiva "Su Chirolita", impresión que no tardaría en cambiar cuando declararía sus principios políticos y éticos en su discurso de asunción como presidente.
Habría que poner las cosas en contexto, Nestor Kirchner asume cuando el país literalmente estaba en llamas a nivel constitucional y social. De la Rúa el último presidente electo se había fugado en helicóptero mientras en las calles la represión, los saqueos y la muerte habían cobrado protagonismo.

Pero Nestor Kirchner no llega a la presidencia porque ganó limpiamente las elecciones, sino porque Menem se bajo del ballotage que lo tenía como ganador en la primera vuelta, este hecho fortuito de las causas y los efectos tendrá como consecuencia a un presidente que asume con solo el 22% de los votos, algo que a primera vista parecería la asunción de un gobierno débil, frágil y totalmente vulnerable, se transformó en el tiempo en la consolidación de una política que prontamente hizo historia en el nuevo milenio del país.
José Pablo Feinman comienza  su vínculo sin sospechar su incidencia con el nuevo presidente, escribiendo sobre él en una nota en el diario Página 12 (diario del cual es más que un habitual colaborador), todavía como todo el mundo el autor de este libro desconocía a Kirchner, el texto escrito salió al calor de la simpatía que el filósofo, escritor y polemista le fue teniendo como casi toda la sociedad argentina hacia el nuevo presidente.

"Un flaco como cualquier otro", se llamaba la nota, un escrito de bienvenida que analizaba muy bien el estado de situación de Néstor Kirchner, su encrucijada frente al abandono de Menem y el respaldo de Duhalde.

"De modo que el Flaco se pregunta qué tiene y tiene dos cosas: el frío patagónico y el aparato de Duhalde. Llega con dos cosas. Se banca lo de Chirolita y empuja. Por fin, gana. Pero por descarte. Gana porque el Otro, el Gran Embaucador, se va. O sea, el Flaco, que llego como Chirolita, que llego por medio de Otro, del Gran Caudillo Bonaerense, gana por defección del otro (...) Llegué porque Otro me hizo llegar y gané porque Otro decidió perder. Entonces en esta feroz encrucijada, el Flaco toma la decisión de su vida. Decide inventarse"

La Invención de este Flaco tal como lo describe Feimman comienza de manera frontal en su discurso de asunción a la presidencia (2) ahí en ese terreno lleno de retóricas, rituales soporíferos, y burocracias patrióticas, Nestor descolla con un discurso fuertemente combativo al establisment local, toda una declaración de principios que pone sobre aviso al atavismo reaccionario de la derecha más recalcitrante, tal como lo expreso (en su momento) Mirta Legrand que un programa especial invita al reciente presidente electo y a su primera dama.
Feinmam en su libro se encarga de reproducir esta insólita charla, una verdadera dimensión desconocida para este presente.

"-¿Saben lo que se dice? ¡Se viene el zurdaje!
Cristina reacciona casi de un salto. Con claro fastidio, dice: 
- ¡Ay esa palabra!
Más sereno, Néstor dice:
-Señora, esa palabra ha costado más de treinta mil vidas en la Argentina.
(...)
-Bueno, igual un poco de zurdaje no le va a venir mal al país en el estado en que está. Hay tanta pobreza, ¿No?"

Con mucha perspicacia José Pablo Feinman en su libro subraya: " La Señora que Almuerza ha concedido que es el "zurdaje" el que se preocupa por la pobreza. Que los otros, sus amigos, los empresarios, los militares, los estancieros, no".

Si hay algo que queda claro desde entrada es que el libro, la mirada que tiene el filósofo sobre el presidente no es para nada obsecuente, hay una visión crítica que todo el tiempo está horadando las diferencias entre el intelectual y el político.
Esta distancia es la que ejerce Feinmam en todo su libro, pero esto no impide su conmoción cuando escucha el discurso de asunción presidencial, esto no impide que se vaya dejando ganar por una voz, que de alguna manera la va involucrando en la caja de resonancia de la historia.

"La primera frase que me llamó la atención fue: Sabemos a dónde vamos y sabemos a dónde no queremos ir o volver. Antes de esta frase había notado y lamentado que el Flaco leyera y que su dicción fuera endeble. No era endeble, en cambio, el modo en que decía su discurso. Tenía firmeza, convicción, el tipo era, a todas luces, un apasionado (...) Este tipo venía a enfrentar al neoliberalismo. Venía a poner la política sobre el tapete. La política, esa gran negada durante la década anterior, sometida descaradamente a la economía (...) Dijo: Sabemos que el mercado organiza económicamente, pero no articula socialmente, debemos hacer que el Estado ponga igualdad allí donde el mercado excluye y abandona."

Con la presidencia de Néstor Kirchner comienza a aparecer una figura que fue ninguneada por la gestión anterior, esta figura es la del "Estado", como bien lo señala el libro este desaparición del estado no comienza con Menem sino que es la consecuencia más directa del ministro de economía Álvaro Alsogaray ex-funcionario del gobierno cívico militar, principal artífice del placebo (para la case media (cuando no) de "la plata dulce", con Álvaro Alsogaray se hizo famoso ese eslogan reproducido en una calco de la época "Achicar el estado, es agrandar la Nación".
Este es el principal foco que rescatará Feinman, esta es la problemática que instala el gobierno de Néstor y estas son las consideraciones que saca el autor luego de escuchar este primer párrafo del discurso presidencial.

"Es el Estado el que debe actuar como el gran reparador de las desigualdades sociales en un trabajo permanente de inclusión y creando oportunidades a partir del fortalecimiento de la posibilidad de acceso a la educación, la salud, la vivienda, promoviendo el progreso social basado en el esfuerzo y el trabajo de cada uno. Es el Estado el que debe viabilizar los derechos constitucionales protegiendo a los sectores más vulnerables (...) El Estado es la herramienta de la política. El Estado debe intervenir en la economía".

Pero el momento que lo incluyó (de manera inesperada) al autor de este libro y de alguna manera lo vinculó con su propio derrotero personal, fue cuando el discurso presidencial asume un lugar que hace explícita su posición moral.

"Formo parte de una generación diezmada, castigada con dolorosas ausencias; me sumé a las luchas políticas creyendo en valores y convicciones a las que no pienso dejar en la puerta de entrada a la Casa Rosada. No creo en el axioma de que cuando se gobierna se cambia convicción por pragmatismo. Eso constituye, en verdad, un ejercicio de hipocrecía y cinismo. Soñé toda mi vida que este, nuestro país, se podía cambiar para bien. Llegamos sin rencores, pero con memoria. Memoria no sólo de los errores y horrores del otro, sino también memoria sobre nuestras propias equivocaciones. Memoria sin rencor que es aprendizaje político, balance histórico, y desafío actual de gestión".

El discurso de asunción presidencial se podría resumir en dos puntos importantes, el primero es El Estado por encima de la economía, y el rescate de las luchas políticas de la década del 70, la épica de la militancia, que después se transformará en una política sobre los Derechos Humanos, estos dos ejes atravesaran toda la gestión de Néstor Kirchner que fue sobre todo criticada por lo último, porque para José Pablo Feinman como bien lo expresa en este libro, la guerra sucia que aconteció en la dictadura cívico militar encontró otra manera de ser en los medios hegemónicos que hicieron una verdadera guerra de información a los sucesivos gobiernos Kirchneristas, para restarles convicción, manipular datos, inventar causas, a fin de cuentas todo se reduce a tirar pescado podrido en la opinión pública.

"Ya sabemos que "el periodismo" dirá después que nos tiró el anzuelo de los 70 y los derechos humanos para pescarnos (...) Bueno, es evidente: que nosotros somos medios pelotudos, digo. Nos tiran dos o tres cosas y ahí vamos, y nos creemos todo, y justificamos todo, y perdemos la conciencia crítica que sostuvimos toda una vida".

Sería largo e inútil de relatar los pormenores que posibilitaron el encuentro del filósofo con el presidente, pero fue por persistencia de este último que se encontraron e iniciaron esta suerte de intercambio cariñoso, picante y crítico en sus momentos más álgidos, fueron varios, no muchos pero fundamentales para entender como funciona la política y la vida intelectual frente a la contingencia de los hechos, en su primer encuentro sostienen este diálogo que definirá la relación. El presidente todo el tiempo buscará acercarse a Feinman, le pedirá en sus estilo campechano y directo que lo tuteé para dirimir las distancias de las miradas y posiciones, distancia (como ya dije) que el filósofo tratará de mantener todo el tiempo.

"-Decime Néstor.
Me agarra del brazo y vamos caminando hacia la salida.

-Mirá, hay que empezar de cero. El país está destruido. Pero en serio. Destruido. Hay que remontar treinta años de fracasos. No hay Estado. Sin un Estado fuerte, ¿qué puede hacer un gobierno popular?
(...)
-Nada, la economía no es nuestra. Nunca fue nuestra. La economía es de las clases poderosas y de los socios externos. Que son titánicos. Lo único que podemos tener es la política. Y lo que hay que llevar al centro de la escena es la política. Desplazar la economía.
-Acá, la derrotada fue la política. Esa gran tarea la hizo el menemismo. Subordinar la política a la economía. ¿No lo decía Perón eso? Poner la economía al servicio del pueblo.
-Sí, aunque creo que hay que olvidarse de Perón. De Perón y del peronismo. Hay que hacer algo nuevo. Todavía está vivo el espíritu militante de las asambleas. Las de 2001, las de 2002. ¿Te digo una frase que escribí en un libro que publiqué en los setenta? Es sobre la economía.
-Dale.
-Los países periféricos no tienen economía, la economía la tienen ellos (...) No te dije la conclusión de mi frase: los países periféricos no tienen economía, la economía la tienen ellos. Lo único que tienen es la política. Tenemos que ver bien qué es la política. Qué es la política hoy. Cualquier cosa menos la violencia. No hay peor política que la violencia.
-No te preocupes por eso. Yo no le voy a pegar a nadie. Y menos que nadie a los piqueteros. Nada de represión bajo mi Gobierno. Mirá, hasta pienso largar a la polícía sin armas. Y a cada cana ponerles el nombre en la chaqueta.

En un momento de esta primera charla Kirchner tratará de tentarlo a Feinman para que colaboré con su gobierno y el autor de este libro pone las cartas sobre la mesa, cartas que para él son inflexibles y fundamentales.

-En serio te digo. ¿Dónde podrías estar?
-No, Néstor. Yo no sirvo para funcionario.
-¿Ni de asesor te puedo tenér?
-Pero si me pongo de asesor tuyo voy a perder mi credibilidad. Los que me leen creen en mi palabra. Pero porque es la mía. Si te asesoro, mi palabra va a ser la tuya.
(...)
-¿Tanto te importa ser un intelectual independiente? ¿No es más importante sumarte a un proyecto colectivo?.
El encuentro del intelectual con el presidente, expone al primero frente al "qué hacer de la política", en las decisiones diarias, en un estado de situación del país francamente jodido después del 2001, en el relato de Feinman cuenta que a Néstor (por lo menos en esos primeros meses) lo que más lo pre-ocupaba era el tema de El Poder, cómo verse fuerte siendo que fue el presidente que asumió con el menos porcentaje de votos de la historia,
"Cuando se hablaba de "tomar el poder". Todo el tiempo todo el mundo hablaba de tomar el poder. Y yo decía: el poder no se toma, se crea. Quería decir: para tomar el poder hay que tener un poder superior al del poder. Ese poder ¿de dónde sale? El poder que toma el poder ¿Cómo se construye? (...) Creo que el tema es cómo se construye el poder. Vos necesitas hacerlo urgentemente. ¿Qué poder tenés? 22% de los votos. Y una sociedad que quiere un poco de sosiego. Pero todos los lobos están intactos. No les pasó nada. No perdieron ni un peso. 

Lo que sigue a continuación es una clara muestra de las diferencias y el calibre distinto de la labor intelectual y la política, en esa línea de tensión se sostuvo hasta donde se pudo este peculiar vínculo.
Feinman señala y sugiere que el poder se crea en los medios.
"No tengo nada ahí. Tengo que moverme rápido o me van a hacer puré. ¿Cómo se construye el poder hoy? (...) Tomá el caso de Tinelli. Ese tipo es un gran comunicador.
-Y un gran hijo de puta.
-Perdoname, pero ésa es una respuesta típica de un intelectual.
-Es un juicio ético. Si me decís que hoy hacer política es dejar de lado la ética, te entiendo. No sé si te sigo, pero te entiendo.
-Deja de lado si Tinelli es un hijo de puta o no. Yo te pregunto:¿comunica?.
-Lo hace bien.
-¿De qué lado lo querés? ¿Del nuestro o en la vereda de enfrente?
-No lo quiero en níngún lado.
-Eso es negar la realidad. El tipo está. Está donde está y es por algo.
-Porque es un hijo de puta.
-¿Y? ¿Con eso que hago? ¿Doy un discurso y se lo digo? "La Argentina no tiene futuro porque Tinelli es un hijo de puta" ¿Eso le digo?
-Sé a dónde vas. Hay que negociar con Tinelli. Habrá que comprarlo.
-Comparlo no lo vas a comprar. Tiene más guita que el Estado argentino. Es nuestro pequeño Berlusconi.
-Todo el poder mediático es Berlusconi. Tinelli y todos los demás. Son todos menemistas. Todos fachos (...) Hoy, en la Argentina, el sentido común es fascista.

La problemática de los intelectuales y la política no deja de ser una cuestión opaca, no hay demasiado brillos, si muchos fracasos y desencuentros , salvo algunas contadas excepciones, porque el sentido del trabajo intelectual en su aspecto más específico es ir al fondo, desmontado los mecanismo y las funciones de los aparatos ideológicos, y la función de la política es la de crear alianzas, generar estrategias, enhebrar aliados, (aunque sean de la oposición), generar consenso. Por eso la relación entre estas dos personalidades fue consecuente e intensa en sus posiciones, creo, que este intercambio sirvió para calibrar las verdades, y confirmar lo inevitable.
Feinman de acuerdo a su credo y a su experiencia, le propone algo realmente radical a Kirschner.
"Néstor, hay una decisión que tenés que tomar. Si querés, claro. Pero es la base, es el punto de partida de todo. Tenés que abrir una nueva etapa histórica. Tenés que romper con el peronismo. Vi en algunos actos tuyos y vi con alegría que no había fotos de Perón, una que otra de Evita. El peronismo es la antipolítica. Nada nuevo puede salir ahí. Es un aparato. Nada más. Un aparato es una pura inercia (...) Se mueve por la guita. Por las ambiciones sin contenido de los corruptos, de los aventureros. Un aparato es una cosa. Es una piedra. No va a cambiar nunca. Tenés -es mi opinión, eh- que crear un partido de centro izquierda. Las bases ya están. Son los asambleístas de 2001, de 2002. Se quedaron huérfanos porque se jugaron a la política sin conducción (...) No hay políticas sin jefes. Ahora vos tenés el Estado. Con esa base y el Estado se puede crear algo nuevo. Una nueva forma de hacer política. Alejada de las mafias. De los mafiosos. Con gente nueva.

Más adelante en este capítulo donde esta citado el párrafo anterior, la conversación continua, a José Pablo Feinman le gustan las disgresiones, irse por las ramas para volver sobre el punto, la respuesta de Néstor Kirchner acentúa las diferencias pero repara en la posibilidad.
"A mi me interesa eso. Y lo voy a intentar. Sobre la marcha se verá cómo viene la mano. Para hacerlo voy a tener que hablar con todos. La política es eso, eh. La política es no hacerlo asco nada". 

Se podría afirmar que el gobierno de Néstor y los dos consiguientes de Cristina, marcaron un antes y un después la escena política local y ni hablar de la latinoamericana con los gobiernos contemporáneos de Lula, Chávez, Evo Morales, Correa, que hicieron del hemisferio sur una potencia temible a nivel político, pero volviendo a Néstor Kirchner es inevitable no comparar su efecto con el de Juan Domingo Perón, ese fantasma persistente e insidioso de nuestro pasado político nacional, para Feinman los contrastes con el fundador del partido más longevo y contradictorio son muy notorias en las maneras, en las formas de hacer y de decir.
"Kirchner fue siempre mucho más claro, menos tortuoso, más directo, más sincero, más apasionado. Perón podía enfurecerse y decir discursos como el del 31 de agosto de 1955 o el del 1 de mayo de 1974, pero no tenía pasión. A Kirschner le brotaba por todos y cada uno de los poros. Kirchner siempre tuvo una palabra. Nunca jugó al penduleo. Nunca parraleó. Para Perón sí era sí pero podía ser no. No era no pero podía ser sí. Kirchner se ubica más en la línea de frontal sinceramiento de Evita: sí es sí, no es no. Nunca pretendió ser el Padre Eterno. Era demasiado terrenal".

Pero el principal problema para José Pablo Feinman es cuando Kirchner pone toda sus fichas en sacarle el aparato político a Duhade, porque buscaba (claro está) afianzar su posición cosa que el presidente no tendrá problemas en poner sobre aviso sobre su accionar.

"-Oíme, hablando de portarse bien. Yo voy a tener que hacer cosas que no te van a gustar. Ni a vos ni a los intelectuales que me traigas. La política tiene eso, es impura.
-Cuando hagas esas cosas yo te voy a criticar. Los intelectuales tenemos eso. Somos puros.
-Bueno, pero no exageres".

En este punto es donde los caminos son inconciliables, donde los límites se vuelven infranqueables, y al mismo tiempo forma parte de la misma especificidad de cada oficio, son consecuentes, pero lo que más inquieta, es la visión que se tiene de la política en este país, visión propulsada y reproducida hasta el hartazgo por la misma clase política, y eso es lo que José Pablo Feinman trataba de comunicar cada vez que podía, que en reportajes de la época decía algo que era casi un sacrilegio, que Kirchner no era peronista, en un diálogo del autor con el director de la SIDE: Oscar Ucazuriaga (algo francamente irreal e insólito), José Pablo, vuelve a insistir sobre lo mismo.
"Mirá, Chango, hay dos caminos. Lo nuevo o lo viejo. Lo nuevo es salir del peronismo. Es dejar de lado para siempre el modo peronista de hacer política (...) Son los campeones de mezclar la política con la guita, los sobornos, la droga, la violencia, el aparatismo, la mafia, la concepción de la vida como escalera: trepar, trepar siempre. Y la política, para eso, es lo mejor (...) Ahí está la guita fuerte. Ganate un buen puesto de poder. Se puro durante un tiempo, ganate la confianza de muchos, y trepás porque creen en vos y seguís trepando porque te siguen y siguen creyendo en vos. Y un buen día los cagas a todos y te ponés en venta".

Para José Pablo Feinman, Kirchner, representaba a todas luces la posibilidad de desmenizar al país, esa esperanza de cambiar el sentido de la política, de crear un nuevo modo, una nueva patria, una utopía a fin de cuentas, a esto se refería nuestro filósofo cuando dice (un poco en joda un poco en serio) que los intelectuales son puros, la mirada del intelectual siempre es una mirada calibrada por la ética de las causas y los efectos, por eso no le cayo en gracia cuando se enteró de que Kirchner iba por el aparato político de Duhalde. Porque es un terreno cenagoso y traicionero, un lugar donde es muy fácil perderse y ser vampirizado por el aparato, un lugar donde se justifican todos los males en nombre de la democracia o algún otro bien simbólico que haga olvidar rápido la incomodidad de las manos sucias y calme un poco el aguijón de la conciencia. No hay manera de justificarse ahí, no hay manera de salir ileso y a eso temía con justicia José Pablo Feinman, pero no Kirchner, por eso fue político, era su manera de ser y de respirar, por eso no le tembló el pulso a la hora de conquistarlo..

El Flaco, Diálogos irreverentes con Néstor Kirchner, es un libro inagotable en su riqueza, en su confrontación, en su terrible verdad, aún con toda la vanidad del autor, el libro sobrevive a su propia condición por la manera en que se exponen los temas: El Poder, El populismo, El Estado, La Política, Los Políticos, La Democracia, La Oligarquía, El Imperialismo y los fantasmas engorrosos y sangrientos de nuestro país, que como el fantasma de Hamlet, siempre exigen una demanda imposible, y temible por sus actos.
La relación entre Néstor y José Pablo no podía durar mucho por su misma naturaleza, los dos iban hasta el fondo de todas las cuestiones, los dos encontraron en el otro al interlocutor necesario y valioso, ese que no miente, ni da concesiones, ese que a riesgo de perderlo todo se juega por sostener sus convicciones.

La relación encuentra su punto final en un intercambio de mails, que el autor generosamente comparte al final del libro, en el deja ver lo que ya era claro desde el principio, las distancias, las diferencias y los lugares en los cuales se juegan las posiciones, las posturas y la contingencia de lo real. Uno de los puntos sensibles que el presidente recrimina con todo respeto al intelectual, es que no valore los avances de su gestión, como si no tuviera en cuenta en la tierra arrasada en que se había convertido la Argentina después del 2001. El mail del presidente no es iracundo, posee una soterrada tristeza que recorre cada palabra, es humilde, no combate, no hay enojo, le habla de igual a igual, sigue manteniendo esa misma cercanía que siempre buscó con José Pablo al cual se permite decirle.
"A veces sos un intelectual brillante y otras veces opaco. Pero no olvides que también fuiste un militante político y como tal merecés un análisis más profundo y piadoso, pero siempre con los pies en la tierra (...) Mi compromiso es el de siempre: gobernar, trabajar y administrar. Creo firmemente en mis convicciones y trato de llevarlas adelante con todas mis fuerzas, en el marco de la realidad que nos toca vivir. Los problemas de los argentinos no se resuelven a vendavales, sino gestionando todos los días. Por eso creo que vos y yo no pensamos tan diferente, sino que tenés miedo. Miedo de que te confundan, porque creés que la individualidad te va a preservar. Pero no te olvides que pertenecemos a una generación que siempre creyó en en las construcciones colectivas. Las individualidad te pondrá en el firmamento, pero solo en las construcción colectiva nos reivindicará frente a la historia. Al fin y al cabo todos somos pasantes de la historia".

  El incordio de Kircher fue por una entrevista a Feinman donde este no fue condescendiente con su gestión, en este punto es bueno recordar para socabar los prejuicios de que el autor de este libro nunca fue Kirchnerista, en todo caso, acompaño con una simpatía crítica al gobierno por eso vuelve a recalcar en ese mail de inevitable despedida su postura como intelectual.
"Néstor: yo no puedo escribir para el público de Página solamente: esos lectores ya están convencidos. Tengo que volverme "creible" para que la derecha me escuche (...) Pero si soy visualizado como un "Kirchnerista" pierdo credibilidad. No sirvo para nada. No "te" sirvo para nada. A veces tengo que criticarte para meter lo esencial que quiero decir. Que siempre es a favor tuyo. De tu gobierno. Si esta metodología es equivocada la voy a revisar, pero es la misma que utiliza Página que, como yo, pierde credibilidad cuando los tantos cretinos que hay en esta tierra la llaman el Boletin Oficial".

Es muy compleja esa línea entre la obsecuencia y la crítica, más aún teniendo en cuenta que la crítica en nuestro país siempre tuvo mala prensa como también la política en sí misma, lo que si abunda es una política de la obsecuencia -ya sea por favores brindados o por favores esperados- decir algo en nombre propio,  poner el cuerpo por la palabra como lo hizo a viva voz nuestro ex-presidente o como lo hace constantemente José Pablo Feinman implica un riesgo que nadie quiere tomar, porque es un terreno errático, uno se puede equivocar y a lo grande, pero esas son las consecuencias de tomar una postura y defenderlo a rajatabla aún en contra de eso que se defiende, como en el caso de este curioso y peculiar vínculo entre el filósofo y el presidente, que aún a pesar de sus claros oscuros nunca dejaron de pensar ni de pensarse posibles en esta Argentina, demasiado Argentina que duele tanto como apasiona.


"EL Flaco" es un libro que apareció por Editorial Planeta, en el año 2011

1-Para ver la biografía y la abultada bibliografía de José Pablo Feinman https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Pablo_Feinmann

2-Para ver completo el discurso de asunción presidencial https://www.youtube.com/watch?v=1Zao4M3qXvw
































lunes, 15 de julio de 2019

Lo realmente Otro es uno mismo (notas sobre Luna Caliente, una novela sobre el deseo)




              Cuáles son los límites para que una vida de aparente normalidad, descubra que una línea muy finita, casi inexistente, es la brecha que lo separa de la bestialidad humana. Cuál es la consistencia de la moral frente a los extremos de la experiencia, de qué sirve toda la educación logocéntrica, cristiana y occidental, cuando el abismo se abre en la propia subjetividad,  y que no sabe cómo reaccionar frente a lo inexplicable de la propia conducta.

Algunas de estas cuestiones aparecen y atraviesan toda la trama de "Luna Caliente"(1983) una nouvelle de  respiración agitada, argumento problemático, más aún en estos tiempos donde lo políticamente correcto es una nueva forma de censura, pero al autor estas cuestiones le tienen sin cuidado, lo que importan acá, es hasta dónde se puede sostener el relato y junto con ello, la lógica que trata de llevar hasta las últimas consecuencias, Ramiro, el personaje principal de esta historia, que detenta una enfebrecida lucidez, abrumada por su propio límite de la percepción moral, que calibra cómo puede, hechos que largamente exceden la norma del orden y las cosas, que la sociedad tiene establecida para sí.

Luna Caliente es un relato que prontamente encuentra su verdad en el caos, la confusión, la violencia, y finalmente la muerte. Pero para poder contar de manera convincente este descenso a los infiernos, el libro se apoya en una prosa cristalina, una narración líneal, y un poder de síntesis que sabe dosificar la información y utilizarla en función de la historia, a su manera tiene la misma potencia de un haiku, por la economía de formas, el trabajo de observación sobre los detalles aparentemente más banales y su aguda percepción sobre el constante movimiento subjetivo del personaje principal.

Luna Caliente es una novela de Mempo Giardinelli, (1) un escritor que hace de la escritura un trabajo casi invisible sobre la forma, alguien con mucha conciencia sobre la tradición, sus recursos y retórica, pero sobre todo un artista en el sentido pleno de la palabra, que hace de la lectura una herramienta política.
No en vano su nombre aparece de tanto en tanto en la escena cultural, porque este escritor chaqueño no solo dedica su tiempo a la cuestión narrativa, sino que también escribe punzantes notas sobre el acontecer político de este país, como también ensayos, no tiene miedo de expresar su opinión, ni de salir dar la cara por sus ideas, es un escritor comprometido pero no a la manera de Sartre, (alguien que buscaba apuntalar su tesis en su obra de ficción), sino alguien que enriquece su ficción, porque sabe escuchar y atender las maneras en que funcionan los mecanismos que hacen a la realidad.

El argumento de la novela es simple, Ramiro el personaje principal vuelve de una estancia larga en París al Chaco, su provincia de origen, con intensiones de trabajar, asentarse, lograr buenos contactos, ascender e incluso formar una familia, la historia no pierde tiempo ya en el primer párrafo del primer capítulo presenta el conflicto que Mempo Giardenelli desarrollará con maestría en poco más de 124 páginas.

"Sabía que iba a pasar; lo supo en cuanto la vio. Hacía muchos años que no volvía al Chaco, y en medio de tantas emociones por el reencuentro, Araceli fue un deslumbramiento. Tenía el pelo negro, largo, grueso. y un flequillo altivo que enmarcaba perfectamente su cara delgada, modiglianesca, en la que resaltaban sus ojos oscurísimos, brillantes, de mirada lánguida pero astuta. Flaca y de piernas muy largas, parecía a la vez orgullosa y azorada por esos pechitos que empezaban a explotarle bajo la blusa blanca. Ramiro la miró y supo que habría problemas: Araceli no podía tener más de trece años."

Si hay un género en el cual la novela se inscribe, es el de la novela negra, pero la diferencia que acá en este escenario sudamericano, no hay detectives, ni hechos de corrupción como foco principal de la trama, en cambio, si, hay suspenso, como también una tensión difícil de resistir para un lector ansioso, que se ve compensado en su angustia por saber, con el deseo, ese ardoroso deseo que motoriza la historia y es responsable de varias muertes, que obviamente se busca ocultar con mucha torpeza.
Ramiro el personaje principal enarbola cierta pretensión de los que se creen un poco más por tener una educación superior, y en ese contexto provincial comienza a naufragar, porque si hay algo que el personaje no sabe de sí mismo, es hasta que punto puede llegar cuando la pasión manda, y esta entrega inconsciente -al que se ve sometido- apaga su conciencia, y lo lleva más allá de lo que su capacidad para el raciocionio y el dicernimiento entre el bien, y del mal puede soportar.

En Luna Caliente (2) también resuenan ecos de "Lolita" (1955) la incandescente y polémica novela de Vladimir Nabokov, donde también el personaje principal sufría los vaivenes y la bipolaridad del deseo, para caer finalmente rendido frente a la belleza y la sensualidad de una chica cuasi adolescente. En las dos novelas los personajes principales acusan una educación académica que de alguna manera los acartona y los expone ridículamente frente a su propia sexualidad que no sabe cómo abordar lo femenino, eso que es realmente lo otro para este tipo de subjetividades.
Tampoco es casual que se elijan a dos cuasi adolescentes (Lolita tiene 12, Aracéli 13) como objeto del deseo, porque justamente en esa edad en particular, es donde el cuerpo y la sensibilidad muta como una bomba química potenciando todo lo que es promesa en el cuerpo de una niña para ir convirtiéndose en mujer.

Hay que recordar que los autores son hombres, los dos apelan a sus propios límites para narrar las peripecias de sus personajes frente a lo femenino y los dos historias muestran y demuestran que el problema no esta en arrojarse a la pasión y el deseo, sino en la educación moral, en la estreches de miras, en la ignorancia y la represión de la propia carnalidad, en la manera de acercarse a la mujer que tan solo para ellos, para este tipo de personajes, tiene dos variantes: la violencia (la negación) o la sumisión (el ideal), en estas dos posibilidades la mujer no es un ser humano sino una idea para adorar o destruir.

Las mujeres representan el sentido común que nos falta a los hombres, se confesó. Y eso es lo que los hombres tememos. Por desearlas y necesitarlas, les tenemos miedo. Nos causan pavor ¿o no era eso lo que había sentido frente a Araceli la otra noche?. Él Ramiro Bernárdez, el gran macho, el argentino maula que no fue capaz de alzarse una francesita en París, anoche se había convertido en un vulgar violador. Por miedo, por terror (...) ¿No le había pasado antes, con mucha mujeres? Caray, con todas, si cada mujer que había conocido en su vida había significado un minuto de terror, de pánico insoluble. Quizás eso sea el machismo, ese segundo de espanto (...) el instante de terror que nos produce reconocer su sensatez, su aparente fragilidad (...) Porque, quizás lo que nos diferencia no es solo la tenencia de un miembro unos y de vaginas otras; lo que nos diferencia es la imposibilidad de de aceptar y reconocer la diferencia. He ahí lo que rechazamos del otro sexo.

El deseo que despierta Aracéli, no es una anomalía en ese contexto fuertemente masculinizado, de hecho es la norma. Desde el padre que de alguna manera se engola con la belleza de su hija, y la piensa más como un objeto que hay que ubicar con una buena familia, pasando por Ramiro e incluso la polícía cuando se entera que este tiene una historia con ella le brinda un guiño cómplice, es decir: no esta mal tener un romance con una piba por más que sea menor de edad, después de todo según esta lógica, es mejor agarrarlas a esta edad, frescas y lozanas cuando todavía no son esa mujer insoportable en la que inevitablemente se van a transformar, porque ya lo sabemos, las mujeres son seres incomprensibles y necesarios. Como bien lo expresa el padre de Araceli, hablando de su matrimonio.

-Todas las noches me escapo. Carmén es una vieja imbancable; dormir con ella es más feo que tragar una cucharada de mocos.
Río de su chiste.
-Aguantarla es más difícil que cagar en un frasquito de perfume- entusiasmado se reía, hipando procazmente-. La pobre está gastada como chupete de mellizos.
Siguió riéndose. Era una risa repulsiva.

Pero el problema mayor es que justamente la norma para esta masculinidad a la defensiva, es la violación, esto es lo que comprueba Ramiro que por más altos estudios que tenga, no puede frente a su instinto depredador, a su mandato cultural de destrucción y sometimiento de lo diferente.

Ella lo miraba, tensa, en silencio. Él se acercó lentamente hacia la cama y se sentó, sin dejar de mirarla a los ojos. penetrante, como si supiera que ésa era una manera de dominar la situación. Estiró la mano y empezó a acariciarle el muslo, suavemente , casi sin tocarla; sintió un leve estremecimiento de Araceli y apretó su mano, como para hundirla en la carne (...) -Qué divina que sos -le dijo y fue entonces que advirtió en ella el terror, el miedo que la paralizaba. Estaba a punto de gritar: tenía la boca abierta y los ojos que parecían querer salírsele de la cara (...) Y entonces él le tapo la boca con una mano, conteniendo el alarido. Forcejearon, mientras él le rogaba que no gritara, y se acostaba sobre ella, apretándola con su cuerpo, sin dejar de manosearla, besándole en el cuello y susurrándole que se callara.

La escena de la violación forma parte del primer capitulo, el climax del relato está al comienzo, lo que sigue después para Ramiro, es una problemática de orden moral y práctico, cómo se sigue después de un hecho tan atroz, porque Ramiro no es un bruto, ni un analfabeto, ahí reside la ironía mayor para la historia, es un personaje formado por la mejores instituciones, es abogado con un futuro promisorio y la conciencia de lo acontecido es lo que llevara al personaje a tomar las peores decisiones.

¿Y por qué pensar todo esto ahora? ¿Porque el horror no era siquiera la muerte, sino la vergüenza de ser un violador? ¿Porque de pronto debía admitir que no se atrevía a salir de su cuarto, puesto que francamente se sentía un prototipo lombrosiano? ¿O porque ya, íntimamente se sentía incapaz de toda ascendencia moral? ¿O es que el honor era, nomás, una superstición como sugirió Dostoievski? (...) Entonces, el no tenía honor, no era honrado, ni siquiera un hombre. Todos los siglos de la humanidad, de ese afanoso procurar distinguir el bien del mal, se le vinieron encima.

Como unos de esos enrevesados y crueles argumentos de los hermanos Coen, la novela avanza a fuerza de tropezones y malentendidos, lo único que no se malinterpreta es la fuerza del deseo de Ramiro, pero a partir de allí comienza su perdición y la subsiguiente pesadilla de cómo procesar y convivir con los hechos, que se va enturbiando cada vez más por las decisiones que toma con aparente razonabilidad.
Como ya lo dije, Mempo Giardinelli se ríe un poco de las pretensiones de superioridad de su personaje, se ríe bastante de su educación superior y de sus aires de sorna, de escala social y acomodo. Porque claro está, Ramiro vuelve con las intenciones de hacer valer su título, y de encontrar un puesto conveniente.

A sus treinta y dos años, se sentía, súbitamente, acabado, arruinado en su éxito social. Presintió el prematuro fin de su carrera, de su incorporación a la docencia universitaria, de su probable futura
nominación como funcionario del gobierno militar, como juez, como ministro. Todos sus sueños se fracturaban.

El contexto de este relato no es un dato menor, todo sucede durante la dictadura cívico militar en Argentina, pero para Ramiro no es un dato importante ni que tenga relevancia, después de todo tan solo eran rumores que le llegaban estando en Francia, sobre las torturas, privaciones ilegales de la libertad y de las desapariciones, como si fuera el folclore de un país desconocido y pintoresco, pero este dato se volverá peligrosamente real cuando sea interrogado por la policía.
Ahí es donde está nouvelle que respeta los códigos de un trhiller (ese subgénero industrial por excelencia) tiende un puente hacia la historia, hacia los fantasmas de lo real, hay que recordar que Luna Caliente fue escrita durante el exilio mexicano del autor a causa justamente de la dictadura, detalle que no es menor para una estética, que de alguna u otra manera; dialoga, discute y encuentra su límite con la coyuntura política cultural de ese momento tan álgido como contradictorio.

Mempo Giardinelli no es un escritor que hace de la literatura una herramienta panfletaria, para denunciar los males del mundo, lo real está vertebrado en su relato para completar una idea sobre un tipo de sensibilidad moldeada con la mejor educación y con los más nefastos discurso de la cultura. Que Ramiro se descubra misógino no es más que la confirmación que la raigambre de sus pre- juicios están anquilosados en la tradición local que mira a la mujer como lo realmente "otro", no exento de peligros como tentaciones, y que no esta muy lejano en considerar a los diferentes, los raros y porque no, en ese momento particularmente triste de nuestra historia, a los subversivos como el mal que hay que erradicar.

Ramiro como es el caso de muchos civiles y militares que participaron activamente dentro la dictadura, son personajes que descubren que pueden ir hasta el fondo de su moral, ejerciendo los hechos más atroces, con el total convencimiento de que todo esta supeditado a una idea mayor, un ideal que en la tiranía de los actos no tiene reparos en causar sufrimiento, dolor y crueldad por un beneficio superador, pero el problema de Ramiro fue el descubrir la potencia de su deseo dormido, eso realmente "otro" no estaba en Araceli como quería creer, sino en el horror de su misma subjetividad, y ahí, en ese terreno que es completamente desconocido es donde desbarranca su razón y se empantana con el aguijón de la conciencia, ese espectro en el camino que lo vuelve irremediable e irrecuperable para sí mismo.

Por fin la luna llena, la luna caliente de diciembre, la luna hirviente, ígnea del Chaco. 
Y volvió a horrorizarse cuando se dio cuenta de que estaba excitado; de que su sexo se había endurecido, como su corazón. Como un pedazo de granito.
Y eyaculó así, mirando esa luna candente.

1- Biografía del autor http://www.mempogiardinelli.com/


2- Por la su simple forma narrativa no es difícil imaginar a esta novela en el cine, de hecho contó con dos versiones, una de 1985 dirigida por un desconocido Roberto Denis y la otra más reciente hecha en españa por Vicente Aranda, desconozco la calidad de los films, pero ninguno logro más trascendencia que la novela. De todas maneras la pelicual argentina se puede ver  https://ok.ru/video/11373315469 y el trailer de la otra en https://www.youtube.com/watch?v=3ezbLL23xBU


















sábado, 8 de junio de 2019

Catupecu Machu o como el rock puede ser una cuestión barroca

                 
                            "El alma cuando sueña- escribe Adisson- es teatro, actores y auditorio."

                                                                                                                               Borges 
                                                                                                            Otras Inquisiciones           


                 Catupecu Machu siempre fue una banda muy particular dentro del espectro del rock local, si en un principio se los podría haber asociado con cierto resabio hardcore/ punk emergente, propio del fin de década del ´90, con el cambio de milenio fueron profundizando una estética sonora que fue encontrando sus fuentes, en la austeridad formal de Atahualpa Yupanqui, la expresividad visceral del flamenco y las experimentaciones formales del post punk. (1)
Si bien nunca fue una banda que puso énfasis en la vertiente más experimental, siempre estuvo atenta a las innovaciones formales de la historia del rock. Esta conciencia sobre los materiales en juego y la tradición fueron generando un propio patrón expresivo, que de una manera muy sutil fue  experimentando con las formas, pero siempre respetando a la canción como hecho en sí, en ese espacio entre lo meramente musical y discursivo, crearon la manera de horadar el sentido común del rock para comunicar algo más que el tan bastardeado mensaje.

Quizás lo que pueda confundir de la propuesta es su gran dinamismo energético, es una banda que tanto en sus discos como en vivo explota toda su potencia sonora, pero no lo hace en desmedro de un imaginario pobre, como ocurre con algunas bandas que ponen todas sus fichas en el sonido, en la naturaleza de la canción más que en la lírica, sobre todo porque no hay mucho vuelo desde la imaginación puesta al servicio de la palabra cantada.
No es el caso de Catupecu Machu que se ha ido pre-ocupando (cada vez con mayor precisión) en desarrollar desde sus posibilidades semántica, letras que tienen la ambición de condensar al máximo los nudos temáticos que engloban su propuesta estética. (2)

A nivel superficial este hecho es elocuente, tan solo basta repasar los títulos de los discos para darse una idea de que fueron minando al sentido común para hacerle decir al rock otra cosa.
El primer disco tiene un nombre inmediato, un imperativo dicho con la premura de lo que no puede esperar mas que fugarse en el presente, un imperativo que obliga a despertarse del sopor obligando a la acción, "Dale" (1998) es una declaración de principios que activa a todo el cuerpo no solo físico sino también apela (claro) al cuerpo de la imaginación.
Con el segundo ya hay un salto cualitativo en cuanto a la pretensión, el nombre presenta una narración quebrada, un cuento sin final, no porque no lo tenga sino porque ha sido mutilado.  En "Cuentos decapitados" (2000) hay una escritura que comienza a despegarse de la medianía de las letras de rock.

En "Cuadros dentro de cuadros" (2002) se nota la ambición barroca, la segunda canción del disco Sonando es un claro ejemplo de cómo la imaginación toma conciencia de sí misma.

Hoy ser el telón/ mañana escenografía/ actor de reparto, protagonista/ Estar en eje, armar las valijas/ amar la noche, enamorarse algún día. (3)

La canción homónima del disco puntualiza aún más la naturaleza artificial de toda refracción, es una puesta en abismo que abre una fisura en la lógica de la representación, poniendo en primerísimo primer plano, la espectralidad de la conciencia que toma carnadura en una mirada que mira mucho más allá de sí mismo, porque descubre en los otros lo que guarda para sí.

Llegas por mí/ a un sitio inesperado/ tus labios tienen un fin/ después de los ensayos/ Te toca actuar/ más que actuar/ hay más de mí/ en un mundo encerrado/ rompe el cristal/ Sé vivir y es merodear entre tantos ojos/ leer, deletrear/ aquel mensaje entre líneas (...) Todo es así/ cuadro dentro de cuadros/ siempre un final sin fin/ después de un nuevo ensayo/ te toca actuar/ más que actuar.

"El número imperfecto" (2004) es una falla en el orden del conjunto, es un dato inesperado, algo que rompe la cadena de sentido, y que obliga a recapitular la necesidad de todo sentido después de la ruptura, entre el mundo y su propia percepción.
Magia veneno la canción que abre al disco entiende que la lógica de representación siempre funciona de a dos, uno necesita del par para completar el lugar de la afección de la cosas en la propia piel de la sensorialidad. La poética de Catupecu Machu apela la concepción dual de las cosas, el otro siempre completa al sentido de lo que parece no tenerlo.

Magia Veneno/ de lo oscuro hacia la luz, todo nuevo/ respirarse, emborrachar/ morir y seguir viviendo/veo en parte lo que tu ves/ quieras o no estas adentro/ veo en partes no sé si ves/ entre lo dicho y lo hecho/ los amores el derroche/ los finales abiertos/ lo que habita en otros lados y aún no conocemos.

Para "Laberinto entre aristas y dialectos" (2007) la banda se tuvo que re-inventar de nuevo, es de público conocimiento que Gabriel Ruiz Díasz, el hermano de Fernando, tuvo un accidente automovilístico del cual salio con vida, pero el precio fue quedar totalmente inmovilizado, la unidad dual que hasta ese momento había funcionado se quebró literalmente. Este disco surge después de este delicado trance y a su manera es una afirmación vital aún en las peores circunstancias, lo que tiene el albúm de peculiar es que es de de versiones acústicas (en vivo), pero lo distinto es que trae tres canciones nuevas y una de ellas -Viaje del miedo- sintetiza la gravedad de lo ocurrido en su imaginario.

Te resucito en el sueño/ es lo que espero que encontrar/ entro en el viaje del miedo/ abro la puerta al cerrar (...) encuéntrame...carne y hueso, hueso y nada/ llanto que aflora y su flor alimento/ envenena el dolor cae muerto/ faltan pedazos, estrofas y versos/ en lo peor de mis sueños/ despiertame...carne y hueso, hueso y nada.

La mortalidad en sí misma no es el tema de la canción, sino la idea de lo irreparable de la muerte, ese vacío, esa ausencia que permite que todas las preguntas se articulen en una sola cuestión inevitable, la rotura que se produce en el vínculo con el ser querido que perece o en este caso que roza la muerte y produce una gran perturbación en la armonía grupal. El miedo es la reacción a eso que carcome la ilusión de toda trascendencia, de toda pretensión de impunidad frente a la pura contingencia de los hechos y del tiempo.

Pero son en los dos últimos discos donde la banda despliega con soltura y libertad toda la potencia de una poética que hace del rock una herramienta de precisión, formalidad asfixiante, y una expresividad que se apoya en el grano de la voz, para ir nada más que hasta la exasperación entre la verdad y el artificio.
Simetría de Moebius (2009) es una obra que busca en su gesto estético corroer a la forma llevando al límite la tolerancia del oyente, en la repetición obsesiva del estribillo -algo que ya aparecía en sus discos anteriores ahora presenta una saturación formal- en este subrayado de las intenciones expresivas, aparece toda la dimensión estética de una banda que busca en la camisa de fuerza de la canción una manera de decir lo mismo desde otro lugar.

El mismo Fernando Ruiz Diaz lo deja bien en claro: "Catupecu es como la cinta de Moebius: vos partís de un lugar, le das vuelta, y volvés al mismo lugar de dónde saliste, pero desde otro lado", hay algo en la insistente repetición que llega un momento en que se transforma en otra cosa, este es el camino que elige esta poética para resquebrajar su propia formalidad y abrir una puerta que invita a la sugestión.
Es dificil no tentarse y afirmar que Catupecu Machu es una banda que se parece a si misma, desde el primer disco supieron forjarse una identidad que nunca fue algo fijo o perenne, sino que albúm tras albúm esta identidad fue puesta en discusión.

La lírica de Fernando Ruiz Diaz y el granuloso cuerpo de su voz, tienen la enorme pretensión de la totalidad, como en los grandes cantante folclóricos o en Camarón de la Isla, (como él mismo lo cita como influencia) en la voz de Fernando esta toda la vitalidad del sentimiento que busca la palabra que exprese su inasibilidad, y en esa tensión entre lo imposible y lo que no, se encuentra el espacio que la banda maneja con maestría.
Esa zona que Catupecu transita tiene que ver necesariamente con el silencio, por eso en las canciones casi no hay espacio para ello, porque quiere ser tan poderoso como lo que se calla, como lo que se evita nombrar.

Simetría es un disco prácticamente sin guitarras, aparecen claro, pero no desde el lugar que ocupaba en los trabajos anteriores, esta privación funciona como soporte para que la voz aparezca con toda la soltura que quizás en su etapa anterior debía imponerse para puntualizar el ataque de la guitarra.
Quizás la diferencia mayor es que es una obra mucho más rítmica, más percudida por el fraseo del decir y la insistencia metronómica de la batería, que sostiene y da espacio para que el bajo aparezca y funcione como una guitarra rítmica, asi como también los arreglos del teclado que crean climas, profundizan los momentos melódicos y por momentos tiene la misma función que el silencio en la economía de la canción.

Es difícil destacar una canción por encima de las otras, todas forman un mismo cuerpo, y funcionan en bloque, pero hay señales que indican la importancia de algunas en el hilo narrativo del albúm.
Alter ego...grito alud, es un tema que determina no solo el nudo temático del disco sino que también contextualiza a los trabajos anteriores dentro de una perspectiva conceptual que fue creciendo de manera natural a lo largo del tiempo.

La simetría, los opuestos que se complementan y se repelen, la unidad escindida, el reflejo,  y lo barroco como lugar de percepción, son todas cuestiones que atraviesan el imaginario de Catupecu. Alter-ego...es una canción que subraya lo evidente, a la banda le interesa lo que el espejo tiene para mostrarle, los trabajos anteriores tanto como este son el efecto de esa mirada que hurga en la propia otredad la ajenidad del rostro.

Solo basta revisar algunas de las estrofas de las letras del disco para enhebrar una narrativa que siempre busca decir lo mismo desde "otro" lugar.

Quedo absorto, nulo, neutro/ como sin poder hablar/ las palabras solo intento/ aunque no quiera callar/ la insensatez, de la ansiedad/ cobra vida el lado siniestro/ muero uno, nazco más.

                                                                                                Confusión

Fuera de mi, cambie la piel (...)/  desorden cruel anarquizado/ jugamos fuerte a la idiotez (...)/ quedo en dos aguas otra vez/ ser o no ser tu esclavo/ espera sentado, aunque me caes bien/ No sé si estoy en otro lado/ o aquí desmuteado, o afuera con quién.

                                                                                                 Piano y RD

Dedo sangra...cuerda guitarra/ madera tu sabrás cuándo amarás.../ bailando en el filo/ que cortan lo viejo...en dos lados nuevos...

                                                                                                   Anacrusa

Entro de a dos/ entran dos alter egos de a dos/ hay otra ley que romper/nuestra ley es nuestra ley/ me paso de uno a otro/ nuestra ley no hace falta saber/ hay otra ley que saber/ puede ocurrir un destino/ y resolver/ y luego romper.

                                                                                                   Alter ego...grito alud

Una vez al este de tu este/ y al sur de la suerte (...)/ no te conté que nunca hablé/ y si escuchas por suerte/ que las voces mienten/ háblalo fuerte muy claramente/ rompe silencios que se han quedado/ amordazados (...) cosa de goces.../ te escuché, te soñé/ en el útero de la tormenta/ nacimos de vuelta.

                                                                                                   Cosas de goces

Canción que siempre nos conmueve/  un designio, belleza sin piedad/ en aguas que siempre nos devuelven/ navegamos en trance de llegar (...) Vamos en dos equilibrando/ simetría opuestos aliados (...) Cinta moebius, un solo lado/ puro placer, reverso indomado/ Divina comedia, amor encarnado.


                                                                                                     Simetría de Moebius

Un infierno, un tormento, resetear/ desactivo los párpados/ activo el sueño/ un espejo me devuelve inverso.

                                                                                                      Batalla


Lo curioso de una banda que apela al rock como medio de expresión, es que centre su imaginario en el orden, lo precisión, la simetría, el equilibrio de la forma, porque claro está, el rock siempre buscó la liberación de la forma para el desarreglo de los sentidos, para que el mundo revele su verdadera naturaleza elusiva para el logos y concreta para los sentidos. Pero no hay que olvidar que Catupecu es una banda que bebe de las fuentes del post-punk, sobre todo en bandas que hicieron de la forma en sí un mensaje críptico, monótono, abrasivo, condensado, de una furia incluso contenida e implosiva, pienso sobre todo en Joy División, que desarrollaron una estética apolínea, de líneas claras, minimalistas, donde las voz de Ian Curtis, musitaba en trance verdaderos mantras urbanos. (4)

Hay algo de eso en la banda de Fernando Ruiz Díaz, hay una obsesión con la repetición, con la insistencia del decir, que no es para nada casual encuentra su contexto necesario con la figura del doble y la simetría, en ese aspecto Catupecu sin ser una grupo de rock minimalista, indaga este camino máximizando sus recursos pero siempre con lo elemental de la expresión y la musicalidad, hay un cuidado desde el sonido, un amor por la tecnología que se enmarida de manera natural con esta visión barroca de las cosas y el mundo.

Cuando hablo de lo barroco me refiero específicamente a la auto-conciencia sobre la forma, ese trabajo minucioso sobre los detalles que excede los códigos de la estética realista pero que a su vez son demasiado realistas para entrar dentro de lo fantástico. Las letras de Fernando Ruiz Diáz indagan esta problemática poniendo su discurso y su imaginación como efecto de lo barroco, por eso la banda, la música, el ritmo, incluso esta suerte de hermeneútica posible sobre lo imposible, forman parte de los mismos materiales que la letra expresa con precisión. Ellos son personajes de sus propias canciones, pero no como algo meramente autoreferencial sino porque saben que forman parte de algo más grande que ellos, como si fueran el sueño de alguien más, como el cuento "Las ruinas circulares" de Jorge Luis Borges, la divinidad es un capricho de insondable consecuencias. (5)

El último disco "El Mezcal y la cobra" (2011) sigue profundizando esta camino  que no tiene asideros en el rock local, no se trata de una imaginación lírica a la manera de Spinetta, sino de una poesía concreta que en su prosaísmo rebalsa de imaginación pero que esta perfectamente contenida dentro del logos occidental, porque aunque la banda se aventuré hacia una empresa que se quiere desconocida, no puede desligarse del dualismo propio de nuestra cultura, pero aún así se las arregla para establecer una interferencia, un cortocircuito en el sentido, porque  Catupecu Machu no deja de ser una paradoja en sí misma, porque en su práctica del rock, es directa, al hueso de su expresión: monótona y explosiva, pero en su lírica, en los bordes de este mundo que se abre cada vez más, son ideologicamente barrocos, conceptualmente espiralados en el rulo del infinito,  y en esa contradicción entre la resta y su suma, lo imposible y lo real, se encuentra toda la riqueza de una propuesta que no tiene temor a quedar atrapados en la eternidad de un estribillo, que roe con paciencia a los ángulos de una razón cada ves más ensimismada en su trampa lógica.


1- En el programa Encuentro en el estudio Fernando Ruiz Díaz habla de la génesis de la banda, de su pasión por la escritura y de sus tempranas influencias. La entrevista de Lalo Mir es muy jugosa, revela detalles y la intimidad de la creación. https://www.youtube.com/watch?v=1j4v15WQmIQ&t=1944s



2-Si bien es cierto que Fernando Ruiz Díaz es el autor de las letras, su lugar de enunciación no es el nombre propio sino el de la banda, por eso me refiero a la banda y no a él como totalidad enunciativa de la poética de Catupecu Machu.

3- En esta estrofa esta condensada toda la imaginación barroca puesta al servicio de una canción, el epígrafe que utilizo forma parte de un texto mayor Borges que escribió sobre Nathaniel Hawthorne, donde llega a enunciar en su estilo no excento de deliciosas paradojas que la literatura que es un sueño dirigido. Claramente las diferencias estilisticas y los soportes estéticos son otros, pero en la canción de Catupecu se encuentra la misma ambición y perplejidad frente a la creación, el sueño y su puesta en escena.

4- Unos años atrás escribí en este blog sobre Joy Division para un mayor entendimiento http://lortellado.blogspot.com/2013/11/ian-curtis-y-el-destino-de-la-cancion.html

5- Ruinas circulares, forma parte del libro de cuentos Ficciones (1944) de Jorge Luis Borges, donde se halla lo mejor de su producción cuentística, para aquellos que no tuvieron la oportunidad de leerlo, les recomiendo esta experiencia. http://www.ispbrown.edu.ar/accesorios/noticias/itinerarioxmundocultura/las_ruinas_circulares.pdf



domingo, 21 de abril de 2019

Ese opaco misterio de la existencia (la muerte, la literatura, la experiencia y Amelie Nothomb)

                   
                         "En la actualidad, cualquier discurso sobre la experiencia debe partir de la 
                         constatación de que ya no es algo realizable. Pues así como fue privado
                         de su biografía, al hombre contemporáneo se le ha expropiado la experiencia:
                         más bien la incapacidad de tener y transmitir experiencias quizás sea uno 
                         de los pocos datos ciertos de que dispone sobre sí mismo."

                                                                                             Giorgio Agamben
                                                                                             Infancia e Historia


                                            "La escritura es el lugar en el que me enamoré de ella".

                                                                                                     Diario de Golondrina

       
                       
                       Los relatos sobre asesinos a sueldo a los que el cine nos tiene acostumbrados, nos muestran una subjetividad fría, anodina, mecánica, como uno supone debería ser, para llevar a cabo un trabajo de estas características con efectividad, a su modo, los asesinos a sueldos están más allá del bien y del mal, es decir la moral convencional no entra en la ecuación de su economía de sangre. Generalmente estas historias muestran el derrotero del personaje a lo largo de los días con sus maneras y las formas de trabajar frente a cada objetivo nuevo, con sus respectivas rutinas, métodos, y la deliverada minuciosidad para estar atento a todos los detalles. Así como también este tipo de relato muestra una subjetividad carente de entusiasmo y de empatía por la vida misma, no solamente la de los demás, claro está, sino que también la propia.

Todos los relatos sobre asesinos a sueldos -pienso en El Samurai, Peligro en Bangkok, El Americano, por nombrar algunos de esta gran cantera narrativa que es el cine- culminan con la muerte del personaje, como si la misma moral del relato no pudiera contemplar este tipo de vida sin un juicio severo sobre las causas y efectos, los costos y las pérdidas. Salvando El samurai la gran película de Jean Pierre Melville las otras dos adolecen de los lugares comunes del género, tanto como en El americano -acá conocida como El ocaso de un asesino de Anton Corjbin- y Peligro en Bankok -vi solo la remake protagonizada por Nicolas Cage- tratan de humanizar a su personaje cuando este se topan con la la posibilidad del amor. (1)

Sobre estos temas parece recalar la novelle "Diario de Golondrina" (2006) de la inclasificable y prolífica Amelie Nothomb, autora de la cual solamente he leído tres novelas y que a mi parecer, es una escritora que sabe manejar el misterio de la narración, sabe mantener cierto suspenso que no tiene que ver con un género en particular sino más bien, responde más a la tensión interna entre lo que elige contar y lo que calla, las tres novelas que tuve oportunidad de leer no se apoyan en la deriva de personajes bien definidos sino más bien en la construcción de una voz, en un tono, en una manera de decir, que a su manera es toda la literatura (2)

Diario de Golondrina es un relato totalmente autoconciente de sus materiales, no malgasta sus esfuerzos en crear un mundo, sino que toda su voluntad pasa por la creación de un discurso fuertemente enraizado con la tradición literaria, pero desde un lugar oblicuo, alambicado, con pinceladas de la cultura pop y la contemporaneidad. Este entrecruzamiento genera una curiosa distancia que coloca a la historia en una perspectiva extraña y funcional, de un humor seco, desganado, a la manera de los de los films de Jim Jarmush, de las novelas, cuentos y obras de teatro de Samuel Beckett, que detentan un tono cansino, agotado, al límite del silencio y la abulia.

Diario de Golondrina es una novela sobre un asesino a sueldo, comparte con los films citados algunos lugares comunes -la frialdad, el método, la ausencia del pasado y del porvenir- pero la diferencia es que los personajes en los films ya son asesinos de hecho, en cambio en el relato de Amelie Nothomb nos muestra el devenir, el momento en que su personaje pasa de su inocua normalidad a esa vida extraordinaria en sangre y sexo. La voz narradora no justifica su accionar, no hay propósito más inútil que buscar explicaciones donde no las hay, parece decirnos desde su cinismo avant la lettre.
En un mundo donde ya no parece posible tener experiencias, epifanías, ni silencios porque todo esta mediado y pre-digerido por los diferentes placebos de la civilización, Urbano -tal es el nombre con el cual el personaje elige bautizarse para iniciar su carrera de sangre- decide traspasar el umbral de su aburrimiento, sin pompas, ni declaraciones megalómanas, ni llamados de atención rimbombantes , de alguna manera es la continuación en este siglo del Mersault de Camus ese gris e inaprensible personaje del El extranjero.

La lógica que despliega el personaje es una ligera perversión de la moral y las costumbres, en última instancia, más acá de los asesinatos Urbano le interesa tener algún tipo de conexión con sus posibles víctimas, pero no para humanizar su accionar, sino para comprobar que cada vez esta más lejos de la humanidad.

"En la actualidad, qué es una relación humana? Mortifica por su pobreza. Cuando ves lo que hoy denominamos con el bonito nombre de "encuentro", se te cae el alma a los pies. Conocer a alguien debería construir un acontecimiento. Debería conmover tanto como cuando, después de cuarenta años de soledad, un ermitaño ve a un anacoreta en el horizonte de su desierto.
La vulgaridad de lo cuantitativo ha culminado su obra: conocer a alguien ya no significa nada (...) El asesino va más allá de los demás: se arriesga a liquidar a aquel que acaba de conocer. Eso crea un vínculo."

Amelie Nothomb es la continuación necesaria del existencialismo francés, pero no funciona como una heredera, sino que es su resaca, los restos de un movimiento más filosófico que literario, Urbano su anti-héroe, como Mersaul, como Ronquetin, (ese apenas disimulado alter ego de Sartre) por accidente, por tedio, por la sorda persistencia de la vida, descubren, se topan, se enfrentan a la cruda contingencia de los hechos, a la verdad desnuda de sí misma, a la mentira necesaria, que la misma sociabilidad obliga para mantener las apariencias, para travestir al vacío, con la esperanza del sentido final de todo. (3)

"Luego el mecanismo se pone en marcha. Cada uno tiene el suyo, café-cigarrillo, té-tostada o perro-correa, regulamos nuestro propio recorrido para experimentar el menor miedo posible. En realidad dedicamos nuestro tiempo a luchar contra el terror de lo vivo. Inventamos definiciones para huir de él: me llamo tal, tengo un curro allí, mi trabajo consiste en hacer esto y lo otro.

Pero este descubrimiento del absurdo del mundo, no es motivo de angustia en Urbano, sino de una nueva posibilidad, un nuevo impulso, de un optimismo de la nada, del vacío de la misma subjetividad del ser, que se va librando de sí mismo sumido en una calma casi tan fría como la muerte.

"Todo empezó hace ocho meses. Acababa de vivir una decepción amorosa tan estúpida que ni siquiera merece la pena hablar de ello. A mi sufrimiento había que sumarle la vergüenza del propio sufrimiento. Para prohibirme semejante dolor, me arranqué el corazón (...) Entonces decidí matar mis sensaciones. Me bastó con encontrar el conmutador interior y oscilar en el mundo del ni frío ni calor. Fue un suicidio sensorial, el comienzo de una nueva existencia".

Con Diario de Golondrina queda en evidencia que para que un relato sea verosímil, tiene que haber un estilo, un tono, una forma de narrar los hechos, que no se preocupa por la construcción realista del mundo, sino que toda su a-tensión esta puesta en darle carnadura y matices (no librado de contradicción) a la voz narrativa, que en este caso usa todo su encanto políticamente incorrecto para contarnos de manera descabellada algunas situaciones que si se hubiera valido del código realista, hubiera naufragado inevitablemente. Todo es presentado desde una distancia telegráfica, que parecería por primera vez ver las cosas, pero esto no provoca asombro ni estupor, tan solo la ligera felicidad de sentir algo realmente distinto, diferente, con otras reglas y otros protocolos de cotidianeidad.

"La regla era disparar dos veces a la cabeza. En el cráneo, ya que valía más destruir la central. En la inmensa mayoría de los casos, la primera bala resultaba mortal. La segunda era por seguridad. Así nunca había supervivientes (...) Por mi parte bendecía esta ley del segundo disparo, que aumentaba mi placer. Al apretar el gatillo por segunda vez, incluso me di cuenta de que era mejor que la primera: la primera aún olía a aceite de engrasar.
Lo que se revelaba a pequeña escala se reproducía a gran escala: experimente más placer con el periodista que con el magnate de la alimentación. Y gocé todavía más con el ministro que vino después.

En contra del retrato que el cine suele hacer de los asesinos a sueldos, Amelie Nothomb le da una pátina a su personaje que en lugar de hacerlo sentir como un robot carente de sentimientos, lo vuelve cada vez más vivo a medida que las páginas avanzan.

"Afortunadamente, me quedaba la sensación de matar. Nunca me decepcionaba.
El hartazgo, que tanto había temido, no empañó aquel frenesí: al contrario, éste era cada vez más profundo.
La necesidad de terminar en mi cama se volvió más urgente. Sin embargo, no había nada sexual en mi actitud (...) El mecanismo activador formaba parte del acto mismo de matar, que me emparentaba con las divinidades más injustas (...) Anteriormente a mi pérdida sensorial, no creo que hubiera sido capaz de matar así. Habría tenido que superar numerosos obstáculos. (...) Recuerdo que no conseguía darle una patada al perro que me mordía la cola (...) Ahora, lo que debía superar para liquidar a aquellos desconocidos era una resistencia tan débil que ni siquiera podía calificarse de física. En el último reducto de mi cuerpo, situado quién sabe dónde, y que quizá sólo fuera el simple recuerdo, pervivía la memoria inmaterial de lo que fue materia y que no tenía otra función que la de alimentar mi capacidad de disfrutar (...) El asesinato comportaba una formidable carga espiritual: si se considera que el orgasmo es carne saturada de pensamiento, se obtiene la clave de mi día a día de ese entonces (...) Mi sexo sólo alcanzaba la plenitud con la idea de la hemoglobina. No hay nada más extraño que el erotismo".

Los pocos diálogos que contiene Diario de Golondrina, son lacónicos, escuetos, mínimos, de un humor deshidratado, la risa llega desfasada, fuera de tiempo, el timming del personaje realmente está en otro lugar que no es el nuestro.

"Le pregunte a Yuri si le gustaba matar.
-Ayuda a desahogarte -dijo.
-¿A desahogarte de qué?
-Del estrés, de la angustia.
-¿Y matar no constituye una angustia?
-No, es un miedo.
-¿Y el miedo desahoga la angustia?
-Si, ¿a tí no?
-No.
-¨Por qué trabajas en esto, entonces?
-Porque me gusta el miedo en sí mismo. No necesito desahogarme.
-Menudo perverso estás hecho.
En su voz sentí estima y preferí dejarle con aquella buena impresión".

O momentos de una banalidad picante y provocadora.

"-¿A qué dedicas el tiempo entre dos misiones? -le pregunté a Yuri.
-Crucigramas. ¿Y tú?
-Radiohead.
-Muy bien. Radiohead.
Tarareó sus éxitos de los años noventa.
-No -zanjé-. Mi droga son sus últimos tres discos.
-Es música experimental -dijo haciendo una mueca.
-Precisamente, soy un asesino experimental.
-¡Oh, hasta donde puede llegar el esnobismo!
Tuve el sentimiento exquisito de mi superioridad:
Yuri pertenecía a la retaguardia. Yo, en cambio, era
un asesino del tercer milenio. (4)

O situaciones de un humor finísimo, prácticamente involuntario

"-Bien, trae los documentos.
-¿A estas horas, un domingo?
-No puedo creer lo que estoy oyendo, Urbano.
¿Acaso crees que estás sindicado?
-Ahora voy.
Tenía razón. Se empieza así y se acaba exigiendo
vacaciones pagadas".

Urbano no es un asesino común, en su discurso se enhebra la cultura letrada que lo precede, aparecen Goethe, Las tribulaciones del jóven Wherter, los filósofos presocráticos, James Joyce, Marcel Proust, Aristóteles y una de los tracks más experimentales de Radiohead de su disco oportunamente llamado Amnesiac,  que para la historia de este singular personaje, vendría a ser lo más parecido a una epifanía, que a su vez, es la necesaria banda sonora para el nuevo propósito de su vida. Urbano, no solo es un asesino por accidente, sino que a su manera es un pensador de ocasión, alguien que diagrama con precisión la naturaleza de este despertar a las costuras del mundo.
Urbano despliega una lógica inclaudicable, va hasta el fondo de las cosas, pero sin ánimo de espantar, sino por la simple curiosidad de ver que sucede. Su accionar si bien no tiene más justificación que sí misma, hay una filosofía detrás, una tradición que se articula de manera casi silenciosa y le da un sustento, una densidad específica que se descalabra cuando se topa con Golondrina, pero antes de eso, su discurso detenta cierta soterrada furia anti-platónica.

"El cerebro todavía es peor. resulta increíble hasta que punto dejan huella las manchas de grasa. El cerebro es grasa en estado puro, y la grasa nunca es limpia (...) todo esto confirma mi metafísica: el cuerpo no es malo, el alma sí lo es. El cuerpo es la sangre: es puro. El alma es el cerebro: es grasa. La grasa del cerebro invento el mal".

El encuentro con Golondrina (así lo bautiza Urbano) desequilibra la aparente tranquilidad de sus días, habría que agregar que Amelie Nothomb no elige ningún nombre para sus personajes, de hecho no se sabe como se llamaba antes de ser Urbano, en este aspecto, es el mismo personaje, es el que elige como llamarse y llamar a la única persona que perturba sus sentidos y lo vuelve a exponer frente al caos del enamoramiento y al deseo, todas sus defensas se vulneran, un dato que no esperaba entro en su interioridad y lo va minando con una voracidad letal. El amor es su vuelta al mundo, el amor, lo obliga a encontrar lo que durante todo ese tiempo estuvo negando con una determinación implacable, el amor abre un dique que lo arrasa y lo derrama hacia el abismo de su pasión.

El amor por primera vez lo enfrenta a un dilema moral cuando encuentra el diario íntimo de Golondrina después de haber a asesinado a toda su familia, salvo el padre que muere en manos de de su hija porque este no le quería devolver justamente su diario íntimo, en ese momento es cuando se le revela a Urbano la enorme responsabilidad de la intimidad y el silencio.

"Al abrirlo, observé una fina escritura infantil que azuleaba las páginas. Enseguida volví a cerrar el cuaderno, avergonzado. Por primera vez, experimentaba la sensación física del bien y del mal.
Ni por un momento se me había pasado por la cabeza no liquidar a la cría. Un contrato es un contrato, el asesino a sueldo lo sabe mejor que nadie. Pero, de repente, leer su diario me pareció un crimen inexpíable".


Como lo dije al comienzo Diario de Golondrina se sirve de las convenciones del género policial para narrar los hechos, pero su fin es otro, su naturaleza es bien distinta, porque su propósito es la literatura, pero muy lejos de lo que instituye el valor de lo literario y más cerca de la materia cuando todavía es ese velado misterio, cuando todavía no tiene nombre, cuando la multiplicidad de los hechos conspiran contra el entendimiento y la simiente moral de la experiencia.
Urbano responde a los anti-héroes de esta época, su vida se reduce al puro presente de los acontecimientos, no hay nada para lamentar  ni buscar en el pasado, que para el lector es completamente desconocido, no hay respuesta posible, ni lógica de causas y efectos, ni tampoco hay mucho para proyectar sobre el futuro, que para el imaginario del personaje no existe, porque no hay un más allá de sí mismo.

Pero el fin es distinto si en personajes como en Jason Bourne (5), el pasado es un fantasma siempre amenazante, porque es el origen de su arriesgado nomadismo, y de alguna manera contextualiza su accionar en ese mundo: de intrigas, espionaje, y latente paranoia, en Urbano el pasado no representa nada más que un vacío, un hueco en su memoria que no vale la pena recordar, porque realmente no hay nada significativo, su vida como tal no existía hasta el momento exacto que comenzó a matar.
Diario de Golondrina es una apuesta a la literatura, que pone su foco, en lo innenarrable de la experiencia, en los puntos ciegos de una vida, y en su desesperada vitalidad.

La decisión de qué todo se desencadene por el diario íntimo de una adolescente, tan solo indica su propósito, detrás de todo registro sobre la marcha de los días se encuentra su fracaso, la imposibilidad de lo real y la permanente derrota de la literatura frente al cruda e inasible materia de las cosas.

"Pero sobre todo me hubiera gustado saber porque una chica escribía semejantes cosas. A veces enunciados tan simples, como extraños: "Esta mañana, mi corazón es grande". No iba más allá, ¿Porqué me desgarraba tanto? Intentaba convencerme de que esas líneas no sólo valían por su autor. Si las hubiera escrito una matrona plácida, no me habrían afectado. Absurdo razonamiento: nunca semejantes propósitos podrían haber sido obra de una matrona plácida.
Su brevedad, su soledad, su sabia inanidad correspondían a un ser joven y no instalado. Su frágil encanto hablaba de la belleza de la infanta difunta. Su extrañeza era la viva expresión de su destino."

La belleza de este párrafo puede hacer pasar por alto una frase en la que está el nudo temático de la novela condensado:"un ser joven y no instalado". El coqueteo con el policial, la utilización de un anti-héroe como personaje principal, tan solo son una anécdota que le da carnadura y le presta un código de lectura,  a lo que se pretende contar, pero en esa fragilidad de identidades no definidas se juega la poética de la autora, por eso vuelvo a insistir que su literatura atiende más al tono elegido, a la construcción de una voz matizada y atravesada por otros discursos, que a darle identidades pre-claras a sus personajes, lo importante no esta en contar una historia, sino en todo lo que esta antes, en lo que se articula cuando una voz habla, en las inflexiones del discurso cuando las fuerzas que maquinan son múltiples, no es solo el pasado que se juega sus fichas en cada gesto estético, también opera lo que no esta, lo fuerza del deseo, la potencia de lo que esta viniendo.
La apuesta de Amelie Nothomb le da batalla al confort de los géneros, la historia que cuenta es bien simple, podría ser narrada de manera eficaz en no más de un minuto, pero su ambición estética no pasa por ahí, sino en hacer hablar a esas zonas de silencio, a esos lugares inaccesibles de una intimidad cuando no esta sujeta a los nombres propios.

Si algo enseña Diario de Golondrina es que entrar en la subjetividad de alguien, no es un acto gratuito, hay un precio que pagar, el valor de ese peaje es la empatía; la total empatía hacia ese fenómeno que es una persona antes de ser, la mirada esta puesta en lo que se está conformando en el momento en que se conforma, porque lo importante no es lo que se cuenta, sino lo que se elige callar. En ese silencio que la poética de Amelie Nothomb maneja con maestría, se encuentra toda la potencia de la literatura cuando todavía no es.


1-El Samurai es un film de Jean Pierre Melville (1967), El americano es una película de del fotógrafo y director Anton Corbijn (2010), y Peligro en Bangkok (2008) es una remake del film homónimo de los hermanos Oxide Pang Chun y Danny Pang, también encargados de esta versión. 

2- Las otras novelas que tuve la oportunidad de leer de Amelie Nothomb son "Cosmética del enemigo" y "Matar al Padre" que a mi parecer no están a la altura de Diario de Golondrina, por un exceso de conciencia e inteligencia.

3-Este párrafo de la Naúsea de Sarte bien podría haber sido un fragmento de Diario de Golondrina

"Algo me ha sucedido, no puedo seguir dudándolo. Vino como una enfermedad, no como una certeza ordinaria, o una evidencia. Se instaló solapadamente poco a poco; yo me sentí algo raro, algo molesto, nada más. Una vez en su sitio, aquello no se movió, permaneció tranquilo, y pude persuadirme de que no tenía nada, de que era una falsa alarma. Y ahora crece (...) Por ejemplo, en mis manos hay algo nuevo, cierta manera de tomar la pipa o el tenedor. O es el tenedor el que ahora tiene cierta manera de hacerse tomar; no sé. Hace un instante, cuando iba a entrar en mi cuarto, me detuve en seco al sentir en la mano un objeto frío que retenía mi atención con una especie de personalidad. Abrí la mano, miré: era simplemente el picaporte."

4- Los discos de Radiohead del cual Urbano es fan son: Kid A (2000), Amnesiac (2001), Hail to the thief (2003).

5-Jason Bourne es el personaje principal de la saga Bourne identity, creación del escritor Robert Ludlum y llevada al cine de manera magistral por Paul Greengrass.