lunes, 15 de julio de 2019

Lo realmente Otro es uno mismo (notas sobre Luna Caliente, una novela sobre el deseo)




              Cuáles son los límites para que una vida de aparente normalidad, descubra que una línea muy finita, casi inexistente, es la brecha que lo separa de la bestialidad humana. Cuál es la consistencia de la moral frente a los extremos de la experiencia, de qué sirve toda la educación logocéntrica, cristiana y occidental, cuando el abismo se abre en la propia subjetividad,  y que no sabe cómo reaccionar frente a lo inexplicable de la propia conducta.

Algunas de estas cuestiones aparecen y atraviesan toda la trama de "Luna Caliente"(1983) una nouvelle de  respiración agitada, argumento problemático, más aún en estos tiempos donde lo políticamente correcto es una nueva forma de censura, pero al autor estas cuestiones le tienen sin cuidado, lo que importan acá, es hasta dónde se puede sostener el relato y junto con ello, la lógica que trata de llevar hasta las últimas consecuencias, Ramiro, el personaje principal de esta historia, que detenta una enfebrecida lucidez, abrumada por su propio límite de la percepción moral, que calibra cómo puede, hechos que largamente exceden la norma del orden y las cosas, que la sociedad tiene establecida para sí.

Luna Caliente es un relato que prontamente encuentra su verdad en el caos, la confusión, la violencia, y finalmente la muerte. Pero para poder contar de manera convincente este descenso a los infiernos, el libro se apoya en una prosa cristalina, una narración líneal, y un poder de síntesis que sabe dosificar la información y utilizarla en función de la historia, a su manera tiene la misma potencia de un haiku, por la economía de formas, el trabajo de observación sobre los detalles aparentemente más banales y su aguda percepción sobre el constante movimiento subjetivo del personaje principal.

Luna Caliente es una novela de Mempo Giardinelli, (1) un escritor que hace de la escritura un trabajo casi invisible sobre la forma, alguien con mucha conciencia sobre la tradición, sus recursos y retórica, pero sobre todo un artista en el sentido pleno de la palabra, que hace de la lectura una herramienta política.
No en vano su nombre aparece de tanto en tanto en la escena cultural, porque este escritor chaqueño no solo dedica su tiempo a la cuestión narrativa, sino que también escribe punzantes notas sobre el acontecer político de este país, como también ensayos, no tiene miedo de expresar su opinión, ni de salir dar la cara por sus ideas, es un escritor comprometido pero no a la manera de Sartre, (alguien que buscaba apuntalar su tesis en su obra de ficción), sino alguien que enriquece su ficción, porque sabe escuchar y atender las maneras en que funcionan los mecanismos que hacen a la realidad.

El argumento de la novela es simple, Ramiro el personaje principal vuelve de una estancia larga en París al Chaco, su provincia de origen, con intensiones de trabajar, asentarse, lograr buenos contactos, ascender e incluso formar una familia, la historia no pierde tiempo ya en el primer párrafo del primer capítulo presenta el conflicto que Mempo Giardenelli desarrollará con maestría en poco más de 124 páginas.

"Sabía que iba a pasar; lo supo en cuanto la vio. Hacía muchos años que no volvía al Chaco, y en medio de tantas emociones por el reencuentro, Araceli fue un deslumbramiento. Tenía el pelo negro, largo, grueso. y un flequillo altivo que enmarcaba perfectamente su cara delgada, modiglianesca, en la que resaltaban sus ojos oscurísimos, brillantes, de mirada lánguida pero astuta. Flaca y de piernas muy largas, parecía a la vez orgullosa y azorada por esos pechitos que empezaban a explotarle bajo la blusa blanca. Ramiro la miró y supo que habría problemas: Araceli no podía tener más de trece años."

Si hay un género en el cual la novela se inscribe, es el de la novela negra, pero la diferencia que acá en este escenario sudamericano, no hay detectives, ni hechos de corrupción como foco principal de la trama, en cambio, si, hay suspenso, como también una tensión difícil de resistir para un lector ansioso, que se ve compensado en su angustia por saber, con el deseo, ese ardoroso deseo que motoriza la historia y es responsable de varias muertes, que obviamente se busca ocultar con mucha torpeza.
Ramiro el personaje principal enarbola cierta pretensión de los que se creen un poco más por tener una educación superior, y en ese contexto provincial comienza a naufragar, porque si hay algo que el personaje no sabe de sí mismo, es hasta que punto puede llegar cuando la pasión manda, y esta entrega inconsciente -al que se ve sometido- apaga su conciencia, y lo lleva más allá de lo que su capacidad para el raciocionio y el dicernimiento entre el bien, y del mal puede soportar.

En Luna Caliente (2) también resuenan ecos de "Lolita" (1955) la incandescente y polémica novela de Vladimir Nabokov, donde también el personaje principal sufría los vaivenes y la bipolaridad del deseo, para caer finalmente rendido frente a la belleza y la sensualidad de una chica cuasi adolescente. En las dos novelas los personajes principales acusan una educación académica que de alguna manera los acartona y los expone ridículamente frente a su propia sexualidad que no sabe cómo abordar lo femenino, eso que es realmente lo otro para este tipo de subjetividades.
Tampoco es casual que se elijan a dos cuasi adolescentes (Lolita tiene 12, Aracéli 13) como objeto del deseo, porque justamente en esa edad en particular, es donde el cuerpo y la sensibilidad muta como una bomba química potenciando todo lo que es promesa en el cuerpo de una niña para ir convirtiéndose en mujer.

Hay que recordar que los autores son hombres, los dos apelan a sus propios límites para narrar las peripecias de sus personajes frente a lo femenino y los dos historias muestran y demuestran que el problema no esta en arrojarse a la pasión y el deseo, sino en la educación moral, en la estreches de miras, en la ignorancia y la represión de la propia carnalidad, en la manera de acercarse a la mujer que tan solo para ellos, para este tipo de personajes, tiene dos variantes: la violencia (la negación) o la sumisión (el ideal), en estas dos posibilidades la mujer no es un ser humano sino una idea para adorar o destruir.

Las mujeres representan el sentido común que nos falta a los hombres, se confesó. Y eso es lo que los hombres tememos. Por desearlas y necesitarlas, les tenemos miedo. Nos causan pavor ¿o no era eso lo que había sentido frente a Araceli la otra noche?. Él Ramiro Bernárdez, el gran macho, el argentino maula que no fue capaz de alzarse una francesita en París, anoche se había convertido en un vulgar violador. Por miedo, por terror (...) ¿No le había pasado antes, con mucha mujeres? Caray, con todas, si cada mujer que había conocido en su vida había significado un minuto de terror, de pánico insoluble. Quizás eso sea el machismo, ese segundo de espanto (...) el instante de terror que nos produce reconocer su sensatez, su aparente fragilidad (...) Porque, quizás lo que nos diferencia no es solo la tenencia de un miembro unos y de vaginas otras; lo que nos diferencia es la imposibilidad de de aceptar y reconocer la diferencia. He ahí lo que rechazamos del otro sexo.

El deseo que despierta Aracéli, no es una anomalía en ese contexto fuertemente masculinizado, de hecho es la norma. Desde el padre que de alguna manera se engola con la belleza de su hija, y la piensa más como un objeto que hay que ubicar con una buena familia, pasando por Ramiro e incluso la polícía cuando se entera que este tiene una historia con ella le brinda un guiño cómplice, es decir: no esta mal tener un romance con una piba por más que sea menor de edad, después de todo según esta lógica, es mejor agarrarlas a esta edad, frescas y lozanas cuando todavía no son esa mujer insoportable en la que inevitablemente se van a transformar, porque ya lo sabemos, las mujeres son seres incomprensibles y necesarios. Como bien lo expresa el padre de Araceli, hablando de su matrimonio.

-Todas las noches me escapo. Carmén es una vieja imbancable; dormir con ella es más feo que tragar una cucharada de mocos.
Río de su chiste.
-Aguantarla es más difícil que cagar en un frasquito de perfume- entusiasmado se reía, hipando procazmente-. La pobre está gastada como chupete de mellizos.
Siguió riéndose. Era una risa repulsiva.

Pero el problema mayor es que justamente la norma para esta masculinidad a la defensiva, es la violación, esto es lo que comprueba Ramiro que por más altos estudios que tenga, no puede frente a su instinto depredador, a su mandato cultural de destrucción y sometimiento de lo diferente.

Ella lo miraba, tensa, en silencio. Él se acercó lentamente hacia la cama y se sentó, sin dejar de mirarla a los ojos. penetrante, como si supiera que ésa era una manera de dominar la situación. Estiró la mano y empezó a acariciarle el muslo, suavemente , casi sin tocarla; sintió un leve estremecimiento de Araceli y apretó su mano, como para hundirla en la carne (...) -Qué divina que sos -le dijo y fue entonces que advirtió en ella el terror, el miedo que la paralizaba. Estaba a punto de gritar: tenía la boca abierta y los ojos que parecían querer salírsele de la cara (...) Y entonces él le tapo la boca con una mano, conteniendo el alarido. Forcejearon, mientras él le rogaba que no gritara, y se acostaba sobre ella, apretándola con su cuerpo, sin dejar de manosearla, besándole en el cuello y susurrándole que se callara.

La escena de la violación forma parte del primer capitulo, el climax del relato está al comienzo, lo que sigue después para Ramiro, es una problemática de orden moral y práctico, cómo se sigue después de un hecho tan atroz, porque Ramiro no es un bruto, ni un analfabeto, ahí reside la ironía mayor para la historia, es un personaje formado por la mejores instituciones, es abogado con un futuro promisorio y la conciencia de lo acontecido es lo que llevara al personaje a tomar las peores decisiones.

¿Y por qué pensar todo esto ahora? ¿Porque el horror no era siquiera la muerte, sino la vergüenza de ser un violador? ¿Porque de pronto debía admitir que no se atrevía a salir de su cuarto, puesto que francamente se sentía un prototipo lombrosiano? ¿O porque ya, íntimamente se sentía incapaz de toda ascendencia moral? ¿O es que el honor era, nomás, una superstición como sugirió Dostoievski? (...) Entonces, el no tenía honor, no era honrado, ni siquiera un hombre. Todos los siglos de la humanidad, de ese afanoso procurar distinguir el bien del mal, se le vinieron encima.

Como unos de esos enrevesados y crueles argumentos de los hermanos Coen, la novela avanza a fuerza de tropezones y malentendidos, lo único que no se malinterpreta es la fuerza del deseo de Ramiro, pero a partir de allí comienza su perdición y la subsiguiente pesadilla de cómo procesar y convivir con los hechos, que se va enturbiando cada vez más por las decisiones que toma con aparente razonabilidad.
Como ya lo dije, Mempo Giardinelli se ríe un poco de las pretensiones de superioridad de su personaje, se ríe bastante de su educación superior y de sus aires de sorna, de escala social y acomodo. Porque claro está, Ramiro vuelve con las intenciones de hacer valer su título, y de encontrar un puesto conveniente.

A sus treinta y dos años, se sentía, súbitamente, acabado, arruinado en su éxito social. Presintió el prematuro fin de su carrera, de su incorporación a la docencia universitaria, de su probable futura
nominación como funcionario del gobierno militar, como juez, como ministro. Todos sus sueños se fracturaban.

El contexto de este relato no es un dato menor, todo sucede durante la dictadura cívico militar en Argentina, pero para Ramiro no es un dato importante ni que tenga relevancia, después de todo tan solo eran rumores que le llegaban estando en Francia, sobre las torturas, privaciones ilegales de la libertad y de las desapariciones, como si fuera el folclore de un país desconocido y pintoresco, pero este dato se volverá peligrosamente real cuando sea interrogado por la policía.
Ahí es donde está nouvelle que respeta los códigos de un trhiller (ese subgénero industrial por excelencia) tiende un puente hacia la historia, hacia los fantasmas de lo real, hay que recordar que Luna Caliente fue escrita durante el exilio mexicano del autor a causa justamente de la dictadura, detalle que no es menor para una estética, que de alguna u otra manera; dialoga, discute y encuentra su límite con la coyuntura política cultural de ese momento tan álgido como contradictorio.

Mempo Giardinelli no es un escritor que hace de la literatura una herramienta panfletaria, para denunciar los males del mundo, lo real está vertebrado en su relato para completar una idea sobre un tipo de sensibilidad moldeada con la mejor educación y con los más nefastos discurso de la cultura. Que Ramiro se descubra misógino no es más que la confirmación que la raigambre de sus pre- juicios están anquilosados en la tradición local que mira a la mujer como lo realmente "otro", no exento de peligros como tentaciones, y que no esta muy lejano en considerar a los diferentes, los raros y porque no, en ese momento particularmente triste de nuestra historia, a los subversivos como el mal que hay que erradicar.

Ramiro como es el caso de muchos civiles y militares que participaron activamente dentro la dictadura, son personajes que descubren que pueden ir hasta el fondo de su moral, ejerciendo los hechos más atroces, con el total convencimiento de que todo esta supeditado a una idea mayor, un ideal que en la tiranía de los actos no tiene reparos en causar sufrimiento, dolor y crueldad por un beneficio superador, pero el problema de Ramiro fue el descubrir la potencia de su deseo dormido, eso realmente "otro" no estaba en Araceli como quería creer, sino en el horror de su misma subjetividad, y ahí, en ese terreno que es completamente desconocido es donde desbarranca su razón y se empantana con el aguijón de la conciencia, ese espectro en el camino que lo vuelve irremediable e irrecuperable para sí mismo.

Por fin la luna llena, la luna caliente de diciembre, la luna hirviente, ígnea del Chaco. 
Y volvió a horrorizarse cuando se dio cuenta de que estaba excitado; de que su sexo se había endurecido, como su corazón. Como un pedazo de granito.
Y eyaculó así, mirando esa luna candente.

1- Biografía del autor http://www.mempogiardinelli.com/


2- Por la su simple forma narrativa no es difícil imaginar a esta novela en el cine, de hecho contó con dos versiones, una de 1985 dirigida por un desconocido Roberto Denis y la otra más reciente hecha en españa por Vicente Aranda, desconozco la calidad de los films, pero ninguno logro más trascendencia que la novela. De todas maneras la pelicual argentina se puede ver  https://ok.ru/video/11373315469 y el trailer de la otra en https://www.youtube.com/watch?v=3ezbLL23xBU


















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