viernes, 17 de agosto de 2012

A veces la felicidad es pura tristeza


                                                        Advertencia: si no viste la película,
                                                        este es el momento para detenerte, pues
                                                        se revelan detalles importantes de la historia.

   "Elvis esta vivo/ me lo dijo un amigo/cuando el sol empezaba a caer/ 
     esta en el cuarto forrado de leopardo dorado/ se queda viendo
     su propio funeral"  

                                                            Elvis esta vivo
                                                            Andres Calamaro
                                                                                                                                                             
                                                              
-cuál es el sentido de hacer una película asi, es un bajón- argumentaba mi cuñado visiblemente perturbado después de haber visto "El Ultimo Elvis".
-y ese... él que te sientas así- contestaba yo sorprendido por su reacción.
-o sea que el objetivo del director es que te bajonees, que te pongas mal.
-jajajaja, bueno esa es su propuesta- fue mi respuesta afectada por la risa.
-o sea que te gusta eso, películas que te hagan sufrir- 
-bueno, bueno...-
-yo quiero que una película me entretenga, que haya acción, tipo la que vimos la otra noche- se refería a la última de Stallone, esa que había filmado con sus amiguetes, una verdadera fiesta de hemoglobina, acción, buenas peleas y algún  que otro buen chiste con mucho guiño autoirónico, hacia las mismas películas con que se hicieron famosos durante las décadas pasadas.
-pero el Ultimo Elvis también te entretiene o si no, no la hubieras terminado de mirar-
-pero es un bajón, el tipo solo...con una vida de mierda-

Quisimos contagiar nuestro entusiasmo al hermano de Mara, evidentemente no lo conseguimos (del todo) había reaccionado frente al film casi como si lo que estuviera viendo le hubiera sucedido a un amigo, había comprado la película con el firme propósito de compartirla con él y no la había vuelto a ver desde el momento de su estreno. Tanto a mi mujer como a mí la película nos había conmovido, confieso que al principio la actuación de John Mc Innerny (el personaje principal) no me convencía del todo, pero en la medida que transcurría el film fui comprando no tanto su actuación sino ese mundo donde la película despliega su historia.
La semana pasada un amigo me dice que la vio y charlamos largo tendido sobre ella, él argumentando los motivos por los cuales le parecía una mala película y yo rescatando lo que me había parecido interesante del film. Tanto la reacción de mi cuñado como lo de mi amigo atraviesan de cabo a rabo esta nota, que no es mas que un efecto de la película en principio y de cierta tendencia estética en el cine local que suscita una pregunta como la de mi cuñado, (quizás el espectador promedio), una persona que disfruta del cine.

¿Alguna vez quisiste ser otra persona? reza el eslogan que acompaña al afiche de la película que junto con el título de la misma, nos orientan como espectadores y no nos da demasiado margen para que leamos la película de otra manera mas que la manera en que el propio film tiene de si mismo.
La historia es sencilla en su forma, hasta se podría agregar que es bastante esquemática y previsible, pero creo que eso al director le tiene sin cuidado porque entiendo que su intensión es que compartamos la rutina de una vida que solo encuentra sentido en las canciones y en el mundo que Elvis supo habitar, a fuerza de talento, carisma, belleza, ingenuidad y la fortuna de que la industria del espectáculo junto con la naciente televisión, estaba en pañales.

La historia de este Elvis suburbano, bien podría ser un blues de Pappo de no mas de tres minutos o un scketch de Capusotto fugaz y corrosivo, también y porqué no, un cuento de Pablo Ramos donde asistimos a las desventuras de este personaje siempre con mucho humor y con el cuidado atento de esa ternura que raspa, que caracteriza a la escritura de Pablo. Digo esto porque la historia de un hombre obsesionado con las canciones de Elvis en un país sudamericano da mas para el humor que para el drama, sobre todo por la ironía implícita del hecho. Después de todo nosotros tuvimos nuestro Elvis, hecho a la medida de nuestra sensibilidad, eso sí nuestro Sandro de ingenuo no tuvo nada y supo trasmutar el rock por el melodrama con fina actuación.

Que no es el caso del personaje de esta película llamado Carlos Gutierrez que tiene una banda tributo, canta muy bien, tiene a su madre en el asilo, es separado, tiene una hija que se llama Lisa y a su ex mujer la llama Priscilla aunque ese no sea su verdadero nombre, como le remarca ella en algún momento del film. No sabe como comunicarse con su hija pero eso no parece ser problema para él, porque tiene un plan y el film es la puesta en escena de ese objetivo, cuando la película comienza la decisión ya esta tomada. No hay duda en ese aspecto salvo cuando su ex mujer y su hija sufren un accidente que lo obliga a volver a su trabajo (que no le gusta)  porque tiene un gasto imprevisto y tiene que posponer su plan.

Físicamente no es muy parecido al Rey pero tiene una voz que tiene su presencia, quizás con más enojo pero también con mas matices porque a nuestro Elvis suburbano le falta todo el glamour y el carisma que el otro tuvo de sobra, por eso en la calidad de su voz se juega  todas las fichas para que la transfiguración sea efectiva, pero nadie lo reconoce ni siquiera su ex mujer.
La lógica del personaje si hay lógica en esto, es que si no puede tener la vida del ídolo, (a pesar de su banda tributo)  va a tener su muerte y esta es la trama de una película que al principio parece ir hacia la comedia pero imprevistamente pega el volantazo y se trasforma en un drama ni sórdido ni miserable tan solo silencioso, irreal y por momentos monótono.

Hay una tendencia en nuestro cine que apareció con Pizza, birra y faso, película que marco un antes y un después y generó un contexto favorable, para que apareciera una camada de autores que patearon el tablero de la producción local, haciendo un cine que antes se pensaba imposible, con poco dinero pero con abundantes ideas. Desde entonces las pantallas se fueron poblando de personas tan reales como nuestros vecinos, más que una estética en cuestión, parecía una reacción saludable frente a un cine prematuramente envejecido, por los estragos de la dictadura,  la endogamía por las mismas ideas miserables sobre la industria, la notoria anemia de historias interesantes, la completa obsecuencia de los medios frente a los estrenos (amiguismo, clientelismo) y las películas tan alejadas del cine como de la vida. Frente a esto el nuevo cine se comenzó a ocupar en mostrar de la manera más veraz posible lo que sucedía en el país y a problematizar sobre la forma , los medios, las estéticas posibles para narrar lo que acontecía. Hubo política si, abiertamente, pero por efecto y lo que parecía militancia en algunos casos, no era más que ética de trabajo.

El último Elvis comparte cierto rasgos estilísticos de este cine, pero lo que era fresco para el panorama local hace más de diez años atrás, en este film de Armando Bó acusa recibo de agotamiento, hay en el desarrollo de la película cierto cansancio en su andar que es tanto del personaje como de la forma que opera el film en mostrar el derrotero de este Elvis suburbano. Hay cierto abuso en los tiempos muertos, porque llega un momento en que no alcanza con solo mostrar al personaje durmiendo, esperando, o comiendo ,etc,  para narrar el vacío de una vida. No es que la manera documental de aproximarse a las escenas no funcione sino que no funciona del todo porque en el film hay dos impulsos, uno de ellos es narrar de la manera más clara posible, el otro impulso se detiene en los silencios, en la morosidad de los detalles en la opacidad del personaje a través de sus rutinas diarias (que son siempre las mismas) y en la música de Elvis que recorre el film como un fantasma efectivo porque gran parte de la película se explica en el mito del rock y en la redención de todo esfuerzo.

Cuando estas líneas se tocan, y problematizan, hay película cuando no, aparece la humanidad de John Mc Innerny para sostener las escenas más dificiles pero la historia de fondo se pierde en su esquematismo y se dejan ver los hilos de la costura, pero son momentos, la historia presenta un plan que debe suceder y esto es lo que hace avanzar la narración, sin suspenso, sin misterio casi con indiferencia la cámara registra el paso a paso del personaje, afortunadamente sin golpes bajos, ni picos dramáticos todo parece suceder en un doble registro. Uno de los aciertos en el trabajo sobre John Mc Innerny, es que su actuación esta en otro código en relación con la economía del relato y  a los otros personajes. Su personaje parece deliveradamente acartonado cuando dice sus parlamentos que en su gran mayoría son frases hechas pero que en esa tosquedad que presenta su actuación, se encuentra la enorme verdad de su trabajo, todo pasa por dentro en un registro íntimo donde el espectador no puede acceder.

Hay cierto grado de enajenación en todo fanatismo pero también de felicidad, como de adolescencia en reproducir las marcas, los gestos de nuestros héroes musicales, todo se explica y se contiene ahí. El destino de las bandas tributo es el de compartir una nostalgia por un tiempo que quizás no se vivió, es un volver al pasado de la manera mas literal posible, por supuesto esta nostalgia tiene su negocio, su rédito, sus seguidores y mucha competencia en relación con otras bandas que se dedican a lo mismo.
El último Elvis parece arrancar por ahí al mostrar esos ambientes, pero no son mas que los primeros minutos como el momento de la fiesta, que es una pena que no haya determinado más, porque daba para mucho esa fauna de dobles de estrellas de rock que dentro del film solo queda como una anécdota pintoresca.

Los momentos donde el personaje principal sale de su acartonamiento, son los que esta con su hija. Cuando se tiene que hacer cargo de ella después del accidente que sufre con la madre, Margarita López (una muy joven actriz)  funciona como una piedra basal donde John Mc innerny raspa su verdad y queda lo esencial. Este encuentro le da matices, brinda información, ahi uno comienza a entender ese deslizamiento de la realidad (por decirlo de alguna manera) que detenta el personaje de manera sutil. En esos momentos la película respira, tiene aire y también cierto humor (por consecuencia) sobre todo en las escenas donde le enseña a jugar al pool, donde despliega una tosquedad y una falta de tacto que despierta mucha ternura y gracia o cuando ella dice -bueno ahora me tengo que dormir- dando por terminada la canción, obviamente de Elvis que el padre canta junto a su cama improvisada en la sala, en uno de los momentos más logrados del film.

Lo que deja bastante que desear es como se retrata la relación que tiene Carlos Gutierrez (Elvis) con sus músicos, porque si hay un lugar conflictivo y polémico para un personaje de la talla como la que propone la historia, ese lugar es dentro de la banda. La película solo decide, que no son mas que músicos contratados y que de alguna manera acatan la idea de que tocan para este Elvis redivivo, porque sino no se entendería una escena como la que muestra el film, donde una de las coristas en un ensayo, le alcanza el teléfono con la actitud solicita de una secretaria mas que de una integrante o soportar en escena los desplantes del cantante porque el sonido no le gusta, porque nadie más que él se queja o por lo menos eso es lo que decide mostrar el director, ahí es donde se deja ver lo más flojo de la película, porque tanto el contexto de los integrantes de la banda, como la de los músicos que tienen bandas tributos, en ese mundo laburante donde se mezcla el oficio con la pasión y tambien la felicidad de despuntar el vicio del rock and roll, son contextos ideales para confrontar a un personaje que toma la decisión de parecerse a ese último Elvis, (gordo, fofo, ajado por las drogas y los desbordes de la fama), montando un plan sistemático de semejanza, buscando engordar para ir a morir en la mansión del Elvis real y para ello va juntando plata, uno imagina que de a  poco, con lo que le entra de sus presentaciones, que le pagan con retrazo y consintiendo en laburar en un trabajo que desprecia, vendiendo sus electrodomésticos, incluso su auto, todo ese sacrificio para ir a Memphis y suicidarse con los mismos 42 años de Elvis.

El riesgo que emprendió Armando Bó es el de convertir esta ironía (esa caricatura implícita) en algo serio, en un drama familiar sobre la incomunicación, la soledad, la paternidad como un estorbo interpuesto ante el deseo de ser alguien y la redención como camino de una muerte solitaria en la casa de los sueños.
La intención de la película es esta, confirmar una idea sobre el sacrificio y la persistencia de llevarla a cabo aunque ese precio sea la muerte. Carlos Gutierrez "El último Elvis" se sacrifica  para acercarse a su ídolo y fundirse en la misma muerte, en el mismo baño , para ello se va desprendiendo de todas sus pertenencias, incluso de su familia, un amor más grande lo aguarda, la escena final subraya esa intención religiosa de entrega final y es el único momento enteramente solemne del film, al narrar el suicidio con ese hermoso aire de gospel de la emblemática canción American trilogy.

No sé si Armando Bó logró su objetivo, no creo que El último Elvis sea una gran película tampoco es mala, se ubica para mí en una categoría de películas queridas e inservibles como todo el cine que me gusta, que adolece de muchos defectos y virtudes contradictorias, eso si, se requiere de una paciencia bastante especial, una que a veces ni yo la tengo.
En cuanto a mi cuñado se que se repuso del mal trago del film, eso no afecto su amor por las canciones de Elvis, las sigue escuchando  y espero pronto nuestra próxima visita a su casa, para compartir la última de Stallone, que promete ser una encantadora fiesta de berretadas, acción como Dios manda y sangre, obvio.





Se sabe que John Mc Innerny tiene una banda tributo llamada Elvis Vive y que originariamente había sido contratado para que sea el couch del actor seleccionado.

Todas las canciones que aparecen en la película son registros en vivo para la filmación, lo cual le da un carácter mas crudo a las canciones y a la interpretación.

Armando Bó participo en el guión de Biutiful de Alejandro Gonzales Iñárritu, de alguna manera El último Elvis comparte el mismo aliento pesado y denso de las películas del directo mexicano.

El último Elvis fue protagonizada por John Mc Innerny, Griceda Siciliani y Margarita López.

El ultimo Elvis fue presentada en el festival de Sundance.

El guión de la película es de Nicolas Giacobone y Armando Bó.

Trailer oficial de la película http://www.youtube.com/watch?v=kGZ1ysL8rAc