miércoles, 8 de mayo de 2013

Jóvenes viejos o el malestar en la canción


      En principio su nombre no dice nada, es común, sin ningún ápice de extravagancia, en cambio su apellido suena a nostalgia familiar, a reunión de los domingos alrededor de la mesa, con todo su cotillón de felicidad: pastas, tuco, vino, pan francés, coca en envase de vidrio, soda obviamente el sifón, y la alegría de saberse juntos, a pesar de todas las tormentas del mundo.
El nombre propio es el rostro sonoro de nuestra identidad, el nombre a veces nos define, singulariza o nos pone en aprietos, cuando tiene una carga, y una historia, que habla de nuestra cultura, por ejemplo: recuerdo charlas con mi madre que sostenía la idea, (creo que la sigue sosteniendo): de que no había nunca que ponerle de nombre María a una hija, -pobrecita, con ese nombre va a sufrir mucho...- con esto se refería claramente a María, la madre de Jesús, madre de todos los dolores.
En cambio el apellido tiene o se supone la dignidad de un origen, habla del rastro de los tiempos a lo largo de las generaciones, que se van pasado la posta de mantener al apellido intacto, a pesar de los azares, o la desventuras, hay algo que permanece.

Mi propósito después de esta introducción de tinte genealógico, es hablar de Juan Ravioli, que como rasgo notorio, tiene una delgadez descomunal, acompañada de una altura considerable, que le da un aire Burtoniano, (por nuestro amigo Tim), de hecho podría tranquilamente, formar parte de su fauna de seres melancólicos, simpáticos, un poco malditos, un poco locos, outsider, freaks, raros de hecho, a manera de epígrafe de su segundo y hasta ahora último disco, hay una cita textual de "Juan Raro"(1), una novela que podría ser un antecedente del comic, los X men de Stan Lee, porque habla de la mutación, de la singularidad y de lo realmente otro, en un mundo poco agradable. La cita no es casual porque abreva en uno de los grandes mitos de los cuales se apropio el rock, el mito de la juventud al cual Juan Ravioli rinde tributo de manera explícita.

Que hasta la fecha saco dos discos bajo su nombre, uno en el 2006 y el otro en el 2009 los dos tienen el mismo título "Album para la Juventud", la única diferencia es que uno dice Ravioli, (en grande) abajo Volumen 1, y entre paréntesis (París 1980, su banda anterior) y el otro simplemente: Album para la juventud, Volumen 2 y con letras mucho más chicas simplemente por Juan Ravioli.
Recuerdo que la primera vez que lo vi con su banda, no conocía nada de él, y cuando se disponía a presentar una canción mencionó que formaba parte de su primer trabajo, no pude evitar reírme cuando dijo el título del disco porque me parecía un gesto irónico. De hecho recuerdo que Ravioli escucho mi risa, (no estábamos en un lugar muy grande) se incomodó un poco (creo), porque de inmediato de manera un poco más seca o cortante (ya no recuerdo) dijo - pero qué tiene de malo el nombre-, y lo volvió a repetir, pero mucho después, cuando materialmente tuve sus discos, me di cuenta, que su actitud no tenía nada de irónica, al contrario, venía acompañada de una gravedad que yo definiría como elegante, porque si no fuera así, sería difícilmente transitable.

La última vez que lo ví, fue para la presentación de su segundo disco en el Centro de la Cooperación, fuimos con mi mujer, y los dos nos quedamos sorprendidos por el funcionamiento pleno, de una banda con todos sus engranajes aceitados. En ese recital fue más notorio el costado experimental de su propuesta sonora, desdibujando un poco, pero solo un poco ese aire romántico y apesadumbrado de su disco anterior.
En ese recital me compre el Volumen 2, y por esos desencuentros de horarios, dinero y trabajo, a lo largo de estos años, no lo volví a ver arriba de un escenario, ni volvió él  a sacar un disco nuevo, y al parecer desarmo esa banda con la que parecía que iba a comerse al mundo.

Hablar de Juan Ravioli, es también hablar de diferentes sociedades musicales (2), quizás las más significativas sean estas: formó parte de la vuelta de Pablo Krantz a los escenarios porteños, participó de hecho en la grabación de su disco "Demonos cita en una autopista (para volvernos a estrellar), grabo en varias de las experiencias musicales de Ulises Conti y actualmente forma (o formaba) parte de la banda de Axel Krieger. Todos estos, nombres, conforman una parte de nuestra geografía, (nuestra patria de sonoridades) nada más que la diferencia radica en que estos artistas, tienen una actitud más cool, más arty, menos deudora de nuestra tradición de vacas sagradas del rock nacional.  A fin de cuentas son nombres excéntricos, que designan diferentes experiencias sobre el modo en que opera la cultura musical, después del rock, del pop y de la vanguardia en este nuevo milenio.
El más llamativo ( por su obra) es Ulises Conti, que si bien no hace rock, ni es un escritor de canciones, (aunque haya sacado dos discos en comunión con Lola Arias)  ni juguetea con el folclore, (Krieger) ni es un narrador de canciones (Krantz), en su música se permite, un espíritu que tiene la displicencia de una vanguardia bien perfumada, con toques de romanticismo que podría llamar schopenaueriano, conjugado con una mirada  muy autoconciente sobre la experiencia formal en la música. Su propuesta abreva en la música antes llamada "culta", de cámara, orquestal, con guiños hacia el jazz, pero no apela a la tradición como forma dura, sino que su oído está tan puesto en el pasado, como el presente, dando como resultado y por efecto, una obra que tiene diferentes registros: desde comentarios y reflexiones sobre la propia materia musical, a hallazgos, a veces irónicos, bellos, y poco complaciente con un oyente de este siglo, atravesado por la ortodoxia del rock.

Creo que de los tres, es el espíritu más afín a la sensibilidad estética de Ravioli, si bien es cierto que Conti solo participo en el primer disco y en un sola canción, (Condicionamiento) no me parecería arriesgado decir: que su mirada sobrevuela a estas dos experiencias sonoras. No hablo de algo explícito ni directo, sino de un diálogo sesgado por la problemática forma-fondo. Me atrevo a decir que tampoco Ravioli es un escritor de canciones, sino que a través de la forma canción a sabido conducir un tipo de intensidad, que en su primer trabajo puede confundir y ser simplemente tomado como un hacedor de canciones románticas, pero este es un dato menor, porque para mi lo interesante es el mundo sonoro que hay detrás acechando, como si fuera el flujo de un río interno que golpea para encontrar su caudal, pero esto no llega a suceder jamás, ni siquiera la voz llega a quebrarse, solamente es un eco, que sucede por dentro, como en la canción "la ausencia" que tiene una una de las partes más íntimas, y descarnadas, cuando nos dice casi sin aire, casi sin voz, casi sin nada:

Yo ya no quiero decir que
esto no es lo mismo sin vos.

Muy distinto es su siguiente disco, mucho más ligado a simple vista al código del rock, y del blues, donde la forma canción alcanza su cima con "Son días felices", donde podría haberse quedado allí, conforme, pero no, inmediatamente la canción encuentra su perfecta contracara, con "John Merrick", una suerte de anticanción, sobre el hombre elefante, bellamente retratada en la película de David Lynch, (ese otro freak), que cuenta con una deliciosa melodía que el  piano va desplegando, bajo una voz que parece no anunciar nada de lo que viene

No hay razón
para correr así de mí
El color, la luz, el sol...
No sé si soy capaz.

Y este es su principal acierto formal, el enjambre de sonidos sorprende y sacude al oyente, parece que va a durar más de lo que dura, es un ataque, claro, y específico, a nuestra normalidad auditiva, que sobre el final de la canción encuentra en el punteo de la guitarra, su razón de ser, la melodía con un claro aire floydiano, lo inunda todo hasta dejarnos mudos.
Este segundo disco encuentra su verdad en estos momentos de pura emoción musical, estas dos canciones son los puntos más altos de una experiencia que se sirve del rock para generar pequeñas canciones, situaciones sonoras como "Comenzar" que dura 00:49, o "Cuatro segundos" que tiene 00:31, el resto de las canciones navega por estas aguas aparentemente rockeras, con pinceladas de blues y folk, pero es más una mirada y una pregunta sobre la propia naturaleza de las canción.

De manera evidente uno escucha estos discos y dice sin pensar "década del 70", el imaginario sonoro parece indicar ese camino y  no parece haber otra posibilidad interpretativa, sobre todo por la reincidencia en el nombre y orden de los discos. De alguna manera estas experiencias, en formato canción, nacieron viejas, pero no son vetustas, no huelen a moho ni a museo, lo harían si se hubieran quedado solo con la tipificación de una época, pero no, la pregunta fundamental que despliegan y que excede su propio terreno es para qué seguir haciendo canciones, si lo mejor de una época ya paso, y todos los héroes musicales, sino se murieron jóvenes, andan en plena decadencia, o incomprendidos, para qué seguir haciendo canciones en un mundo saturado, por la industria discográfica, sus inventos de marketing y la revolución digital, que lo ha posibilitado todo literalmente, para qué seguir... Porqué una canción más, porqué no una menos, porqué no mutilar su propio propósito.

¿Cómo andar con los pies así,
si esta tierra arde más que el sol?
Y es natural que no quieras seguir
desperdiciando la poca ternura de hoy.

Una estrofa antes, esta canción, de Volumen 2, llamada " la ternura" nos pone en perspectiva, nos da una pincelada precisa, sobre el estado de cosas, mientras el bajo va cobrando un sutil protagonismo

Cómo ves en la oscuridad
lo que sirve esta poca luz,
que antes de ayer
te negabas a ver.

"Album para la Juventud", Volumen 1 y 2 son certificados de de-función, bloques musicales que tienen la ambición de clausurar un imaginario, no porque puedan, sino porque llegaron demasiado tarde, la última época que vivió la cultura rock con cierta ironía, e inocencia, fue la década del ochenta, después, lo que vino después fue la resaca de la fiesta, el desorden de los platos rotos, los ceniceros llenos, las botellas vacías y los perdidos en la nostalgia.

Estos discos de Juan Ravioli se animan a confrontar esta desazón, no hacen la vista gorda como si nada hubiera pasado en estos últimos 50 años, al contrario recibe acuso y se anima a desmaterializar la canción para que adquiera un único y poderoso cuerpo como en el caso de "Son días Felices", o transformar todo en una sola y larga canción, (o movimiento), con sus matices, influjos, niveles de intensidad, cambios de tono, modulación y de ritmo, sin que una parte sea más importante que la otra. No hay ninguna canción destacable en volumen 1, pero todas son absolutamente imprescindibles en la economía narrativa del disco.
Por eso creo que estos discos son una respuesta desde el rock, a las mismas cuestiones que le atañen a Ulises Conti con sus obras, ya nadie puede aspirar a una totalidad, lo máximo que se puede hacer es evocar esos momentos de peligro, donde la emoción estética parece decirnos algo, pero no sabemos qué...nadie puede en este siglo XXI tener pretensiones Wagnerianas, sin caer en el más completo ridículo.

El último disco fue en el 2009, desde entonces no hay noticias, salvo sus apariciones junto Axel Krieger y las presentaciones del último disco de Ulises Conti. Más allá de los azares de la vida, creo que este llamado a silencio responde a ese borde, esa línea, ese espacio en blanco entre la canción y su imposibilidad, que Juan Ravioli a experimentado, con todo el riesgo que implica jugarse el nombre propio, en el salto al vacío de la creación, con estos discos, que tiene tanto de rabiosa melancolía, como de sorda resignación, en un mundo cada vez más fragmentado e incompleto, Juan se permite: decir, musitar, cantar

Respirar.
A veces cuesta hacerlo.
(A veces cuesta).

Rescatarnos
de nuestro propio infierno
de nuestros propios sueños.

(...)

Quedan cinco hojas
y un millón de días
por seguir.




1-" Lo saludé desde el fondo de mi alma. Luego lo compadecí, pues era jóven, y su destino estaba escrito; pero recordé que yo también era un condenado.
Supe, de pronto, que nunca llegaría al final de mi juventud. Y me reí, por mí, por él.
La vida era breve, tumultuosa y la muerte era parte de la vida."

                                                                                                           
                                                                        Extracto de "Juan Raro"
                                                                               de Olaf Stapledon


2-Ravioli tambien participó en grabaciones de: Ariel Minimal, Brian Storming, Defórmica, Doña María, Flopa, Franco Salvador, La national Film Chamber Orchestra, Pequeña Orquesta de Reincidentes, Pez, Proyecto Verona, Valle de Muñecas, entre otros.


 Alguna de laas canciones citadas son

Son días Felices http://www.youtube.com/watch?v=6037fcsIYXQ

John Merrick http://www.youtube.com/watch?v=4h0N-tn8dgA

La ausencia http://www.youtube.com/watch?v=cTHCtrVjK8o

Quedan cinco hojas http://www.youtube.com/watch?v=B2oV_DzTNG4









lunes, 15 de abril de 2013

La patria, la infancia, el agua

                                                                     El agua puede fluir o aplastar. Se como el agua.
                                                                     Amigo mío. El agua que corre nunca se estanca
                                                                     así es que hay que seguir fluyendo.

                                                                                                                            Bruce Lee
                                                                   
  
      Si hay un hecho musical que fue más comentado que analizado en todo lo que fue el año anterior, este hecho sin lugar a dudas fue "Mundo Anfibio" de Lisandro Aristimuño, en rigor su quinto disco y el segundo sacado por su propio sello "Viento Azul".
Según su biografía musical, que él se encargo de instalar: es un joven del sur, hacedor de canciones con aires folclóricos y guiños hacia el pop, con cierto uso de la tecnología al servicio de canciones de temática romántica, que engloban una suerte de poética "patagónica" por darle un nombre, que en sí no dice nada, pero que en el desarrollo de su aventura musical adjetiva por momentos, de manera categórica su propuesta, como si fuera un producto bien embalado, que una vez en su envoltorio adquiere un sabor por momentos empalagoso, porque Aristimuño se transforma de esta manera en un chico sensible, que enamora a las chicas y se vuelve insoportable para los oídos demasiado masculinizados.
En gran parte este perfecto envoltorio que recubre su propuesta musical, es responsabilidad de él, y del pequeño mercado capitalino, que en la recepción de su obra fue construyendo una imagen en la cual el autor se contempla por momentos de manera narcisista, un cabal ejemplo de esto es su anterior disco "Las crónicas del Viento" donde el recurso de diario íntimo alcanza su exasperación (hay que recordar que es un disco doble) que en su segunda parte intensifica el azúcar de sus canciones y por momentos roza su propia caricatura, como ilustra la gráfica del disco: el chico sensible, sentido, con el pelo revuelto, que contempla las aves y porqué no, escucha al viento.

Hay que hacer una salvedad, cuando hablo de Aristimuño no hablo de Lisandro, sino de ese lugar de enunciación en el cual fue encontrando su voz y su poética, y fue convenciendo disco a disco que el sur también existe, pero este paisaje en donde abreva su propuesta y si hay que creerle a Baudelaire (recuperado por Sábato) es su patria y su patria es la infancia.
Una Patria donde conviven sonoridades propias del folclore y una manera de entender la canción que generan coordenadas y relaciones entre Fito PaézBöjrkCharly GarcíaNick Drake por nombrar algunos que hacen de la canción un laboratorio entre la narración y el sonido. En ese espectro Aristimuño se mueve, demarca un territorio que con Mundo Anfibio delimita, registra, condensa y habita con todo el cuerpo sonoro posible.
Este disco es una suma poética de todo lo que hizo hasta ahora, cada canción en sí es un pequeño mundo o siguiendo con la imagen del arte de tapa, es una mirada anfibia, periférica, de muchos perfiles, que recorta una parte de ese fauna y lo analiza con paciencia cirujana.

Son pocos los artistas que generan un mundo propio, con sus reglas, sus protocolos y sus espacios de libertad, uno de estos casos es el de Spinetta que ha sabido elaborar una poética surrealista de manera consecuente en sus momentos más altos e inspirados, junto con una manera de cantar la palabra sin atarla a la narración en su sentido más convencional y un trabajo sobre la música que no reniega de la complejidad ni de la sencillez ni de la canción.
El otro punto saliente en nuestra tradición es Charly, pero más que crear un mundo es un gran iconoclastaun destructor de su propia obra poética y musical, un artista pop en su sentido más acabado y revulsivo que se le pueda dar a estas dos palabras bastardeadas.
Las canciones de Aristimuño reclaman un mundo, tienen esa voluntad de fundar un paisaje, donde lo bucólico convive con el desamparo, la soledad con el viento, la espera con la persistencia de ese búho y ese tren que se empeña en no llegar, estas imágenes un poco clichés, un poco postales, hablan tanto de la  melancolía como de la tierra, que parece reclamar a toda la Patagonia como lugar de origen, todo esto hasta ahora, porque en este nueva aventura, la  persistencia y la constante referencialidad ahora devienen en moléculas de un paisaje nuevo, donde lo líquido es una nueva manera de nombrar a la infancia y el punto de vista, (este lugar del chico sensible) redobla su apuesta porque multiplica su mirada en los animales que habitan esta fauna acuática y subterránea y en donde la mirada humana, al parecer es una mirada más en un mundo burbujeante y exótico.

Mundo Anfibio, de manera aún más evidente que Crónicas del viento es un disco conceptual, (ese viejo invento del rock), este grupo de canciones presentan un mundo más cerrado sobre si mismo, donde hay cierta densidad deliberada y poco complaciente, con la propia obra del autor. De hecho la primera canción es un verdadero ataque sonoro, con un claro aire Crinsoniano sobre todo por la manera en que es percudida la canción, y la urgencia del riff por sostener ese primer envión, donde las melodías reconocibles se ven invadidas y perturbadas por la aspereza de un nuevo decir.
"Elefantes" la canción con la que abre el disco es una clara muestra de como convive lo alegórico con la urgencia del mensaje:

Animales peligrosos
Elefantes ambiciosos
Todo se hunde en la noche
Invasores religiosos
Ancestrales mentirosos
Todo se hunde en la noche

(...)

Nunca te traiciones, sigue tu camino
Mírate al espejo donde nadie mira
Date media vuelta antes del fracaso
Apreta los dientes, cambia tu destino hoy


En estos dos frentes combate la poética de Aristimuño se puede decir que lo alegórico es una respuesta a una demanda de profundidad, inconsciente incluso ancestral (ya volveré sobre esto) y las imágenes de carácter más social como por ejemplo la canción "Un dolar un reloj una frase sin sentido" donde ya el título indica un camino, va generando un contexto de lectura donde los personajes nombrados: "el cura", "el pastor" se presentan asociados a los valores bursátiles, donde la preocupación humana es un negocio y ya no hay tiempo para la salvación, solo el reloj que cronometra la cadena de montaje (ese gran invento capitalista) que nos acerca cada vez más a la muerte, en un mundo que ya no tiene testigos, ni la prensa (los grandes medios) para contar lo que sucede, como sentencia la misma canción: "Es que el culpable es el peón del rey". Las imágenes son simples, la lógica de la sintáxis no indica muchas más lecturas, un cuentito sencillo donde los débiles siempre pierden y en donde los valores ya no tienen el mismo sentido.

Evidentemente en este disco hay una política más explícita, que rompe con el aparente solípsismo del autor de los discos anteriores, hay un diálogo, una discusión muy fuerte con la más inmediata realidad. Hay que agregar que los comentarios de orden social como en la letra anterior, tiene ese influjo propio del folclore: una mirada del interior que hace preguntas socráticas, molestas, sencillas, sobre el funcionamiento de la gran maquinaria citadina, esto es lo distinto que caracteriza este nuevo decir, una nueva manera donde la voz de Aristmuño fuerza sus posibilidades en la aspereza del enojo y por eso se apoya en oportunos partenaires, tales como: Ricardo Mollo, Hilda Lizarazu, Boom Boom Kid que alivian la presión de una voz que busca decirlo todo pero no puede, y en ese umbral humano se juega su propia imposibilidad del decir.
Uno de los puntos más altos (para mí) en estas colaboraciones es "How Long" donde la voz de Boom Boom Kid le da un nivel de profundidad a una canción que encuentra su verdad en los costos, una suerte de declaración de principios donde el precio a pagar siempre es un cambio, una modificación: " Mutar para ser mejor" en esa línea de la canción, esta todo el disco condensado, pero no como una afirmación sino como un interrogante que no tiene respuesta posible más que la de poner el cuerpo.

Cada canción tiene su cuota de oscuridad o de contraluz pero el mismo autor en su impulso por dar un mensaje positivo sin miedo al ridículo llega a cantar imágenes que responden más, al mundo naif de sus discos anteriores, como por ejemplo "Elefantes" que dentro de su velado hermetismo se permite conjugar estrofas como esta:

Oh mi amor, todo el mundo sale del agua
y tal vez, sabio es el que riega
una pequeña flor 

o en "En igual que ayer"

Quise volver, a dar un paseo en febrero
pero las máquinas crearon una torre
de cemento y miel

y en "Pozo"

Mis alas enlazaban rutas
tu cuerpo seducía hermoso
envuelto en golondrinas
y se formaban rayos con la luz

finalmente en "Aunque no estés aquí"

Aunque no estés aquí
siempre te llevo flores
cuna de queso y pan

Creo que ahí esta, el principal hallazgo de este disco, no porque importe el mensaje (de hecho es lo menos importante) sino porque ese imaginario donde la infancia y toda la educación sentimental de nuestro héroe, transcurría en esa suerte de Edén patagónico en este disco se denuncia imposible y en esa ríspidez de un mundo que ya no es, se declara el valor de una aventura estética que no le tiene miedo al eclecticismo, a la experimentación, ni a los lugares comunes del rock, en esa búsqueda por hallar "la canción".
Permitiéndome el comentario sociológico y generalizando demasiado, se puede decir que la invención del rock es el canto del cisne del capitalismo, que encuentra en la globalización, una manera de conjugar, la industria, el espectáculo de esa industria generando un mercado nuevo, novedoso, descontracturado, a través del rock que rápidamente generó su cultura ("el rock es mi forma de ser") con leves toques de incorrección política, conservadurismo y vanguardia formal que en su relación carnal, tirante, histérica, placentera, culpable con la industria, encuentra una manera de ser con el juegueteo de la ideología, la ideología y la construcción de esa ideología.

El lugar común indica que el rock es el canto de la libertad de los jóvenes oprimidos y alienados, Mundo Amfibio comparte esa ambición, y este objetivo pedagógico de mostrar un camino posible, de hecho si uno se permite el ejercicio de leer las letras de manera atenta, sin pensar en el mensaje (en algunos casos muy explícitos) se va a encontrar con una síntesis muy precisa de las diferentes poéticas en que se escribieron las letras de rock en castellano.
Desde el uso metafórico con espíritu Spinetteano, al comentario de denuncia social tipo Hermética o Almafuerte, a la mixtura de esos dos tópicos como el caso de Divididos que tiene una poética urbana muy alegórica, a la canción de amor con el aire de García en su época de fogón, incluso Alejandro Lerner con su versos fáciles pero efectivos y edulcorados, por nombrar algunas de las posibilidades letrísticas de este disco, con esto no quiero decir que haya copia, ni homenaje sino proceso, desde un lugar muy particular la tradición.

Lo original del gesto de Aristimuño, es como busca romper esta línea de lectura de la tradición, hace explícito lo que pareciera ser obvio, -hoy (nos parece decir) somos contemporáneos a todos los estilos músicales- nuestro tesoro cultural esta en como aprovechamos ese legado que no esta en la identidad de un país sino en la manera en que los artistas, procesan, generan, destruyen, sensibilizan y crean a partir de este género que no tiene fronteras geográficas, ("Por donde vayan tus pies) que surgió en paralelo y a causa de la globalización, pero casi se podría decir que es su negativo, su reverso, su anti, su contra y en el peor de los casos su justificación.

El rock es el folclore de nuestro siglo XXI y en su sinuosa línea de mutación constante, esta su diálogo profundo con otras maneras de entender la música sea desde la vanguardia a la música clásica, desde los ragas indúes, al chamamé, desde los estandar de jazz al tango, etc...
Mundo Anfibio se hace cargo de esta manera de proceder, pero su mirada no esta puesta en el futuro sino en el pasado, había hablado antes de la infancia como uno de sus tópicos, en este caso el buceo (por seguir con una imágen acuática) esta puesto en un pasado ancestral, tribal, salvaje, inconsciente, atávico, deforme, animal, amniótico. Lisandro Aristimuño con este disco crea su propio mítico pasado, con las herramientas que le proporciona este siglo, desde el montaje a la superposición sonora, desde el trabajo de laboratorio preocupado en los ínfimos sonidos, a la presencia vital del tum tum de la tierra y del rock.

Hay una línea quebrada que sigue el artista, un línea que ningún artista local se había atrevido a seguir, quizás por una cuestión de sensibilidad, de gustos, en esta línea se encuentra: el Mike Oldfield de "The songs of the distant Earth" (disco naif, si los hay), los últimos discos de Dead can Dance, Cocteu Twins, This mortal Coils, y de manera quizás más evidente Nick Drake o Tim Buckey, también a su manera conversa de manera indirecta con Böjrk, Sigur Rós, Lisa Gerrard o Brendan Perry por nombrar algunos que hacen un uso de la tecnología para ir al pasado, ya sea como placebo, como interrogante o como un cuestionamiento muy fuerte a nuestro presente.

Se podrán objetar los gustos, los usos de la tradición, el abuso de la metáfora y la alegoría, la excesiva ilustración de algunas canciones, pero no se podrá objetar el riesgo de este disco, comprometido a su manera con el vértigo y la urgencia del calor de los hechos y esa es su principal virtud, volver a encantarnos con la pérdida y la ausencia de un mundo que ya no es y que ha dejado definitivamente de ser.




Las canciones comentadas son Elefantes, Un dolar un reloj una frase sin sentido, How long.

Pueden ver el video oficial de Elefantes (de muy buena factura técnica) http://www.youtube.com/watch?v=dB4HalTv2VM, la canción "Un dolar..." http://www.youtube.com/watch?v=_1_fK-Sqqyw, How long http://www.youtube.com/watch?v=HnVPqyiEmVY

La pintura reproducida, es el arte de tapa del disco Mundo Anfibio hecha por el artista plástico Gabriel Sainz, las fotos anfibias son de Mariana Stroia.

Si tienen curiosidad por el cómo se hizo el disco pueden chequear este video muy interesante http://www.youtube.com/watch?v=80dMkH7UkZM











sábado, 29 de diciembre de 2012

Cuando la literatura es una performance


                             No hay que razonar según la lógica del tiempo, sino según la lógica de
                             la tradición"

                                                                                                   El pendulo de Foucault
                                                                                                                 Umberto Eco  
         


             "Mi querido Stanilav, sufre en vano, no podrás escribir por la mera voluntad, debes escuchar tu propia voz narradora, las historias brotarán solo de ellas; no pienses más, dedícate a vivir, que la pluma alimentada por el agua de la vida, habrá de vomitar por sí sola cuando las palabras la rebasen."

Este consejo de uno de los personajes secundarios de la novela "La suma del olvido" a su personaje principal,(Stanilav) en uno de los primeros momentos de la novela, suena mas a una advertencia que a un consejo, porque páginas más adelante este personaje llamado Alexander Kovalev muere batido en un duelo contra Stanilav Dimitri Anochievski y quizás esta sea su pequeña venganza, porque después de su muerte todo en la vida de Stanilav se le escapa y se le va de las manos. Contra todo pronóstico, esta es la historia de un perdedor que tiene un fortuito golpe de suerte, y a lo largo de la historia es la demostración cabal de que la suerte, a veces  mas que una fortuna es una maldición temeraria, porque en su aparente generosidad quita más de lo que da.
Esta podría ser una lectura de "La suma del olvido", y no sería errónea, todo indica que busca ser leída de esta manera, pero esto no es más que uno de los efectos de superficie que la novela trabaja desde su forma en relación con la tradición a la que busca adscribirse. Pero esta no es su mayor ambición, sino condensar los nudos temáticos de las principales novelas rusas, traducidas al castellano en una veintena de capítulos bastante cortos, en un libro que lo es aún más, porque tan solo posee 151 páginas.

"La suma del olvido" es una novela de un desconocido llamado Eduardo Rubinschik, llegue a él como suele suceder por medio de un amigo que me lo recomendaba a viva voz, como toda novedad que aparece en este mundo de novedades cada vez más efímeras, no le dí importancia al asunto, después de todo era su entusiasmo, asi como el libro que finalmente me lo terminó prestando, para caer también en las redes de un libro contrariando a su título, difícil de olvidar.
Esta novela (pensando en Nietzche que admiraba las novelas de Dostoiesvki) es un libro inactual, caprichoso y elíptico. Hay que decir también que es un libro (siendo cauto con esta expresión) poco literario no porque no haya literatura en el  (de hecho hay demasiada en su  construcción estilística) sino porque su mirada excede al campo de la literatura.
Fue publicado en el año 2009 en una edición de 700 ejemplares (que creo que es la única), fue "Segundo Premio del Régimen de Fomento a la Producción Literaria Nacional y Estímulo a la Industria Editorial. Fondo Nacional de las Artes 2008" toda esta información podría decir mucho, pero en realidad no agrega nada al misterio de la creación, de uno de los experimentos narrativos más arriesgado de los últimos tiempos en este país.

No quiero sonar altisonante con esto, el riesgo de este autor con la publicación de esta novela no tiene la épica del malditismo sino simplemente que no le publiquen otro intento narrativo, porque este libro "La suma del olvido" es una intervención estética de las más formales y rigurosas sobre la tradición.
Es un libro confeccionado por un lector, (en el sentido más Borgeano que se le puede otorgar a esta palabra) hay una mirada, una estrategia y un dispositivo que opera y procesa la información condensando un pueblo, una idiosincracia y un decir. En este caso el pueblo ruso del siglo XIX. Esto no quiere decir que estamos ante una novela histórica (vicio caro de algunos escritores) sino frente a la puesta en escena del discurso literario que se sabe consciente de su pasado de lecturas y traducciones.

Un escritor del siglo pasado devaluado, sobre todo por la  idea que tenía sobre la novela y también por parte de su obra literaria, siempre que pudo escribió sobre las similitudes de los rusos y los argentinos, una y otra vez hablo de las semejanzas entre la estepa siberiana y la llanura pampeana de hecho en un conocido ensayo suyo dice: "Hasta el punto que una novela como Ana Karénina, con sus criadores de toros de raza y sus gobernantas francesas, con sus estancias y burócratas, con sus señores patriarcales y sus generales, podía entenderse perfectamente aquí. Cuando en 1938 yo estudiaba en París, un ruso blanco (...) se admiraba del conocimiento y la comprensión que yo tenía de las novelas y personajes rusos, diciéndome que, en cambio, era muy difícil encontrar algo parecido entre los franceses. Tuve que decirle que no era un caso personal mío sino algo muy generalizado entre los estudiantes argentinos..." No sé hasta que punto esta afirmación se puede sostener, pero si de algo creo que estar seguro es que es cierto, en el caso de Ernesto Sábato, que siempre abrigó la ambición de escribir una novela total y trascendente como la de sus héroes rusos, eso sí, siempre leído desde Sartre, referencia obligada de la época.

Eduardo Rubinschick al parecer tiene un gesto más despreocupado, pero no por eso menos problemático, podemos reirnos un poco de la actitud de Sábato con respecto a la novela, de esa misión trascendental que le adjudicaba, y de esa intensión de labrar la salvación por la forma, podemos reírnos pero solo un poco, después de todo lo que en Sábato se caricaturiza es el paradigma de la época, los fantasmas del compromiso del escritor, que debía tener una espalda ancha para soportar el mundo y su contingencia.
Estas cuestiones no creo que le quiten el sueño a Rubinchick pero si la forma, que la trabaja hasta la exasperación, no creo que abrigue la esperanza de conocer más el alma del hombre después de esta experiencia,  creo más bien que su intención tiene un dejo de fina ironía, inteligencia y trabajo por supuesto, porque la operación estilística a la que somete a su escritura (para lograr el estílo de novelista ruso decimonómico traducido al castellano) es muy similar a la del director alemán Werner Herzog con su película Fiztcarralado, que literalmente cruza un barco por un monte sin trucajes ni maquetas; no quiero que se confunda no es parecido por los medios, ni la ideología, ni porque se suscriba a algún romanticismo trasnochado, sino porque tanto el film, como esta novela son verdaderas performance sobre la especificidad, tanto de la novela como del cine.
A Rubinschick le basta enunciar un par de tópicos de lo que conocemos como literatura rusa, trabajarlos rigurosamente, llevarla al extremo de sus posibilidades, con el riesgo de que su operación sea leída solo como una caricatura, de hecho parece eso en un principio, pero no, hacia la mitad la novela recrudece la respiración de la sintáxis y lo que parecía una cosa se transforma en un alucinado dispositivo de lectura sobre las lecturas de la literatura rusa en argentina.

Si hay una idea fuerte es que la moral es una construcción de la lectura, la moral entendida como un pacto que me dice como debo entender lo que sucede frente a mis ojos e imaginación. El autor de "La suma del olvido" parece ceder frente a este peso, sus personajes por momentos parecen dibujos bastante acartonados sobre un fondo que busca dar la impresión, de que es una impresión de la realidad, se nota el esfuerzo de un trazo que busca guardar la compostura en un terreno atravesado por las grandes novelas, de la literatura rusa, pero esto que parece el error de un principiante que no sabe como lidiar con sus influencias, no es más que un pliege y una estrategia. Si uno quiere el cuentito del principio al final lo tiene, eso si no sin cierto esfuerzo del lector, porque lo que se escribe con la mano parece borrarse con el codo, no hablo de un capitulo al otro, sino de párrafo a párrafo se hace evidente que la novela a pesar de la acumulación de nombres propios, paisajes, ambientes y situaciones que darían cuerpo al texto, lo van volviendo cada vez más inmaterial, casi imperceptible se va  adentrando en puntos ciegos donde lo único que queda son los rastros de una lectura que siempre llega tarde, por efecto la percepción se vuelve cada vez más efímera y se hace imposible recordar de manera lineal lo que sucede.

       "¿Cómo podía una vida alimentarse de ecos? Rastros, delicias de la ignorancia, (...). El cielo metálico parecía mirarme con ganas de acertar mi futuro. Acaso nunca  había estado más solo que ahora, poniéndole mi deriva al frío. El blanco en que ubicar el dardo, el blanco no escrito del futuro, (...) Caminar sin rumbo, era así una forma de desparramar todas las monedas posibles, pero con la firmeza de no pagar nada."

Más que a una novela asistimos a una  perfomance sobre la novela, una acción directa sobre el cuerpo textual donde lo único que importa es el recorrido de las intensidades, no porque lo otro no sea importante sino por la propia naturaleza de una performance, en este caso una intervención viva sobre la letra muerta de la tradición. En una performance no importa tanto el sentido sino el efecto, en este caso de los discursos dentro de la tradición que hacen a un determinado tipo de texto lo que es.

       "No tiene, no tenía sentido, pensar o disponer el relato a partir de ese crepúsculo: a veces, me he dicho o he oído, es preciso fugarse del paisaje, para que los hechos sean delineados por el hueso, quedando así llenos de mayor verdad."

Si hay una novela dentro de nuestra literatura que puede dialogar con "La suma del Olvido" esta es "Zama" novela de Antonio Di Benedetto un rara avis que paso sin pena ni gloria en el momento de su publicación, en el año 1956.
Ambas novelas están situadas en un pasado irrecuperable, hay una construcción coloquial decididamente anácrónica que no responde a la verosimilitud sino al efecto de extrañamiento de la percepción; en historias que capitulo tras capitulo se les escapa a los narradores que parecen cada vez más desorientados y perplejos en un mundo cambiante, efímero, opaco, chato que termina excluyéndolos de la propia historia que pretenden contar.

"(...) Llegué hasta el muelle viejo, esa construcción inexplicable, (...) Con su pequeña ola y sus remolinos sin salida, iba y venía, con precisión, un mono muerto, todavía completo y no descompuesto. El agua, ante el bosque, fue siempre una invitación al viaje, que él hizo hasta no ser mono, sino cadáver de mono. El agua quería llevárselo y lo llevaba, pero se le enredó entre los palos del muelle decrépito y ahí estaba él, por irse y no, y ahí estábamos.
       Ahí estábamos, por irnos y no."*

Este párrafo podría ser tranquilamente de la novela de Rubinschick pero es de Zama.

      "La ventaja de la soledad, pensé caminando con firmeza como si supiese adónde ir, es que no hay deudas con el presente. El universo de la deuda queda siempre fijo al pasado, por lo general lejano, ya que del reciente, no se ha podido aún comprender de dónde brota su sentido."

Tanto "Zama" como "La suma del olvido" y me atrevo a agregar cualquier película de "Herzog" son más que nada experiencias formales, que en su literalidad se juegan una idea del arte que busca excluir al arte como único código posible, más cercanas  a la vida como hecho informe, es decir procesal, incompleta, inservible, como titulo Herzog a sus diarios cuando filmaba Fitzcarraldo "La conquista de lo inútil". No hay enseñanza ni nada que aprender tan solo experiencias que hay que atravesar con todas las consecuencias posibles.



La cita textual de Sábato es de su libro "El escritor y sus fantasmas".

*Asi prácticamente comienza la Novela Zama, que tiene un epígrafe de lo más enigmático "Dedicado a las víctimas de la espera".

Los demas textos citados son de la Suma del Olvido y los recortes son míos.

Gracias Mauro por el libro y las interminables discusiones siempre acaloradas por el vino.








sábado, 6 de octubre de 2012

Lanata y la conciencia de sus cacerolas sin uso


                               "Gobernar a nuestro país es infinitamente más dificil que predicar desde la
                                oposición. Es una tarea en la que han fracasado todos los gobiernos no
                                peronista desde 1930."

                                                                                                                  Tomás Abraham
                                                                                                             El presente Absoluto  
                                                                                                       
                          


           En la misma semana donde algunos (me imagino ciento de miles) esperábamos con ansia nuestra panzada deportiva con el doblete de emociones: La copa Davis frente a la república checa jugando de local y el duelo de gigantes boxistícos, entre Maravilla Martinez y Julio César Chavez Jr, la sociedad argentina volvió a ponerse en guardia contra sus propios fantasmas.
Es de público conocimiento que el día jueves 13 de septiembre hubo una protesta masiva en diferentes partes del país, manifestación política de la gente al ritmo de las cacerolas y de consignas con una violencia simbólica (por lo menos acá en capital) que hace tiempo que no se oía, hacía un gobierno (no hace falta decirlo) elegido democráticamente.
Se supone que esta manifestación de la gente fue espontánea, convocada por las redes sociales y bajo ninguna agrupación política, expresando una serie de reclamos, disgustos, inconformidades y una alarmante incorrección política, que encontraba su tono en el más desaforado resentimiento no hacia el gobierno (solamente), sino hacia la democracia como la principal responsable de todos nuestros males.

"Ni dictadura ni democracia/quiero el fin de esta desgracia" rezaba alguno de los carteles de este
jueves pasado, algunos bastantes hirientes e ingeniosos como "vamos a Narnia prefiero que me gobierne un león a que me gobierne una yegua", otros con cierto grado de cinismo que juzgo sencillamente exquisito "en barrio norte también tenemos hambre" sostenidas por unas señoras que se encontraban famélicas, por alguna foto que las dignifique en su justo reclamo. Hubieron también carteles que asociaron al gobierno de la presidenta, con el nacionalsocialismo representados con el símbolo nazi y la leyenda abajo de Cristina 2015, hubieron cánticos que eran claramente un signo de clase "el que no salta/es negro y K", de jóvenes preocupados por las nuevas responsabilidades que puedan  tener, como es el ejemplo de "tengo 16, no quiero votar, quiero chupar" , hubieron algunos que parecían querer despertar los fantasmas dormidos de la lucha anticomunista "Andate a Cuba la Puta que te pario, pero dejanos los dólares" o "Puta, chorra y montonera" y otros sencillamente pidiendo la cabeza de la presidenta "morite yegua".

Esto es solo una selección de las consignas a mi parecer, de las más significativas de la manifestación, es claro que no hay nada que interpretar en ellas salvo los signos de un rancio resentimiento, que excede a la misma naturaleza de la marcha que tiene una historia y se llama Argentina.
Lo interesante en sí, no fue la marcha sino su efecto en el imaginario popular y político, desde las diversas respuestas al hecho en las redes sociales, en los diarios, en la televisión, hasta un programa (aparentemente de puro entretenimiento) como Show Macht se manifestó fijando una posición sobre lo sucedido, ni hablar de los políticos alineados o no con el gobierno, que también dieron su lectura algunos minimizando, otros maximizando y comparando con lo sucedido en el 2001, y hasta la presidenta se pronunció de manera directa sobre lo ocurrido.

Cae de maduro que vivimos tiempos distintos en nuestro país, tiempos en donde la palabra "política" y "militante" parecen resignificarse y salir del largo bastardeo en el cual habían caído, desde que se restituyo la democracia. Tiempos que para algunos constituye una verdadera caza de brujas ( ideológica), donde las posiciones neutrales parecen inimaginables, donde por primera vez se pone en entredicho la labor periodística y la función de los medios en relación con la información , la construcción de los diversos relatos sobre como se debe mirar los acontecimientos políticos. La historia de sus complicidades, el monopolio, el affaire sobre el papel prensa y la ley de medios, son solos puntas de iceberg de algo mucho mas grande que también involucra a los gobiernos, como a este que a desarrollado un eficiente aparato de propaganda política, detalle estratégico que no se veía desde el primer gobierno de Perón.

Según algunos medios, parece que vivimos bajo una velada dictadura donde se coarta la libertad de expresión, donde se quiere imponer un solo relato no solo de la actualidad sino también del pasado, reescribiendo la historia de "los jóvenes maravillosos" que pelearon por el país que disfrutamos ahora.
Algunos hablan de chantaje ideológico por usar y abusar la política de los derechos humanos, para autentificar y legitimar el gobierno de los Kirchner. Pero la verdad de los hechos es que no existe una oposición sólida que pueda hacer sombra a lo que se esta viviendo en nuestro país desde la debacle del 2001. Hay mayor estabilidad financiera, se logró pagar la deuda con el F.M.I., hay una mejor redistribución de la riqueza y todo ese sector de la población que antes no tenía ni la mas remota posibilidad en el mercado laboral ahora tiene mas que eso. Se vive un momento de curiosa euforia por la reactivación de la industria, sobre todo con la nacionalización de IPF y el hecho aún más inédito es que comienza a aparecer de una manera cada vez mas consolidada la figura del estado.

También hubo un cambio de reparto, Clarín un diario que históricamente acompañó al oficialismo  ahora parece ser de la oposición junto con el emblemático diario la Nación y el diario Página 12  que desde su creación parecía a estar a la izquierda  de los gobiernos simpatizo desde el comienzo con el de Nestor y ahora sigue apoyando al de Cristina pero en sus páginas se permite el disenso hacía determinadas políticas o decisiones sobre determinados asuntos. Hay una libertad de opinión que se manifiesta por lo general bajo la atenta mirada  de Mario Wainfeld o Eduardo Aliverti.
Se a escrito mucho sobre este hecho acontecido hace tres semanas, pero me gustaría detenerme en uno escrito a los poco días por Jorge Lanata, en la editorial del diario Clarín, donde despliega una serie de argumentos, que tiene la clara intención de articular en un discurso coherente, las verdades del reclamo que es una tarea atendible, (por cierto) pero Lanata deja ver la costura de su texto, se le nota demasiado el pretendido tono agridulce con el que busca empatizar con sus lectores, y sobre todo la estrategia de victimizarlos como si se hubiera levantado un nuevo muro de Berlín  que coartara sus libertades civiles.

Si hay algo que los medios opositores han buscado instalar, es la idea de que vivimos en un país de miedo, miedo de salir a la calle, de no poder salir del país, de no poder comprar mas dólares, de la inseguridad, de la falta de perspectivas, de la inconsistencia del presente, de quedar aislados como Cuba, de subir a un tren para ir al conurbano, de quizás tener que pagar 5 pesos el boleto del subte, de que los pibes voten a los 16 y tengan mas argumentos políticos para seguir tomando colegios, para horror de Eduardo Feimman que le falta poco para una crisis nerviosa o para un largo berrinche, que lo haga pucherear frente a las cámaras como todo hombre sensible comprometido con su realidad. Hay miedos y miedos, como hay fantasías y manipulación, pero da la sensación de que lo que estamos viviendo como sociedad (acá hablo de la sociedad específicamente porteña) es la encarnación del horror de los horrores, una reacción casi atávica frente a claros avances sociales que gestionó este gobierno desde la práctica y el imaginario  .

Por eso llama mucho la atención este cacerolazo, (su ironía implícita) ya Carlitos Marx lo había dicho allá por el mil ochocientos "la historia se repite: primero como tragedia y después como comedia". Estas cacerolas del jueves 13 de septiembre solo pone en entredicho la calidad de la protesta y deja en flagrante contradicción a los partidos opositores, porque hay un vacío en el reclamo de esta gente que no esta representada, por eso más allá de la violencia de la manifestación verbal, el reclamó era para la oposición, de manera indirecta aún a pesar de la gente convocada (¿espontáneamente?). Eso lo entendió muy bien el texto de Lanata publicado en la editorial del diario Clarín el sábado 15 de septiembre.

Cito: "(...) ante una oposición inexistente, los que protestaron no tienen una línea unívoca en el reclamo, no los unifica un programa o un  lobby son los que quedaron del otro lado de la grieta." Es notable la imagen de la grieta, para expresar lo que para el periodista es una clara situación de exclusión, este es uno de los nudos mas importantes del texto, porque lo que busca en su estrategia, es construir ese muro invisible para la ciudadanía, pero sigo mejor con Jorge que la tiene mas clara " (...) les cuesta entender gente distinta que están unidas por un estado de ánimo común: siente que tienen derecho a ser ciudadanos completos, a ser tomados en cuenta.
Se puede encadenar a un esclavo, pero no se le puede pedir que ame las cadenas. El miedo es una construcción subjetiva, el objeto que lo despierta tiene la entidad del que le teme, por eso se desvanece cuando se rompe. Contra los consejos de Maquiavelo no es una buena herramienta para gobernar y, cuando lo es, solo dura un breve tiempo". Este párrafo es magistral, porque el ex compañero de ruta Jorge demuestra mucho talento para la ficción, porque inventa una sociedad del miedo, tiene la suficiente habilidad estilística como para mostrarnos nuestras cadenas, tenemos miedo nos dice pero también enojo, esto se acaba, esto se acaba y salimos a la calle para espantar al cuco, "esa construcción subjetiva" en ese acto hay una advertencia que Jorge de manera sutil nos dice: los gobiernos que se mantienen gracias al miedo duran poco, dice con suficiente aplomo como para tranquilizar nuestras conciencias, olvidando o metiendo debajo de la alfombra, lo que duraron las dictaduras latinoaméricanas, ni hablar del gobierno de nuestro vecino Stroessner, que duro treinta años gracias al ejercicio de la política del miedo.

Pero el momento realmente encantador de este texto de es cuando asevera con tono preocupado " Los que protestaban el jueves tienen hijos a los que no saben como explicarles lo que pasa, necesitan decirles que existe una justicia sin Oyarbides y que la ley es la misma para todos. La del otro día fue una marcha contra los propietarios de la razón, contra los dueños de la verdad. (...) Es dificil dialogar con quien cree que esta llevando a cabo una revolución. Es todavía peor cuando esa revolución ni siquiera existe sino en el relato oficial." Este momento tiene un efecto cómico, porque Jorge en su afán de victimizar a las personas que integraron este cacerolazo imposta el tono, sobreactua la situación e insiste con esta cavernícola idea, de que los hijos no saben lo que sucede en el país, acaso se olvida de los colegios tomados, de que los pibes están tanto o más informados que sus padres que se quedaron con el viejo discurso de que los gobiernos nos cagan, son corruptos y no saben o no quieren ver las conquistas civiles, hace falta decirlo: el juicio a las juntas, el matrimonio igualitario, la ley por la identidad de género, por citar las mas controvertidas...  pero claro me olvidaba mi papá siempre me decía- con los militares estabamos mejor...

Los problemas que tiene nuestros país son estructurales, un gobierno no trae la solución para todos los males, aunque la euforia de la gente por momentos para decir que sí, pero lo que hizo estos gobiernos (sucesivos) de Nestor y Cristina es comenzar a inventar un país prácticamente desde la nada, (o acaso se olvidaron de la pesadilla del 2001) por supuesto hay cosas objetables en el gobierno de los Kirchner, pero de ahí a afirmar "quieren dinamitar  el sistema legal, domesticar el parlamento, unificar y controlar a los medios, condicionar a los jueces al nuevo ordenamiento y obtener la reeleción indefinida." me parece una lectura de los hechos demasiado tendenciosa, si en cambio hay cosas atendibles cuando agrega líneas más adelante "(...) es una "revolución" protagonizada por ex funcionarios menemistas, otros de la Alianza, gremialistas de la dictadura, funcionarios grises y escandalosamente corruptos del sur, un vicepresidente que quiso quedarse con la máquina de hacer dinero, una reivindicación absolutamente acrítica  de la violencia política de los 70 y gobernadores de las provincias en las que la democracia no parece haber llegado nunca desde 1983."

El problema de un texto como el de Lanata y muchos otros, es que están más preocupados en bajar una sentencia sobre lo que sucede, que realmente confrontar los hechos con los discursos, las gestiones sobre la realidad y la política sobre las personas. Entonces desde esta perspectiva no hay diálogo posible desde una oposición que es más un deseo que una realidad y a la que solo le interesa poner más palos en la rueda para que todo se derrumbe, como ha sido siempre en nuestra tradición de gobiernos golpistas, como esta sucediendo con el paro de prefectura y gendarmeria que como todos saben es justo en su reclamo, el gobierno no tuvo inconveniente en reconocer su error, pero este hecho rápidamente es leído por nuestros queridos dinosaurios (con ansias de sangre) como una oportunidad para clamar por la revancha, porque estos fósiles de nuestra historia sienten que su dignidad fue mancillada, la insignia de las fuerzas armadas manchadas y el honor desehecho y tienen eco, claro que sí, es el deseo de muchos que este gobierno caiga, a como de lugar.

Lanata se ha convertido en la conciencia moral de este sector de la sociedad, se convirtió en la voz autorizada para hablar de nuestros males, hay quienes dicen que su carrera se comenzó a ir al carajo cuando Lino Patalano lo convocó para su teatro de revista, pero yo creo que eso, en todo caso potenció ese show business del intelectual comprometido, mas preocupado por los efectos de su discurso y de los emprendimientos editoriales y audiovisuales, que el de realmente elaborar un pensamiento sobre los hechos de nuestro país. Fiel a su formación de periodista le gusta vender titulares, enunciar algunos puntos, los más visibles, rebuscar otros y dar la sensación a su audiencia de que están participando del pensamiento.

No quiero ser injusto con Jorge tiene buenas cosas, es astuto, escribe bien y cuando habla sabe generar la atención necesaria para que uno escuche palabra por palabra lo que nos está comunicando. Pero con los años perdió frescura, se le nota demasiado que quiere ajustar cuentas con con su pasado, los entretelones de su derrotero político y profesional en los medios, en la argentina de los últimos  30 años, esta claro que no le importan las contradicciones, ni lo que hizo ni dijo en su pasado belingerante, de periodista de investigación comprometido, con simpatías políticas de centro izquierda. Se ha inventado de nuevo, que no es poco teniendo en cuenta su edad y trayectoria, ahora es Lanata a secas, la caricatura de lo que supo ser.


El texto de Lanata se titula "Y el reclamo fue democracia, más democracia, mejor democracia" pueden hacer su lectura, confrontar con la mía y enriquecer el debate sobre el país que tenemos.
Para leerlo pueden entrar en: http://www.clarin.com/opinion/reclamo-democracia-mejor_0_774522645.html

Algunas de estas fotos que ilustran la nota son de Cecilia Estalles que compartió muchas en faceboock y por las repercusiones de la misma fue censurada en el sitio. Asi que se armo un pequeño video con las fotos y algunas declaraciones de la gente en la marcha, que son más que elocuentes.
El video lo pueden en este link https://www.youtube.com/watch?v=szjNxYY7daY&feature=player_embedded


         

viernes, 17 de agosto de 2012

A veces la felicidad es pura tristeza


                                                        Advertencia: si no viste la película,
                                                        este es el momento para detenerte, pues
                                                        se revelan detalles importantes de la historia.

   "Elvis esta vivo/ me lo dijo un amigo/cuando el sol empezaba a caer/ 
     esta en el cuarto forrado de leopardo dorado/ se queda viendo
     su propio funeral"  

                                                            Elvis esta vivo
                                                            Andres Calamaro
                                                                                                                                                             
                                                              
-cuál es el sentido de hacer una película asi, es un bajón- argumentaba mi cuñado visiblemente perturbado después de haber visto "El Ultimo Elvis".
-y ese... él que te sientas así- contestaba yo sorprendido por su reacción.
-o sea que el objetivo del director es que te bajonees, que te pongas mal.
-jajajaja, bueno esa es su propuesta- fue mi respuesta afectada por la risa.
-o sea que te gusta eso, películas que te hagan sufrir- 
-bueno, bueno...-
-yo quiero que una película me entretenga, que haya acción, tipo la que vimos la otra noche- se refería a la última de Stallone, esa que había filmado con sus amiguetes, una verdadera fiesta de hemoglobina, acción, buenas peleas y algún  que otro buen chiste con mucho guiño autoirónico, hacia las mismas películas con que se hicieron famosos durante las décadas pasadas.
-pero el Ultimo Elvis también te entretiene o si no, no la hubieras terminado de mirar-
-pero es un bajón, el tipo solo...con una vida de mierda-

Quisimos contagiar nuestro entusiasmo al hermano de Mara, evidentemente no lo conseguimos (del todo) había reaccionado frente al film casi como si lo que estuviera viendo le hubiera sucedido a un amigo, había comprado la película con el firme propósito de compartirla con él y no la había vuelto a ver desde el momento de su estreno. Tanto a mi mujer como a mí la película nos había conmovido, confieso que al principio la actuación de John Mc Innerny (el personaje principal) no me convencía del todo, pero en la medida que transcurría el film fui comprando no tanto su actuación sino ese mundo donde la película despliega su historia.
La semana pasada un amigo me dice que la vio y charlamos largo tendido sobre ella, él argumentando los motivos por los cuales le parecía una mala película y yo rescatando lo que me había parecido interesante del film. Tanto la reacción de mi cuñado como lo de mi amigo atraviesan de cabo a rabo esta nota, que no es mas que un efecto de la película en principio y de cierta tendencia estética en el cine local que suscita una pregunta como la de mi cuñado, (quizás el espectador promedio), una persona que disfruta del cine.

¿Alguna vez quisiste ser otra persona? reza el eslogan que acompaña al afiche de la película que junto con el título de la misma, nos orientan como espectadores y no nos da demasiado margen para que leamos la película de otra manera mas que la manera en que el propio film tiene de si mismo.
La historia es sencilla en su forma, hasta se podría agregar que es bastante esquemática y previsible, pero creo que eso al director le tiene sin cuidado porque entiendo que su intensión es que compartamos la rutina de una vida que solo encuentra sentido en las canciones y en el mundo que Elvis supo habitar, a fuerza de talento, carisma, belleza, ingenuidad y la fortuna de que la industria del espectáculo junto con la naciente televisión, estaba en pañales.

La historia de este Elvis suburbano, bien podría ser un blues de Pappo de no mas de tres minutos o un scketch de Capusotto fugaz y corrosivo, también y porqué no, un cuento de Pablo Ramos donde asistimos a las desventuras de este personaje siempre con mucho humor y con el cuidado atento de esa ternura que raspa, que caracteriza a la escritura de Pablo. Digo esto porque la historia de un hombre obsesionado con las canciones de Elvis en un país sudamericano da mas para el humor que para el drama, sobre todo por la ironía implícita del hecho. Después de todo nosotros tuvimos nuestro Elvis, hecho a la medida de nuestra sensibilidad, eso sí nuestro Sandro de ingenuo no tuvo nada y supo trasmutar el rock por el melodrama con fina actuación.

Que no es el caso del personaje de esta película llamado Carlos Gutierrez que tiene una banda tributo, canta muy bien, tiene a su madre en el asilo, es separado, tiene una hija que se llama Lisa y a su ex mujer la llama Priscilla aunque ese no sea su verdadero nombre, como le remarca ella en algún momento del film. No sabe como comunicarse con su hija pero eso no parece ser problema para él, porque tiene un plan y el film es la puesta en escena de ese objetivo, cuando la película comienza la decisión ya esta tomada. No hay duda en ese aspecto salvo cuando su ex mujer y su hija sufren un accidente que lo obliga a volver a su trabajo (que no le gusta)  porque tiene un gasto imprevisto y tiene que posponer su plan.

Físicamente no es muy parecido al Rey pero tiene una voz que tiene su presencia, quizás con más enojo pero también con mas matices porque a nuestro Elvis suburbano le falta todo el glamour y el carisma que el otro tuvo de sobra, por eso en la calidad de su voz se juega  todas las fichas para que la transfiguración sea efectiva, pero nadie lo reconoce ni siquiera su ex mujer.
La lógica del personaje si hay lógica en esto, es que si no puede tener la vida del ídolo, (a pesar de su banda tributo)  va a tener su muerte y esta es la trama de una película que al principio parece ir hacia la comedia pero imprevistamente pega el volantazo y se trasforma en un drama ni sórdido ni miserable tan solo silencioso, irreal y por momentos monótono.

Hay una tendencia en nuestro cine que apareció con Pizza, birra y faso, película que marco un antes y un después y generó un contexto favorable, para que apareciera una camada de autores que patearon el tablero de la producción local, haciendo un cine que antes se pensaba imposible, con poco dinero pero con abundantes ideas. Desde entonces las pantallas se fueron poblando de personas tan reales como nuestros vecinos, más que una estética en cuestión, parecía una reacción saludable frente a un cine prematuramente envejecido, por los estragos de la dictadura,  la endogamía por las mismas ideas miserables sobre la industria, la notoria anemia de historias interesantes, la completa obsecuencia de los medios frente a los estrenos (amiguismo, clientelismo) y las películas tan alejadas del cine como de la vida. Frente a esto el nuevo cine se comenzó a ocupar en mostrar de la manera más veraz posible lo que sucedía en el país y a problematizar sobre la forma , los medios, las estéticas posibles para narrar lo que acontecía. Hubo política si, abiertamente, pero por efecto y lo que parecía militancia en algunos casos, no era más que ética de trabajo.

El último Elvis comparte cierto rasgos estilísticos de este cine, pero lo que era fresco para el panorama local hace más de diez años atrás, en este film de Armando Bó acusa recibo de agotamiento, hay en el desarrollo de la película cierto cansancio en su andar que es tanto del personaje como de la forma que opera el film en mostrar el derrotero de este Elvis suburbano. Hay cierto abuso en los tiempos muertos, porque llega un momento en que no alcanza con solo mostrar al personaje durmiendo, esperando, o comiendo ,etc,  para narrar el vacío de una vida. No es que la manera documental de aproximarse a las escenas no funcione sino que no funciona del todo porque en el film hay dos impulsos, uno de ellos es narrar de la manera más clara posible, el otro impulso se detiene en los silencios, en la morosidad de los detalles en la opacidad del personaje a través de sus rutinas diarias (que son siempre las mismas) y en la música de Elvis que recorre el film como un fantasma efectivo porque gran parte de la película se explica en el mito del rock y en la redención de todo esfuerzo.

Cuando estas líneas se tocan, y problematizan, hay película cuando no, aparece la humanidad de John Mc Innerny para sostener las escenas más dificiles pero la historia de fondo se pierde en su esquematismo y se dejan ver los hilos de la costura, pero son momentos, la historia presenta un plan que debe suceder y esto es lo que hace avanzar la narración, sin suspenso, sin misterio casi con indiferencia la cámara registra el paso a paso del personaje, afortunadamente sin golpes bajos, ni picos dramáticos todo parece suceder en un doble registro. Uno de los aciertos en el trabajo sobre John Mc Innerny, es que su actuación esta en otro código en relación con la economía del relato y  a los otros personajes. Su personaje parece deliveradamente acartonado cuando dice sus parlamentos que en su gran mayoría son frases hechas pero que en esa tosquedad que presenta su actuación, se encuentra la enorme verdad de su trabajo, todo pasa por dentro en un registro íntimo donde el espectador no puede acceder.

Hay cierto grado de enajenación en todo fanatismo pero también de felicidad, como de adolescencia en reproducir las marcas, los gestos de nuestros héroes musicales, todo se explica y se contiene ahí. El destino de las bandas tributo es el de compartir una nostalgia por un tiempo que quizás no se vivió, es un volver al pasado de la manera mas literal posible, por supuesto esta nostalgia tiene su negocio, su rédito, sus seguidores y mucha competencia en relación con otras bandas que se dedican a lo mismo.
El último Elvis parece arrancar por ahí al mostrar esos ambientes, pero no son mas que los primeros minutos como el momento de la fiesta, que es una pena que no haya determinado más, porque daba para mucho esa fauna de dobles de estrellas de rock que dentro del film solo queda como una anécdota pintoresca.

Los momentos donde el personaje principal sale de su acartonamiento, son los que esta con su hija. Cuando se tiene que hacer cargo de ella después del accidente que sufre con la madre, Margarita López (una muy joven actriz)  funciona como una piedra basal donde John Mc innerny raspa su verdad y queda lo esencial. Este encuentro le da matices, brinda información, ahi uno comienza a entender ese deslizamiento de la realidad (por decirlo de alguna manera) que detenta el personaje de manera sutil. En esos momentos la película respira, tiene aire y también cierto humor (por consecuencia) sobre todo en las escenas donde le enseña a jugar al pool, donde despliega una tosquedad y una falta de tacto que despierta mucha ternura y gracia o cuando ella dice -bueno ahora me tengo que dormir- dando por terminada la canción, obviamente de Elvis que el padre canta junto a su cama improvisada en la sala, en uno de los momentos más logrados del film.

Lo que deja bastante que desear es como se retrata la relación que tiene Carlos Gutierrez (Elvis) con sus músicos, porque si hay un lugar conflictivo y polémico para un personaje de la talla como la que propone la historia, ese lugar es dentro de la banda. La película solo decide, que no son mas que músicos contratados y que de alguna manera acatan la idea de que tocan para este Elvis redivivo, porque sino no se entendería una escena como la que muestra el film, donde una de las coristas en un ensayo, le alcanza el teléfono con la actitud solicita de una secretaria mas que de una integrante o soportar en escena los desplantes del cantante porque el sonido no le gusta, porque nadie más que él se queja o por lo menos eso es lo que decide mostrar el director, ahí es donde se deja ver lo más flojo de la película, porque tanto el contexto de los integrantes de la banda, como la de los músicos que tienen bandas tributos, en ese mundo laburante donde se mezcla el oficio con la pasión y tambien la felicidad de despuntar el vicio del rock and roll, son contextos ideales para confrontar a un personaje que toma la decisión de parecerse a ese último Elvis, (gordo, fofo, ajado por las drogas y los desbordes de la fama), montando un plan sistemático de semejanza, buscando engordar para ir a morir en la mansión del Elvis real y para ello va juntando plata, uno imagina que de a  poco, con lo que le entra de sus presentaciones, que le pagan con retrazo y consintiendo en laburar en un trabajo que desprecia, vendiendo sus electrodomésticos, incluso su auto, todo ese sacrificio para ir a Memphis y suicidarse con los mismos 42 años de Elvis.

El riesgo que emprendió Armando Bó es el de convertir esta ironía (esa caricatura implícita) en algo serio, en un drama familiar sobre la incomunicación, la soledad, la paternidad como un estorbo interpuesto ante el deseo de ser alguien y la redención como camino de una muerte solitaria en la casa de los sueños.
La intención de la película es esta, confirmar una idea sobre el sacrificio y la persistencia de llevarla a cabo aunque ese precio sea la muerte. Carlos Gutierrez "El último Elvis" se sacrifica  para acercarse a su ídolo y fundirse en la misma muerte, en el mismo baño , para ello se va desprendiendo de todas sus pertenencias, incluso de su familia, un amor más grande lo aguarda, la escena final subraya esa intención religiosa de entrega final y es el único momento enteramente solemne del film, al narrar el suicidio con ese hermoso aire de gospel de la emblemática canción American trilogy.

No sé si Armando Bó logró su objetivo, no creo que El último Elvis sea una gran película tampoco es mala, se ubica para mí en una categoría de películas queridas e inservibles como todo el cine que me gusta, que adolece de muchos defectos y virtudes contradictorias, eso si, se requiere de una paciencia bastante especial, una que a veces ni yo la tengo.
En cuanto a mi cuñado se que se repuso del mal trago del film, eso no afecto su amor por las canciones de Elvis, las sigue escuchando  y espero pronto nuestra próxima visita a su casa, para compartir la última de Stallone, que promete ser una encantadora fiesta de berretadas, acción como Dios manda y sangre, obvio.





Se sabe que John Mc Innerny tiene una banda tributo llamada Elvis Vive y que originariamente había sido contratado para que sea el couch del actor seleccionado.

Todas las canciones que aparecen en la película son registros en vivo para la filmación, lo cual le da un carácter mas crudo a las canciones y a la interpretación.

Armando Bó participo en el guión de Biutiful de Alejandro Gonzales Iñárritu, de alguna manera El último Elvis comparte el mismo aliento pesado y denso de las películas del directo mexicano.

El último Elvis fue protagonizada por John Mc Innerny, Griceda Siciliani y Margarita López.

El ultimo Elvis fue presentada en el festival de Sundance.

El guión de la película es de Nicolas Giacobone y Armando Bó.

Trailer oficial de la película http://www.youtube.com/watch?v=kGZ1ysL8rAc