sábado, 28 de marzo de 2020

Los límites de la experiencia, la ética y la ley (a propósito del film Gone Baby Gone de Ben Affleck)



           Se puede decidir sobre el destino de los otros, se puede tomar la decisión que cambien el curso de una vida, se puede juzgar que un ámbito familiar no sea el adecuado para el crecimiento de los hijos, hasta que punto uno se puede meter en una vida ajena y decidir sobre lo que es conveniente, hasta que lugar puede uno llegar a involucrarse en una familia que a todas luces parece no poder cuidar de sus niños.
Algunas de estas cuestiones están puntillosamente retratadas en Gone Baby Gone (2007) más conocida en hispanoamérica como "Desapareció una noche", primera y promisoria película del actor Ben Affleck, basada en una novela de Dennis Lehane autor también de la controvertida "Mistic River" (2003) novela en la que se baso el film de Clint Eastwootd con el mismo título.

El film de Ben Affleck fue una verdadera sorpresa, nadie se hubiera esperado una película tan sobria y madura para un actor, que tuvo su momento de fama y éxito, pero que nunca descolló en sus trabajos, siempre lindando la corrección y en algunos casos el ridículo.
Pero no hay que olvidar que gano un Oscar con su amigo también actor Matt Damon por el guión de "Good Will Hunting" (1997) y que ha estado vinculados con directores que están fuera de la corriente del cine más industrial, directores tales como Kevin Smith o Gust Van Sant, aún así Gone Baby gone es un impecable ejercicio de cine clásico: narración transparente, retratos puntillosos, y precisos que demarcan un contexto de acción muy específico, conflictos sugeridos y latentes por debajo de los obvios y sintomáticos del film, personajes entrañables que deben en la medida que la historia avanza, tomar decisiones que cambiaran todo lo deseado en función de lo necesario, hay una ética de la cual no se reniega y que tiene que ver con el barrio, el lugar de origen, que será puesto en cuestión a lo largo del relato, porque la procedencia, el lugar en el cual uno se cría y vive sus primeros amores como desencantos, no define la personalidad pero si la marca, esa marca es la que asedia a los personajes a lo largo del film.

La historia sucede en Dorchester, Boston, en un barrio que se ha venido a menos, uno de esos barrios que (uno supone) en su momento eran familieros y amistosos pero que el paso del tiempo, el capitalismo, la competencia de mercado, la droga, el crimen, el deterioro de los lazos familiares y la política fueron dejando de lado.
La película comienza con la voz en off del personaje interpretado por Casey Affleck, una voz que narra y demarca su vuelta de la experiencia, voz que intervendrá solo para puntualizar su desazón en un relato mucho más grande de lo que su experiencia puede contener, un relato en el que esta impreso todo lo que la película se juega tanto en sus virtudes formales como narrativas.

"Siempre creí que las cosas que uno elige, lo convierten en lo que es. La ciudad. El barrio. La familia. Aquí la gente siente orgullo por estas cosas. como si fueran logros, los cuerpos que recubren sus almas, las ciudades que los envuelven. Viví en esta cuadra toda mi vida, como la mayoría de esta gente, cuando uno trabaja buscando a personas desaparecidas, es útil saber de dónde vienen, yo encuentro a las personas que nacieron en las grietas y luego cayeron adentro".

El personaje interpretado por Casey Affleck trabaja junto a su mujer buscando personas desaparecidas, en el barrio hay un revuelo por la desaparición de una niña de 4 años, en ese entramado familiar que se ira develando, aparecerá toda la miseria, la desesperación y la idiosincracia de un barrio que no sabe cómo lidiar en lo que se ha transformado.
La madre de la niña desparecida es una adicta a la cocaína, vive con su hija, en una casa compartida con su hermano que a su vez vive con su mujer, que es la que en realidad moviliza toda la búsqueda de la niña y contacta a Patrick Kenzie el personaje interpretado por Casey Affleck

Patrick Kenzie es un joven que se crío en el barrio, tiene un pasado de drogas y muchos contactos diseminados por todo el barrio, entre conocidos de la secundaria, dealers y policías, sabe cómo moverse, qué códigos respetar y a quienes marcar territorio cuando el asunto lo requiera.
Que el personaje sea interpretado por Casey Affleck no deja de ser un ironía, por el fisic du rol del actor, que es lo opuesto a lo que uno podría esperar de un pibe curtido en la violencia de las calles y las drogas.
El porte del actor es de un andar desgarbado, es flaco, no es feo pero tampoco entra en la categoría de lindos o galanes como su hermano, tiene una mirada intensa y curiosa, y la mandíbula fuerte como si todo el tiempo estuviera rumiando pensamientos, siempre parecerá más joven de lo que es, se lo dirá el el jefe de la policía a cargo de la investigación de la desaparición de Amanda Mccready, buscando desacreditarlo como también minutos después el detective interpretado por Ed Harris.
Para completar el cuadro de situación Patrick Kenzie trabaja con su mujer, la actriz Michelle Monaghan, que también tiene un aspecto juvenil, de niña de bien, universitaria.

En esta elección de los actores principales esta uno de los principales aciertos del film, no se trabajan con estereotipos sociales, ni hay un miserabilismo por mostrar el dolor, ni una condena a la institución policíaca, de lo que se trata es de mostrar y exponer hasta que punto la misma simiente del barrio esta constituida por esta simbiosis entre el orden de la ley y el orden de la calle, así lo deja entrever Patrick Kenzie cuando uno de los detectives se burla de él, señalando:

-creí que conocías a este tipo.
-la mitad de los tipos que conoce son degenerados
-si, sabés ¿qué son la otra mitad?
-¿qué?
-policías, no me lo eches en cara.

En esta interrelación de territorios, fronteras y códigos de sociabilidad se juega toda la percepción de la historia, que por contraste y consecuencia muestra la ausencia del estado.
En el barrio, las personas con oficios humildes se las arreglan cómo pueden,  y la policía tan solo determina a quién apuntar, detener y con quién negociar.
En esta relación carnal hay mucho de show, como de pactos y traiciones según la conveniencia y los negocios.
Por eso la reticencia de Patrick Kenzie cuando le pregunta al detective interpretado por Ed Harris, por el origen de su nombre:

-¿qué nombre es Bressant?
-uno de los que hay en Lousiana 
-¿si?, creí que era de aquí.
-depende de cómo se mire. Quizás usted crea que es más de aquí que yo, por ejemplo. Pero llevo más tiempo aquí de lo que usted tiene de vida. ¿Quién tiene razón?

Patrick Kenzie fue contratado para hallar a la niña, buscar sus rastros, es requerido justamente por que conoce a mucha gente que no habla con la policía, el film es el derrotero del los personajes por diferentes puntos del barrio, asistimos a este mundo, fuertemente masculinizado, donde la mujer es un objeto, un trofeo y por momentos menos que eso.
Es la ley del más fuerte, pero también del más apto e inteligente para sobrevivir a a esas calles, a la cual todo el tiempo se le debe pagar un peaje, hay un aprendizaje que el personaje principal sufrirá y que tratara una vez consciente de ello, de llevar hasta las últimas consecuencias, aunque esto cueste la relación con su mujer.
Que es la otra mirada que acompaña el relato, cuando digo mirada es justamente eso, Angie Gennaro, observa las cosas desde el extrañamiento, de alguien que trata de comprender un mundo que en la medida que se va involucrando le va resultando cada vez más ajeno.
Cuando la pareja decide aceptar el trabajo de búsqueda, ella advierte.

-Llevamos una buena vida, ¿no?
-¿es una pregunta con trampa?
-no quiero encontrar a la niña en un contenedor
-Quizá no este en un contenedor, nena
-no quiero encontrar una niña maltratada por tres días
-cariño, nadie quiere eso.

La buena vida
tal como la enuncia Angie Gennaro es lo que parece haberse escapado del barrio, es el fuera de campo permanente de film, es lo que desencadena el conflicto principal, en donde los personajes se debaten entre la conciencia, la ética, los valores individuales, y los límites entre el bien y el mal, pero no entendido como fronteras absolutas, sino más bien difusas, borroneadas según la conveniencia y lo que se está dispuesto a pagar por ello.
La desaparición de Amanda Mccready pone en escena los resortes del poder, y la necesidad.
Su desaparición misteriosa expone el riesgo, al que se somete el jefe de policía interpretado por Morgan Freeman, devela hasta que punto su moral entendida como el bien común esta supeditada a ese entramado de relaciones y complicidades secretas, que operan y se fricciones para seguir sosteniendo una realidad que les conviene a todos.
Salvo a la madre de la niña desaparecida y a esta joven pareja de investigadores que deberá tomar una decisión capital cuando se enteren del verdadero destino de Amanda Mccready.

Sería vano explicar el final de esta película que contiene todos los sinsabores de una realidad ambigua, pero la cuestión principal también le atañe al espectador, y más aún a nosotros espectadores sensibles en un país como el nuestro, que tiene una historia con la desaparición forzada y el secuestro de bebes en cautiverio, estos niños que crecieron en familias sustitutas, desconociendo su pasado y origen, esta generación que fue educada pensando que ese destino implantado y a la fuerza era lo mejor para su futuro, porque ese estado argentino del momento en connivencia con cierto sector social juzgaba y asesinaba a los padres de estos niños por considerarlos enemigos públicos del nuevo orden establecido.
Como dije el final de "Gone Baby Gone" le pide algo al espectador, le reclama algo más que su pasiva actividad frente a la pantalla, le exige su compromiso moral frente a este hecho estético inteligente en su forma y maduro en la manera de compartir una historia de muchos contraluces, zonas oscuras, como lugares opacos de percepción.

No se trata de la salida rápida tipo una gran película con mensaje redentor y sólidas actuaciones, sino de la fuerte problemática que instala desde su narración clásica un film, que puede considerarse dentro de la estética realista, pero eso no alcanza para tratar de definir o explicar a un relato al que no le interesa juzgar a su criaturas, ni bajar líneas sobre los modos de vida en los suburbios, sino de contar en su sentido más llano una experiencia.

La voz narrador que interviene en varios momentos, es una voz que esta de vuelta, esta del otro lado de explosión que partió al medio el equilibrio de su relación y que le enseño, si es que hay algún tipo de pedagogía en esto es que tomar una decisión dentro de un marco donde las reglas parecen claras, pero que están pervertidas por los mismos gerentes de las leyes, es un compromiso total y por momentos un lugar de soledad, como le sucede al protagonista, aunque el mundo conspire desde su lugar común, un lugar histérico en sus presunciones y paranoico en su interpretación.
Patrick Kenzie defiende los valores de una época en fuga, es un héroe a su modo, un héroe del ocaso, un héroe de la medianía y de los grises, al que nadie le presta su debida atención, porque no hay show ni televización posible cuando se tiene que tomar y elegir la decisión más difícil, la elección de una vida, no por encima de otras, sino por encima de las que se creen que tienen el derecho y la total impunidad de elegir el futuro de los niños, muy por encima de sus origen, familias y padres.

El final del film es agridulce y levemente irónico, eso no quiere decir que no sea feliz en algún punto, pero esta felicidad tuvo un precio muy alto, después de esto uno puede imaginar que nada va a ser igual en la conciencia del protagonista, no se puede ignorar los principios morales que sustentan los lazos de sociabilidad y pertenencia.
El barrio es cierto, deja sus huellas en la permanencia de ciertos códigos, pero hay algo que cercena toda percepción cuando se cree que el inicio de todo mal tan solo recae en las familias de determinada extracción social.
Gone baby Gone se detiene ahí donde otros films de temáticas parecidas pasan de largo, Gone baby Gone se detiene a observar las consecuencias no solo de un modo de vida, sino que pone en discusión el relato social que los medios primeros, las instituciones después y las familias educadas por estas instituciones y medios dicen qué es lo real, qué esta bien, qué esta mal y qué es lo más conveniente para sus hijos.

Cerca del final de la película hay un diálogo que es muy clarificador en cuanto a lo que se juegan los personajes no solo sus valores, sino también la condición de sus prejuicios y temores frente a lo irrevocable de los hechos y la experiencia.
Patrick Kenzie en una escena no exenta de drama y controversia, ejecuta a sangre fría a un pedófilo después de descubrir que había asesinado y violado a un niño. Todo el mundo parece aprobar su hacer salvo el mismo, hay un límite que transigió, una espina es su conciencia que no lo va a dejar tranquilo, ni mucho menos después de que la película termine.
El siguiente diálogo transcrito es con el detective interpretado por Ed Harris, que es su contracara, es el que lo quiere convencer, de que hay veces que vale la pena ignorar lo que la sociedad y la cultura establece como la ley.

-Tienes que sentirte orgulloso. La mayoría se habría quedado afuera.
-no lo sé.
-¿Qué no sabes? 
-Según mi cura,la vergüenza es Dios diciéndote que hiciste algo malo.
-Que se vaya al carajo.
-Matar es pecado.
-Depende de a quién mates.
-No funciona así. Es lo que es.
(...)
-Te preocupa, qué es católico. Los niños perdonan. Los niños no juzgan. Los niños dan la otra mejilla.
(...) 
-Hay que ponerse de uno de los dos lados. Si acosas a un niño, si golpeas a un niño, no estás de mi lado. Si me ves venir, corre, porque te bajo carajo. Simple.
-No creas que es simple.
-¿El niño está mejor sin su padre? Si. Pero sí podría estar libre ahora. Inyectándose con un arma en la cintura. Es una guerra. ¿Estamos ganando? No. Volverías a hacerlo, bajarías a Corwin Earle? (el pedófilo) 
-no.
-¡Eso te hace bueno?
-No lo sé.
-Pero no te hace malo, ¿No?

Sin lugar a dudas Gone Baby Gone es una gran película, una de esas películas hechas con sabia modestia, y serena lucidez, una película que sigue interrogando nuestro presente y lo va a seguir haciendo porque su lugar estético es el de la interrogación, que a su vez es incómoda pero precisa, ambigua pero determinante, fundamental como temeraria y sencilla como compleja.
Pregunta que sería más o menos así: Qué es lo bueno y qué es lo malo.


Trailer de Gone Baby Gone https://www.youtube.com/watch?v=JyT0_wfQR2Y










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