martes, 12 de septiembre de 2017

Entre la letra y la sangre: el rock y la política


Primera parte

                                   "Rosa dice que "el texto literario sólo admite lecturas ciegas".
                                    lecturas donde la moral siempre adquiere la forma del relato
                                    y la ética sólo descansa en el estilo"

                                                                                                              Adrian Cangi
                                                                           Nicolás Rosa. Insistencia de lo vital (1)


                   Salvando contadas excepciones las letras de rock son un género bastardeado y no son consideradas literatura en sí mismas, el prejuicio habitual es que muy pocas resisten su lectura independientemente de la música, y de la voz que producen su sentido, detalle atendible pero no es suficiente excusa como para no intentar un acercamiento crítico a este fenómeno, a este trabajo se han dedicado de manera notable Oscar Blanco y Emiliano Scaricaciottoli que en el año 2014 sacaron a la calle un libro que no solo se hace cargo de esta apuesta sino que la redoblan, ya que "Las letras de Rock en la Argentina, de la caída de la dictadura a la crisis de la democracia" (2) tal es la ambición del título- es un libro político en el mejor de los sentidos.

                 Político porque pone en cuestión la noción misma de literatura, dentro de un campo que es considerado más pasto para sociólogos u antropólogos como lo demuestran los estudios que hay al respecto, más que un espacio propicio para el debate, y la investigación literaria. El primer gran acierto de los autores es considerar y tratar a las letras de rock como parte de nuestra tradición literaria. "No ignoramos que el rock es más que una letra -como la literatura sea tal vez más que una palabra escrita-. Pero si para algunos el rock es un vicio para nosotros, además, es literatura". Para los autores que las letras de rock formen parte de la literatura argentina implica que esta producción lírica analizada en diferentes y múltiples bandas, solistas y estilos que va desde comienzo de los 80s a despuntar el siglo XXI son fatal y "dramáticamente políticas".

                 Este es el tema más importante del ensayo, la intervención de la contingencia social e histórica en el imaginario del rock que a su vez denuncia, desnuda, interpela y en sus mejores casos anticipa las crisis sociales. "Un eje que atraviesa la Literatura Argentina a través de toda su historia, se halla en las relaciones entre la literatura y lo social, y desde allí es que la literatura, desde sus inicios (...) es claramente política; lo político-social franquea y marca un surco nítido en la literatura hasta nuestra contemporaneidad". En este párrafo esta condensado perfectamente las intensiones del ensayo que intuye y busca confirmar en su hechura el peso de lo real sobre lo imaginario. Una problemática cara a la literatura en su competencia por la forma o el sentido.

                Si para los autores las letras de rock forman parte de nuestra literatura es porque leen en ellas los rastros de la lucha de lo real en sus diferentes manifestaciones discursivas, y que encuentra en el rock, en sus posibilidades expresivas el vehículo necesario para manifestar la inmediatez, fugaz y contradictoria de la realidad. Tampoco esto quiere decir que el rock sea un fenómeno pasivo que tan solo se limita a reproducir lo que ocurre frente a sus ojos, sino que la misma constitución del género esta atravesado por el agotamiento de los valores de la sociedad burguesa, impotente frente al vértigo del capitalismo que rápidamente ha tomado todos los aspectos posibles del discurso sobre lo real, en este espacio entre los viejos valores y la potencia del relato globalizador, con su canto de sirena sobre el fin de la historia y de las ideologías, aparece el rock como un contra-discurso, como la voz de una fuerza impensada y desestabilizadora que hasta ese momento tan solo era tenida en cuenta como un proyecto de futuro: la juventud, que justamente comenzaba a desprenderse de la tradición, del peso del deber ser, buscando hacer literalmente otra historia.

                Pero la cuestión se complejiza aún más si hablamos de rock en nuestro país, que es un conflicto en sí mismo, porque su historia esta indisolublemente ligada a la historia (con mayúsculas) de la Argentina en los últimos 50 años: de sus comienzos inocentes de puro divertimento a su toma de conciencia en consonancia con el movimiento hippie y contracultural del resto del mundo, de sus implicaciones políticas/alegóricas en tiempo de la dictadura, a su mirada irónica, cínica y hasta desesperanzadamente revulsiva en la recuperación de la democracia, de su poética de la resaca, la denuncia y la deformidad en los 90s, al estallido social del 2001. En esta doble operación esta condensada la ambición del libro, que lee en las letras del rock una crónica del país en los últimos dieciocho años y a la vez una historia del rock en un país como lo es la Argentina.

                 El acercamiento que proponen los autores piensa lo estético en función de lo político, en su incidencia en la vida, en los modos de vida, en el imaginario de la sociedad y en las propias mutaciones del rock en relación  con su pasado "¿Qué puede decir la letra de rock del contexto social? (...) ¿Qué relatan las letras de rock en el periodo presupuesto? (...) Historias de resistencia, historias cuestionadoras, historias de adaptación a las nuevas políticas sociales (...) Crítica costumbrista. Crítica de costumbres y crítica política. O cómo la crítica de costumbres puede constituirse en crítica política en una letra de rock. En definitiva, anticipar el movimiento de la realidad en relación con su motor clandestino, la gran maquinaria de lo Real -lo incognocible, lo no dicho-"  Para Oscar Blanco y Emiliano Scaricaciottoli el poder del rock esta esta en su manera de hablar sin mediaciones, en su insatisfacción , en su lenguaje directo, "en su insistencia en hablar de lo cotidiano, (...) la vida cotidiana como el espacio donde se desnuda, donde se presenta la verdadera cara del sistema."

                 Que las letras de rock sean consideradas literatura implica no solo sus filiaciones, correspondencias y desavenencias con la tradición, sino que más allá de los discursos, "las hablas sociales", la misma especificidad literaria en su recorte sobre lo real es una forma solapada de ficción, es decir el mismo género sea  -policial, terror, ciencia ficción, biografía, crónica, realismo naturalista, etc...- es un artificio de lectura, una construcción literaria, un manera de leer lo indecible del relato del mundo. Que las letras de rock en Argentina (en su gran mayoría) abonen su sensibilidad bajo la forma de la crónica no quiere decir necesariamente que este librada de la ficción, sino que su relación con la verdad, con la veri-dicción se problematiza, porque en ella se libra la batalla sobre la forma. Detalle curioso que los autores en su rigurosidad dejan de lado, no le dan el espacio que se merece dentro de la competencia del libro, dejándose arrastrar por la mirada social, política e histórica, esto implica necesariamente que todas las conclusiones que sacan de las letras analizadas solo sirven para confirmar la incidencia de la posmodernidad, la globalización y del capitalismo salvaje en la vida cotidiana de nuestro país.

                    En este aspecto la lectura que proponen los autores peca de ingenua, ya que solo tienen intenciones de hacer este tipo de lectura, haciéndoles decir a las letras de rock exactamente lo que tienen para decir, no hay un más allá ni tampoco un más acá, tan solo la espesura de lo inmediato, y lo urgente parecería interesarle a Oscar Blanco y a Emiliano Scaricaciottoli. El ensayo en su introducción entre tantos agradecimientos dedica el libro a dos referentes críticos de la literatura vernácula: David Viñas y Nicolás Rosa, dos modos e intensidades de vivir y hacer literatura, quizás en su balanza conceptual el libro se incline más con el primero que con el segundo en sus consideraciones siempre en pie de guerra contra los lugares comunes de la interpretación sobre el pasado, la historia y sus marcas sobre el presente, Nicolas Rosa en cambio siempre más indicernible y esquivo, más atento al delirio de la escritura (3), de la lengua, a la imposibilidad de decir y comprenderlo todo, que es justo lo que el ensayo evita en su apretada economía formal, demasiado apegada a la racionalidad totalizante que no pretende dejar nada librado al azar, no hay vacíos de interpretación en ningún bloque del texto porque todo esta expuesto, explicado, explicitado y vuelto a explicar, el misterio y la sinrazón no tienen lugar en el libro, que dedica su materia prima al rock género .que como todos saben- esta caracterizado por el desenfreno, el descontrol de los sentidos, el frenesí de la intensidad y la disidencia formal.

                  Que el ensayo haya optado por este camino no significa que el contenido del libro no sea interesante y valioso, de hecho lo que dice a lo largo de sus páginas esta bien fundamentado, apoyado en rigurosos datos históricos, sus mejores páginas se encuentran cuando el alambicado y urgente tono de la prosa encuentra el equilibrio entre la información pura y la narración, como ocurre cuando hablan de Bajo Belgrano de Spinetta,  de Clic Modernos de Charly García, o los capitulo dedicados a Virus, Miguel Abuelo, los Redonditos de Ricota y el más que interesante rescate de la poética de Riff, estigmatizados por la violencia ( en la que se vieron sumidos en su momento) y por la virilidad un tanto artificial, actuada, caricaturesca de Pappo que por momentos conspiró contra el verdadero sentido de su lírica, sensible, tosca y profunda. El capitulo sobre Sumo es uno de los mejores de la primera parte porque en ella despliegan de manera orgánica y natural la perspectiva literaria e histórica sin remarcar demasiado las cosas, el tono es justo y el análisis brillante. Decir que Luca con su propuesta de ruptura "volvía extraño el castellano con un acento que denotaba un dejo que hacía recordar más a la extrajería de la inmigración italiana" denota un hilado muy fino, un trabajo esplendido que solapadamente recuerda a Gilles Deleuze y nos lleva a su fascinación por Marcel Proust, a esa enigmática frase del novelista francés  "Los libros hermosos están escritos en una especie de lengua extranjera".

                 El proceso de extrañamiento de la propia materia creativa en este caso -la lengua- es uno de los puntos más altos de este ensayo, también lo es cuando los autores se detienen en Don Cornelio y la zona hablando de su segundo disco Patria o muerte, su mirada es aguda y perspicaz sobre esta poética que narra implícitamente los últimos estertores de la utopía democrática. "Pero, mientras tanto, sobre el telón de fondo del resquebrajamiento del gobierno alfonsinista y las propias relaciones sociales, las letras de Patria o muerte también se construyen a partir de rasgaduras, hendiduras a través de las cuales irrumpen frenéticos detalles de la descomposición generalizada; la fragmentación social afecta a la propia palabra que se parcela y se fracciona imbuida de la lógica social imperante, y siendo al mismo tiempo su expresión (...) Reventar, atacar, revolcar, explotar, vagar, entre basura y antiguas garitas de vigilancia abandonadas, señales de la pasada dictadura militar, olores, gritos, encandilamientos del brillo del fuego, vacío y muerte, que van jalonando claramente un estado de situación de lo social que se expande y se extiende al propio espacio del rock, imbricando un estado de oposición interna".

                     Pero este minucioso análisis comienza a mostrar su umbral interpretativo cuando señala en una nota al pie de página que una de las canciones de este disco puede decir otra cosa, el problema claro está no es la polisemia textual, sino la intencionalidad de la lectura.
 "El tema "Tarado y negro", aunque se refiera a un hombre que trabaja de noche y no puede dormir de día, puede ser interpretado como la descripción de una tensión opositiva entre un pop, del que solo el gesto estúpido de un festejo vacío, y los grupos más contestatarios, que intentan ser expresión de lo negro en que se va constituyendo lo social en esa democracia alfonsinista".
En este contraste esta perfectamente ejemplificado la problemática interna del libro, que no puede y no quiere desandar esta lectura política, que por momentos como este y otros como se vera más adelante roza su propia caricatura.

                    Esta tensión recorre al libro y aparece de manera elocuente cuando se dedican a pensar el fenómeno Soda Stereo, una banda que hizo del culto de la imagen, la frivolidad, y del consumo un fin en si mismo, detalle que no se fue atemperando con el tiempo sino que alcanzó ribetes de elegancia y glamour muy a tono con el esteticismo de cierto cine dark de los 80s (4), en manos de directores que comenzaron sus carreras fogueándose en el mundo de las publicidades, y que utilizaron algunos de estos recursos para la creación de su propio cine. Soda Stereo no tenía una mirada severamente crítica sobre los medios, de hecho su nombre parecía más la marca de un producto estrafalario que el de un grupo de rock, y creo que esa fue la intención desde el inicio, crear un producto acabado, puntilloso y perfeccionista, no en vano tiempo después su proyección en toda latinoamérica y el interés y posterior producción de Carlos Alomar (5) para uno de sus discos más exitosos: "Doble Vida".

                 La mirada del ensayo sobre Soda es crítica y pertinente, percibiendo con lucidez la problemática en la que se veía inmerso la banda: "Empezaba a ser difícil presentarse como moderno y al mismo tiempo criticar esa cuestión como una (im)postura. Se asume en todo caso una contradicción que empezaba a marcar a una clase de joven que teóricamente estaba en contra el consumo pero que sin embargo estaba rodeado de publicidad e incitación al mismo. Los primeros temas de Soda Stereo reflejan esta situación estableciendo una relación ambigua, de amor-odio, con el consumo y la televisión, al mismo tiempo que sus letras se van inflexionando sobre un imaginario modelado por los medios de difusión masiva". Si bien es cierto de que eran muy conscientes del peso de la imagen, de la puesta en escena y de la ilusión del erotismo, se hace dificultoso pensar en ellos como intelectuales al tanto de los debates posmodernos como lo plantean los autores que en su premura llegan a sostener que los Soda Stéreo eran "lectores aplicados de Jean-Francois Lyotard y Gilles Lipovestky".

               Al texto no solo se les nota los hilos con este gesto sino la premura por inscribirlos dentro de una corriente que explique y ponga en contexto las decisiones formales de esta poética, no es equivocado el camino cuando lo vinculan con la película 9 semanas y 1/2, y leen una continuación de la subjetividad del personaje de Mickey Rourke en las letras del grupo, las similitudes conceptuales son pertinentes, el personaje de la película, es un yuppie, un corredor de bolsa huérfano de afectos que encaja perfectamente con la situación retratada en el tema "Prófugos".
"Soda Stereo en cambio expande la marginación como un juego, las subjetividades desplegadas son outsiders pero dentro de su propia clase (media), eligen jugar a ser marginales, a vivir como si fueran delincuentes desplegando esa lógica en las formas de establecer relaciones sociales (...) Es así que Soda Stereo expande que somos parte de un juego deseoso instaurado en una nueva etapa del capitalismo". Lo que análisis deja de lado es el tono existencialista e incluso pesimista del narrador, no ven en ella el dato más relevante de esta sensibilidad, la canción muestra una subjetividad sin asideros, una que ha perdido su lugar, el sentido íntimo de las cosas, la fuga claro esta, es tratar de escapar de la historia, del peso del mundo, la última estrofa deja resonando un pregunta elemental para una época signada por la amarga resignación de los ideales libertarios: "No tenemos donde ir/ somos como un área devastada/ Carreteras sin sentido/ Religiones sin motivo/ Cómo podemos sobrevivir".  

             Que 9 semanas y 1/2 tenga mucho que ver con el escenario que plantean las canciones de Soda es porque comparten un mismo espíritu de época, no es equivocada la presunción de que el imaginario de la banda le deba más a la estética llamada posmoderna. Hay cuestiones temáticas muy presentes en las letras del grupo que no escapan de su tiempo y de los cuales el grupo se hace cargo:el voyeurismo, las relaciones impersonales, el fetichismo de la tecnología, el fin del relato contracultural, la común unión del rock con la industria del entretenimiento, el aislamiento, la muerte del afecto y el tono levemente irónico y festivo de la pose del rock, que gracias a la invención de la MTV puede logra una total conciencia y control de su puesta en escena.  Estas son algunos de los nudos temáticos que Soda utiliza desde su cantera creativa, creando y haciendo posible su propio artificio de percepción, un artificio estilístico, un espacio digno de la mejor ciencia ficción distópica, un lugar donde la mirada solo existe en beneficio de los cuerpos, ya sea desde la persiana americana o el cielo, la cámara cenital sobre la ciudad de la furia, anticipándose al drome, a la mirada policial, a la mirada ubicua y paranoica de las pasiones clandestinas.

            Pero hay un detalle que no hay que pasar por alto, 9 semanas y 1/2 no es un película de David Lynch como creen los autores, sino de Adrian Lyne, el equivoco se encuentra en que en el año 86, se estrenaron tanto esta película como Blue Velvet de Lynch que lo único que tienen en común es el año y cierto trabajo en la iluminación y puesta en escena de decididos tonos azulados, que en Lyne responde a un fuerte esteticismo de la imagen mientras que en Lynch la utilización del color responde al carácter simbólico de la imagen, pero para los autores ya sea por apuro, ignorancia o simplemente porque les da lo mismo, no le dieron importancia a estas diferencias pasando por alto las características estilísticas de estos directores en su afán por conceptualizar críticamente la llamada estética posmoderna.
" De un clima de frescura juguetona que puede guardar la guerra fría, bajo la forma de un misil, en el placard; se pasa a una atmósfera más densa que va a carácterizar a Soda Stereo en el futuro. La densidad de las películas posmodernas de David Lynch: "sufro otra mutación, un color azulado/ algo esta ligándome cuando estoy a tu lado", "Azulado, a su lado cambiaría de color. /A tu lado ". ("Estoy azulado", Nada Personal, Soda Stereo, 1985).

             Pero lo más llamativo de este análisis es que los autores denuncien que esta poética adolece de nostalgia por una totalidad perdida, cuando justamente lo que no hay en Soda Stereo es saudade sobre el pasado, al contrario abrazan el presente y se entregan a sus herramientas con el entusiasmo de la reelaboración, del gusto por el detalle y la búsqueda de medios similares a los media en la construcción erótica de la percepción, en todo caso la mirada del ensayo sobre la banda pareciera estar teñida por esta nostalgia.
"Si el hedonismo posmoderno desplegado por Soda Stereo lleva la marca de los medios masivos, en especial aquellos que como el cine -bajo el formato del video- y la televisión priorizan la imagen, ante su frialdad y dureza -"Busca calor en esa imagen de video" - se intenta contrarrestarlos mediante la sutileza en el manejo del lenguaje (...) Pero, sin embargo, las letras se van conformando mediante un lenguaje que ya esta estructurado, en su lógica interna, mediante los procedimientos del video clip. Las frases se cortan y se suceden en una estética que supone el zapping y el trozado del video clip y que sin embargo añora los tiempos de totalidad, por eso ese vestigio y resto de nostalgia que no deja de contaminarlos".

            La lectura sobre el procedimiento estético es precisa, pero las consecuencias que extraen de ellas tiene una connotación negativa, como si hubiera cierto desdén hacia el fenómeno Soda Stereo, como si en esa mítica pelea de imaginarios los autores se hubieran inclinado más por los Redondos, como si estos últimos fueran un modelo de lucha y subversión  y los otros "la mejor expresión del rock cortesano" complacido y complaciente con el sistema. El párrafo que sigue muestra y demuestra que las herramientas del texto son certeras pero la apreciación conceptual en lugar de abrirse a la problemática, buscar clausurar las preguntas de una manera peligrosamente simplista.
 "Como en los finales del siglo XIX, la novelística argentina, imbuida de una impronta naturalista, dio cuenta de las transformaciones de Buenos Aires como una gran urbe moderna (...) Las letras de Soda Stereo también van a dar cuenta de las transformaciones de Buenos Aires ahora como ciudad posmoderna (...) Soda Stereo da cuenta de la ciudad como un espacio abstracto, vaciado de un contenido que refiera a algo específico (por el contrario, un poco después, por ejemplo, un grupo como Memphis La Blusera va a describir una ciudad plagada de señales barriales y del mundo del trabajo). Buenos Aires se ve susceptible, pero solo desde arriba, la ciudad vista desde arriba, un hombre alado, un Ícaro que descubre que para llegar al sol -el jet set- hay que volar de noche, y de día ocultarse en la city porteña".

           En esta interpretación de Soda Stereo se percibe el límite de lectura al cual se llega, nuevamente hay que recalcar que la dimensión estética no tiene más peso que el de ser el correlato social de las diferentes tempestades políticas, si el libro hubiera detenido un poco más la cuestión estética no estaría tan atada al peso de este sentido histórico que todo el tiempo ofrece la misma salida textual, no porque no haya razón cuando hablan de los efectos del capitalismo más salvaje y la globalización, sino porque el texto no tiene punto de fuga para decir otra cosa que esta, y esta es justa la cuestión más importante, porque "lo realmente otro" en este ensayo es la literatura en su misma especificidad.

         Pero esto es tan solo el comienzo, un libro tan ambicioso y excesivo merece mucho más que una breve reseña, (esa palmadita en la espalda) y esto es lo que propone este ensayo desde su fuerte lectura moral sobre los hechos y su imperativo ético, salir al cruce, e interpelar a la doxa, al sentido común del rock, a su ortodoxia y a la periferia de la literatura nacional, señalando los alcances, influencias, legados y traiciones. Si las letras de rock son consideradas literatura es porque esta última se alimenta de las (siempre en movimiento) capas tectónicas de la realidad, en un mundo donde el discurso del poder ha generado sus propias estrategias discursivas, sus propia ficciones con la cual alimentamos nuestros días. El rock una de las últimas manifestaciones estéticas más interesantes y novedosas del siglo XX, que libra una batalla pírrica sobre el contenido de su forma, este libro pone en escena estas cuestiones, y nos abre un inmenso interrogante:¿De qué hablamos cuando hablamos de Rock?

         



 1- Del libro "Escritos sobre Nicolás Rosa"Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras (2016)               
2-Las Letras de Rock en Argentina, de la caída de la dictadura a las crisis de la democracia (1983-2001) Ediciones Colihue, 2014.

3- "¿Pero cuál es la trampa que acecha a la crítica? Nicolás la menciona varias veces: el delirio, el delirio interpretativo. Porque parece imposible que en algún punto un texto, cualquier texto, no se ponga delirar o que no posea un ápice de delirio. La escritura es el lugar donde la lengua delira (...) Los grandes críticos no deberían temer al delirio: es la única manera de leer el delirio de los grandes textos. Todo gran crítico como Nicolás debe ponerse a delirar con sus textos, y en su propio texto, sin abandonar la razón, desde luego, porque siempre la razón acompaña al delirio como una sombra fiel que certeramente le va guiando los pasos del extravío". 

Sobre el arte del olvido y tres ensayos sobre mujeres de Nicolás Rosa- Jorge Panesi, texto de la presentación del libro El arte del olvido y tres ensayos sobre mujeres.

 4- Hubo una tendencia a comienzo de los 80s de la mano de directores británicos que comenzaron a contaminar la estética cinematográfica, con los recursos del mundo de los anuncios publicitarios y de la naciente estética del video- clip, uno de ellos es hermano de Rydley Scott que dirigió grandes éxitos comerciales tales como "El ansía" film de culto que ponía en escena una historia de vampiros moderna, con un David Bowie muy estilizado, y un cameo de Peter Murphy, cantante de Bahaus haciéndo su mítica performance de la canción "Bela Lugosi is dead", esta película fue un fracaso de taquilla, Tony después mejoró su puntería con films de mucho éxito como Top-Gun, Days of Thunder, El último Boy Scout por citar los más resonantes.
Adrian Lyne es el otro director que comenzó su carrera dirigiendo comerciales y que después se paso al cine, con películas a caballo del video clip, como lo es el film Flashdance, o de contenido adulto como Atracción Fatal, o coqueteando con el erotismo porno-soft, Lolita, o 9 semanas y 1/2, con un tratamiento de la imagen muy cercana a la imagen de los anuncios publicitarios típicos de la época. La única pelicula que sale de su registro habitual es la Escalera de jacob, el intento quizás más cercano de este director a la estética de David Lynch.
El otro director de esta camada es Alan Parker, conocido mejor por ser el responsable tras las cámaras de "The Wall" la magna y megalómana obra de Roger Waters.

5- Carlos Alomar es un músico, guitarrista, compositor y arreglador musical, puertoriqueño-estadounidense, muy conocido por su trabajo con Davi Bowie, también trabajo con Iggy Pop, Paul MacCartney, Mick jagger, y Soda Stereo.   



               

No hay comentarios:

Publicar un comentario