sábado, 17 de noviembre de 2018

Omar Pacheco y el fin de la inocencia

               

                 La noticia me tomo por sorpresa, veía las imágenes en faceboock (1) y no llegaba a entender del todo lo que sucedía, como si el sentido y la articulación del video miraran para lugares opuestos, era un escrache, una puesta en cuestión, un dedo colectivo señalando una situación que en la medida que  los días iban pasando va cobrando mayor relevancia, y lo es más aún con el hecho maldito de que Omar Pacheco se suicido días después de lo acontecido (2). A partir de ahí una catarata de testimonios inundaron las redes, lo del abuso sexual por el cual se movilizaron estas mujeres (alumnas, actrices) era tan solo la punta del iceberg, ya que se desnudaba más de 20 años de manipulación, sometimiento, entrega, amor e incondicionalidad hacia una idea que se presentaba como sublime, trascendental e incluso como remedio para todos los males del mundo. (3)
Pertenecer al Grupo de Teatro Libre era de alguna manera una insignia que se llevaba con orgullo, y distinción, se formaba parte de una élite, que creía haber encontrado el Santo Grial de la estética teatral.
       
   
Un excompañero del grupo que por consecuencia de lo compartido se había transformado en un amigo entrañable cuando estábamos en el GTL, fue el que me aviso de la muerte de Pacheco, la primera reacción fue sorpresa, seguida de estupor y después la amarga presunción de que el acto final del director fue su última manipulación de los hechos, irse a silencio de la manera más cobarde sin la posibilidad de ser interpelado, muestra y demuestra su culpabilidad. No había manera para él de enfrentar los hechos y más aún por la fama que lo precedía como un hombre de su tiempo: de izquierda, exiliado político, vanguardista, comprometido con la causa de los derechos humanos y las madres del dolor (como a él le gustaba decir), alguien que se jactaba de tener una vara moral muy alta y que se creía con el suficiente conocimiento, experiencia y sabiduría como para formar a sus actores dentro de una estética que hacía del control total de la experiencia su moneda de cambio para llegar a lo sublime.

Fui parte del grupo cuando no encontraban un actor dentro de su elenco para el papel que querían en escena, entre al grupo de manera lateral, por dos amigos que eran los referentes del teatro libre con lo cuales nos juntábamos a improvisar con un amigo de ellos que tocaba la flauta traversa. Al calor de esos encuentros fue como les fue ocurriendo a C. y F. que podía ser ese actor posible que andaban buscando. algo inédito para la historia del grupo es que sea aceptado para la obra en cuestión, teniendo en cuenta el celo del director con respecto a su trabajo y sobre todo porque no me había formado con él; detalle que en el tiempo en que estuve en el grupo Pacheco cada vez que tenía la oportunidad  me lo enrostraba hasta que finalmente fue la causa de mi salida, una expulsión solapada, formalmente yo me iba del grupo, era mi decisión pero off de record todo el mundo sabía que me iba porque ya no había espacio para mí en el GTL, no por mis compañeros sino por la paranoia del director que me veía como una amenaza y una posible dispersión para el elenco.

Hice dos obras en el Grupo de Teatro Libre: "La cuna vacía" por la cual fui convocado y "Del otro lado del mar", donde hice un reemplazo, creo estuve dos años o casi, años vividos con mucha intensidad dentro de un grupo de personas que tenía una devoción absoluta por el trabajo y un amor incondicional por Omar Pacheco, amor que por momentos parecía el de los relatos bíblicos del antiguo testamento, amor que continuamente se ponía a prueba, que era celosamente monitoreado por la incandescente mirada de Pacheco, que como el dios de los relatos bíblicos: era impredecible, críptico, caprichoso, iracundo, de una violencia apenas contenida por los espasmos de sus gestos cuando se lo veía enojado o en el trance de alguna emoción.

Debo decir que la primera vez que vi una obra del GTL quede profundamente impactado, ya sabía del grupo por la repercusión que habían tenido sus anteriores trabajos dentro del circuito off, también recuerdo haber visto fotos consternado de su espectáculo más renombrado "Cinco Puertas" y preguntarme cuál era la naturaleza de ese fenómeno teatral que parecía exceder su propia carnadura. De alguna manera algunas de mis preguntas encontraron su posible respuesta cuando presencie el pre-estreno de "Del otro lado del mar", (tengo un registro de mi diario sobre esa experiencia) y las otras cuestiones encontraron su límite y espesor cuando ensayaba con ellos y me sumía en la informe experiencia de una creación teatral bajo las férreas órdenes de Pacheco.

 Creo que la palabra "ensayo" se queda corta con lo que realmente implicaba trabajar con el GTL, los actores no solo estaban comprometidos con sus respectivos papeles, sino en todas las cuestiones operativas de la escenografía, cambios de vestuarios, utilería, e incluso iluminación, uno sabía cuando comenzaba el ensayo pero no cuando iba a terminar. Y todos y cada uno de los implicados tenía sus vidas, responsabilidades, trabajos, familias que atender; pero todos estaban ahí, poniendo el cuerpo y las psiquis por una idea que se les ocurría más noble y más grande que la vida misma. Lo primero que llamo mi atención cuando comenzó mi aventura con ellos, es descubrir en uno de los camerinos de su teatro, una foto grupal de antiguos camaradas donde salvo uno o dos, el resto tenía los rostros completamente tachados, mayor fue mi sorpresa cuando me di cuenta que un fantasmas se cernía sobre el teatro, un fantasmas que tenía que ver con antiguos compañeros, e incluso referentes que se habían ido de muy mala manera, hubo una pelea, un cimbronazo, que sacudió la estantería de la identidad grupal.(4)

 Nadie decía nada en concreto sobre ello, generalmente eran evasivas que se perdían en esas extenuantes horas de ensayo, no estaba mal que el grupo cuidara su privacidad, pero lo que si era raro o sospechoso es que esa foto fuera dejada a propósito, era una clara advertencia, un recordatorio a los futuros miembros, un souvenir amargo que recordaba que el peligro podía vestir ropas amigas, había que estar atento y no confundirse de bando, era claro para todos que una vez que te ibas del grupo era para siempre, y si te ibas eras porque -usando una palabra con la que se engolosinaba Pacheco- era porque habías claudicado, no eras lo suficiente fuerte para soportar la presión de tamaña exigencia estética.

Hay que ser cuidadoso cuando se dice la palabra "estética", el grupo y sobre todo Omar le daba una connotación ética muy fuerte, un imperativo que encontraba en su propia historia militante y de exiliado político la coherencia de un discurso que se pensaba lúcido y autoinmune a la contigencia política, social e incluso económica del país.
Para definir la estética de Pacheco habría que diferenciar el contenido de la forma, o en este caso el discurso de la forma, porque por más que en las obras la palabra estaba velada e incluso prohibida, había un consistente enunciado político, que en su gesto y subrayado funcionaba como un espejo que le devolvía al director la imagen que él buscaba contemplar de sí mismo: la del artista total, romántico, wagneriano, el hacedor de sueños y símbolos del inconsciente social, el demiurgo de las zonas más oscuras del alma.

A nivel formal el director apelaba a la lógica y al montaje del cine, no había un relato líneal,sino más bien fragmentario, pero siempre con un fuerte sentido de la unidad narrativa, donde se conjugaban a nivel plástico y visual un coqueteo con el imaginario romántico, cristiano y comunista: comunista por sus cuadros grupales y su épica del esfuerzo, romántico por la idea de la sublimación del horror y cristiano por su fuerte impronta hacia una estética del dolor. Lo interesante era justamente la convivencia tirante entre la contingencia histórica (los fantasmas del reciente pasado) y el discurso formal que buscaba cerrar todas las heridas de manera absoluta. Detalle del cual Pacheco parecía estar orgulloso, considerándose quizás el único artista que había llegado al fondo del asunto.

Si hay algo que valorar en sus trabajos es la entrega total de sus actores y las vivas contradicciones que sustentaban su discurso. Se pensaba de vanguardia y a nivel formal probablemente lo era, pero a nivel moral seguía regodeándose en la angelización de las víctimas y la demonización de los represores, no había matices, ni contraluces, aunque intento ir por ese camino, su idea de lo sucedido (como la de tantos otros artistas) pecaba de maniquea, buscaba bandos, pero sobre todo traidores que siguió buscando y fabricando cuando el tiempo ya era otro, como un alucinado en una tierra extraña creo que nunca comprendió a su tiempo, como una vez me dijeron unos amigos después de haber visto "La cuna vacía", -Pacheco se quedo en el dolor, no puede salir de ahi- y es cierto, el dolor le da el sentido íntimo a las cosas en un mundo que parece haber salido de quicio, el dolor para Pacheco era la vara con la que medía las cosas, el dolor era la justificación y el relato que sustentaba sus palabras, su entidad, su carisma frente a un grupo de personas huérfanas de todo que buscaban algún tipo de seguridad, certeza y remota esperanza para seguir adelante.

Pacheco no solo estafo a sus alumnos a nivel financiero, sino que también fue una estafa moral, les hizo creer que era el padre putativo que todos necesitaban para robarles sus deseos, sus intimas creencias de cambio, los vampirizo, los des-vitalizó, no en vano el relato de muchos ex integrantes comparten lugares comunes de desesperanzas e impoder. Tampoco se trata de demonizar a Omar Pacheco sino de tratar de comprender como es que durante tanto tiempo tuvo gente a su disposición, personas (algunos hijos de desaparecidos) que estaba dispuesta a dar todo y más aún por la utopía de la redención estética.

No se trata de demonizar a Omar Pacheco sino de tratar de contemplarlo en su más silenciosa e insoportable intimidad, en su rancio resentimiento, en su reprimida sexualidad que hacía uso de su lugar de poder para grotescamente frotarse con sus alumnas, comerlas literalmente como el lobo de los cuentos infantiles, ese es el principal mensaje de esta historia siniestra que hay que atender, hay que cuidarse de los lobos con piel de cordero, de los perversos (en su sentido más adyecto), que se aprovechan de la necesidad, el amor, y el deseo de las personas por un mundo mejor.

Pacheco podría haber sido un político más o un pastor religioso, pero fue un director de teatro, había mucha competencia en ese campo y se hubiera perdido en la multitud, es cierto era buen puestista, un excelente iluminador, pero era un pésimo director no tenía grandes ideas conceptuales, ni sabía como contener los procesos creativos de sus interpretes, por eso era muy hábil tejiendo alianzas con sus actores más experimentados e influyentes, que funcionaban como diques, murallas que bajaban la información a los simples mortales. Pacheco reproducía la misma retórica que Sábato: grandes palabras que a la larga no dicen nada más que el propio narcisismo de los discursos que hacen del arte la guarida para sus sucios secretitos, sus perversas verdades, su pornografía existencial. Ojo con esto no estoy diciendo que Sábato entra en la misma categoría que Pacheco sino más bien señalo que existe una línea muy pero muy finita entre el arte y el engaño, la necesidad y el ideal, y el concepto y lo real, la depravación y la ingenuidad de toda piel sensible que busca denodádamente un poco de verdad en el mundo.
       


1- El escrache esta bien documentado, uno de los ex- históricos del grupo filmó lo que sucedía esa noche en la otra orilla https://www.youtube.com/watch?v=pWmwMkOe_U0, esta es la primera parte, la segunda: https://www.youtube.com/watch?v=rChtd10TOR8
         
2- Si bien no había recibido una denuncia formal al día de su muerte, este fue el comunicado que circulo por la prensa donde quedaba expuesto su método de manipulación y sometimiento, lo curioso que un días después de su muerte nadie reclamaba su cuerpo: https://www.bigbangnews.com/actualidad/Misoginia-abuso-sexual-y-extorsion-las-denuncias-de-las-ex-alumnas-de-Omar-Pacheco-20181105-0004.html

3-Una de las históricas del grupo Carolina Ghiaglazza Sosa publico en Faceboock  "Quién creería que soy del Grupo de Teatro Libre? que trabajé 11 años con Omar Pacheco y quienes lo conocen saben lo que significa trabajar con él pero a quienes no lo conocen les digo significa: sangre, sudor y lágrimas muchas lágrimas. Significa esclavitud, humillación. Para mí (especialmente) Omar Pacheco fue un padre, huérfana de padre y madre desaparecides yo lo amé a él como si fuera mi papá, confié en él más que a todos mis otros grandes y verdaderos amores que no se cansaron de decirme que OP es un perverso, abusador y violento, yo creía en él. Cuando en el año 2000 cobramos una "reparación"  en su momento llamada indemnización por ser hijas de desaparecidos, con toda mi plata y hasta lo que no tenían otrxs diez compañeres compramos el teatro la otra orilla, en la calle Urquiza 122/124 de CABA, di todo todo todo en ese momento y de corazón lo di y no me arrepiento, hasta que me quise ir. Cuando alguien deja de trabajar con él, se va con el nombre de traidor y si es mujer traidora, puta y todos tus secretos revelados, hay que tener mucho coraje para irse de la otra orilla...
Cuando deje el teatro todavía vivía en la casa de a lado pues forma parte de la misma propiedad que nunca subdividimos y que compramos a nombre del TLOO (Teatro la otra orilla), Omar me mandó una carta documento que decía que yo mentía diciendo que lo había comprado y que le debía 10 años de alquiler por el usufructo de la casa. No lo podía creer. Lo leía y no podía creer, lo llame y nos encontramos en un bar para que me diga en la cara lo que decía la carta documento y me negó en la cara y aunque lo insulté lo maldije y le tuve que hacer demandas durante dos años para recuperar algo del dinero, que supongo habrá puesto una nueva víctima, no lo odie nunca. Pero hoy me entero que además de sus alumnas, algunas menores de edad y se me eriza la piel de verme ahí. Gracias a la valentía de un grupo de jóvenes mayoría mujeres que trabajaban para él (como tantes lo hicimos) hacemos este escrache por sus alumnes actuales y espectadores. Para que nadie más sea abusade por Omar Pacheco, les pido que recuerdes que es un estafador perverso y abusador.
Mi nombre es Carolina Ghigliazza.


4-Darío Dolci al cuál no conocí, pero que fue uno de los fundadores del grupo y una mala palabra cuando salio de el, también hizo su descargo 
ESCRACHE PÚBLICO POR ABUSO AL DIRECTOR TEATRAL OMAR PACHECO - Mi testimonio (1982/2004)
La estafa de la técnica teatral, o el arte de repetirse desde hace 36 años, hay algo más convencional?

La técnica, la técnica Pacheco, la téc ni ca!!! Veamos que nos dice el diccionario:
"Conjunto de procedimientos o recursos que se usan en un arte, en una ciencia o en una actividad determinada, en especial cuando se adquieren por medio de su práctica y requieren habilidad."
Otra definición: "Destreza y habilidad de una persona en un arte, deporte o actividad que requiere usar estos procedimientos o recursos, que se desarrollan por el aprendizaje y la experiencia."
Nunca hubo una técnica teatral, lo siento, puede resultar doloroso para quiénes lo siguen creyendo, maravillosos compañeros, hermosas personas de distintas camadas/oleadas durante muchos años, lo que hubo fue una "técnica de la estafa", con un manipulador que está convencido de su locura, y convence, convence por un tiempo, corto, largo.
Nada más conservador que seguir haciendo siempre lo mismo. Aún hoy los actores que han depurado, emprolijado, lo digo con respeto, ví algunos videos últimos, transitan movimientos limpios, suaves, fluídos, controlados, medidos, vacíos, el contenido había sido puesto hace 20 años, ya fue.
Y fue un puñado de acciones/movimientos que no tuvieron desarrollo más que para ponerlos al servicio de la puesta de alto impacto, Omar es un "iluminador", un puestista, que se copia así mismo. obviamente las máquinas de humo son superiores ahora a las que hacían e inventaban mis compañeros/actores de otras épocas, funcionaban con glicerina.
A mi juicio, "Sueños y Ceremonias" fue la única obra que devino en obra producto de una etapa de laboratorio e investigación que duró un año, con mucho laburo diario por parte "exclusivamente" del trabajo creativo de solo dos actores que fueron buscando a tientas distintas acciones, cortas, largas, giros, saltos, desplazamientos, caídas, cortes, (nos quedaban los dedos de los pies quemados por las viejas alfombras, retazos grises y negros, llenas de pulgas del espacio donde ensayabamos).
Era la época de Eugenio Barba, recuerdan algunos? chalinas rojas, sandalias de cuero. Por lo menos Eugenio Barba tenía/tiene cierta humildad, conocimiento y límites, toma los postulados de Grotowsky, hace un nuevo enmarque teórico, anexa/incorpora técnicas de distintas disciplinas artísticas para que se nutran sus actores (teatro katakali, cantos armónicos, coacher vocales, etc) pero claro Eugenio Barba se siente seguro, incorpora, expande.
Nosotros eramos huérfanos, nadie viene porque fue y es un lugar cerrado, y si alguien viene, dura muy poco, el de afuera es un "enemigo" que hace peligrar lo "interno".
Mención aparte el trabajo de la voz. Inexistente porque la palabra estaba detenida.
Acá suceden dos cosas:
1.- En el grupo no se habla, se trabaja, y cuando se habla es de lo que quiere Omar que se hable.
No circula la palabra.
No hay intercambio, diferencia, disentir, porque "detiene el trabajo, lo dispersa, no se llega al estreno, y hay que estrenar".
2.- En el terreno de la actuación, estamos también desolados, solos, se le exige al actor que tenga una sonoridad que represente esas acciones/movimientos, solo un puñado, pero no hay una sola herramienta, ni siquiera un mínimo procedimiento básico de una higiene vocal, es decir, como cuido mi voz, para no terminar la función con afonías, voces lastimadas.
Fui uno de los pocos actores fundacionales, o el único que se animó a tomar clases con una profesional de la voz, y despues de un tiempo se lo conté a Omar, casi con culpa.
No sabíamos siquiera qué vocal es la más abierta, cuál la más cerrada, el funcionamiento de nuestro diafragma, como envolver las palabras con aire, cosas básicas, mínimas, frente a la exigencia extraordinaria que vagaba en la locura de Omar. Y Omar daba clases individuales de foniatría y técnica de la voz! Estoy seguro que los actores/actrices de ahora están tan desprotegidos y angustiados como lo estuvimos todos nosotros.
Pero para qué necesita la voz, si la palabra está detenida. En el trabajo cotidiano porque a Omar no le conviene que circule la palabra. Y en las obras porque el actor/actriz "no llega" a esa instancia sublime, no está a la altura.
Bueno sí, algunas palabras había, digamos todo:
"Carga horaria": más horas para ensayo u otros trabajos como trámites administrativos, bancarios, limpieza del teatro, prensa, arreglos/reparaciones del teatro, eventos para recaudar dinero, etc, etc, etc.
"Limpieza": baños, oficinas, la oficina de Omar, que no entre nadie, limpita, lo hacian casi siempre las mujeres.
"Turnos": cubrir desde las 9 hs de la mañana hasta las 18 hs, en los días de función la atención telefónica, antes le decíamos EL TELÉFONO, para las reservas de entradas. Omar siempre llamaba en distintos horarios para ver si estaba cubierto el turno.
"El Afuera": El enemigo, el otro, el que distrae, el que hace peligrar el proyecto. Eran los vínculos personales, familia, parejas, amigos.
"Incondicional": Yo, el pelado, era un incondicional, tiempo después, me di cuenta de lo que eso significaba y significa "incondicional", estar atados de pies y manos, como cuando alguien es derrotado y se le pide "rendición incondicional". Uno no es incondicional de un amigo, porque la amistad, el amor pone condiciones. En terapia, me preguntan, como te suenan limpieza, turnos, carga horaria, incondicional, trabajo? Me suena a hospital, a regimiento.
Hace 15 años me fui, pude lamerme las heridas, estuve 20 años. Me ayudaron, busqué ayuda, mi maravillosa y hermosa compañera, mi hijo Gino, me reencontré con ex-compañeros de distintas oleadas/camadas.
Soy Darío Dolci, el pelado del GTL, ex-integrante. Portador sano, ojo. Ya no sos Omar, sos PACHECO.

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